Si a los peligros potenciales que de por sí entraña una vivienda se suma la curiosidad infantil de los niños que, con demasiada frecuencia, todo lo tocan, el resultado no es otro que unos padres obsesionados con los posibles accidentes domésticos en los que pueden verse envueltos sus hijos.
Ahora que nos vemos obligados a pasar más tiempo en casa por las circunstancias de la pandemia, antes de que llegue a ocurrir cualquier perqueño accidente conviene poner en marcha un plan de seguridad en nuestro hogar. De esta forma, la integridad de nuestos pequeños se encontrará mucho más asegurada.
Cuando en una casa viven niños, los posibles riesgos que la vivienda encierra se maximizan. Para evitar accidentes infantiles, sobre todo si se trata de niños inquietos que no dejan títere con cabeza, los padres suelen desesperarse porque necesitan más ojos de los que tienen para seguir de cerca el ritmo y los movimientos de los menores y, al mismo tiempo, continuar con sus propias tareas.
Reglas básicas para una casa a prueba de niños
A ningún padre se le escapa que existen unas reglas mínimas básicas para no dar pie a los niños a provocar cualquier tragedia. Es decir, a ninguno se le ocurrirá dejar los medicamentos, objetos punzantes o cortantes y los productos de limpieza al alcance de los más pequeños. Sin embargo, la imaginación o la simple curiosidad de los niños van mucho más allá. Además, nadie está a salvo de un descuido puntual, tal como dejar una pastilla olvidada en la mesilla de noche o un rastro de producto limpiador en el suelo, que los niños no cesan de tocar.
Seguridad en la cuna
Desde los primeros meses de vida de los bebés hay que tomar una serie de medidas de seguridad, principalmente en lo que se refiere a la compra de los utensilios que el niño va a utilizar.
En este sentido, es importante sobre todo que la cuna, en la que el niño va a pasar buena parte del día, cumpla unos requisitos. Una de estas exigencias resulta evidente, pero hay que tenerla en cuenta desde el mismo local comercial en el que se va a adquirir.
Se trata de que exista una distancia entre los barrotes tal que el pequeño no pueda introducir su cabecita entre ellos, ya que podría quedar colgando y apresado, con los consiguientes riesgos de asfixia. Por otro lado, es conveniente que el colchón sea del mismo tamaño que la cuna, ya que el niño también podría quedar encajado entre ambos. Estas preocupaciones de los padres se salvan optando por productos de marcas especializadas y, por supuesto, homologadas, además de haciendo todas las preguntas que se consideren oportunas al personal de la tienda. Son expertos y lo comprenderán.
Juguetes seguros
Es habitual, por otra parte, que encima de la cuna se coloquen juguetes o sonajeros móviles y musicales. Éstos no deben tener cuerdas que el niño pueda alcanzar ni objetos que puedan desprenderse, ni de gran tamaño, pues les golpearían al caer, ni pequeños, porque el niño podría ahogarse. Esta última característica es esencial en cualquier edad.
Por este motivo, resulta indispensable que cada niño utilice los juguetes propios de su edad, no los de sus hermanos mayores, que no están diseñados específicamente para ellos. Aunque parezca mentira, esta sencilla recomendación podría salvarnos de más de un susto.
Cudiados durante el baño
Cuando los niños tienen todavía una escasa movilidad, lo más apremiante es extremar los cuidados y la atención mientras se baña al niño. Los padres no deben apartar la mirada del pequeño ni un momento, ni hacer varias cosas a la vez como hablar por teléfono, ni siquiera por uno inalámbrico o móvil.
Si hubiera que abrir la puerta a una visita inesperada, por ejemplo, el adulto debe llevar al menor consigo, nunca dejarle solo en el agua.
Accesorios de bebé
Además, periódicamente los padres habrán de revisar el estado de chupetes y biberones, para que no se produzcan desprendimientos de pequeños trozos de goma como consecuencia de los mordiscos del pequeño. De todos modos, mientras el niño no gatea ni anda, los padres pueden permitirse relajarse durante periodos más largos que los que tendrán a medida que el niño vaya creciendo.
Primeros gateos: consejos de seguridad
Un consejo para los padres es que dejen a los niños tocar a su antojo muebles, paredes e incluso objetos cuando comienzan a gatear, pues el tacto es una de las principales maneras que tienen a esta edad de aprender y relacionarse con lo que les rodea. Eso sí, también deben tomar ciertas precauciones.
Por un lado, es imprescindible que los padres tengan siempre en mente que la altura de los niños no es la suya propia. Es decir, que esa esquina saliente del mueble del salón o de tal silla puede ocasionarle como mínimo un buen chichón, mientras que a un adulto sólo le haría, en un caso extremo, dar un traspiés.
Es necesario que todos los enchufes, muy a mano de los pequeños de la casa, estén tapados; que las esquinas de los muebles se cubran y que no existan recovecos en los que puedan introducir sus dedos o manos, y que no se dejen cables, manteles o paños decorativos colgantes, ya que los niños sentirán la para ellos irresistible tentación de tirar de ellos y arrastrar así todo lo que esté colocado encima, y que posiblemente caerá sobre sus cabezas.
Objetos de riesgo en casa
Otras medidas esenciales son recoger siempre los objetos peligrosos en potencia después de usarlos, como costureros, cubiertos, bolsas de plástico o de basura, o ceniceros; nunca dejar pequeños electrodomésticos como la plancha o el secador del pelo al alcance de los pequeños o cerca de grifos o lavabos; instalar topes en las puertas para impedir que los niños jueguen a abrirlas y cerrarlas, porque existen muchas probabilidades de que alguno se pille los dedos en el intento, y mantener cerrados con llave los armarios o cajones que los niños pudieran abrir, además de los que contengan elementos específicos de riesgo, como las citadas medicinas o líquidos para la limpieza, a lo que también hay que añadir cosméticos, bebidas alcohólicas, cigarrillos… Éstos deberán permanecer en alturas inaccesibles.
Cuando comienzan a andar
Cuando los niños comienzan a andar, estos consejos aún adquieren mayor validez. Entonces hay que evitar también dejar objetos tirados por el suelo que pudieran hacer tropezar a los pequeños justamente cuando están dando sus primeros paso.Para ello, es importante inculcar a los niños desde pequeños la necesidad de ser ordenados, para que no dejen desperdigados sus juguetes por toda la casa.
Para este fin resultan muy útiles los grandes cajones coloridos en los que guardarlos. Sin embargo, los padres los deben elegir divertidos pero útiles: deben poseer ventilación, por si alguno se le ocurre la brillante idea de encerrar a su hermanito pequeño dentro, y tapas que no puedan golpearles los dedos o la cabeza.
Cuidado con balcones y ventanas
Tampoco se deben dejar ventanas abiertas. En los balcones, nunca se han de apilar cajas o colocar sillas a las que los niños puedan subirse. Además, tanto en ventanas como en balcones, es útil colocar pegatinas para que los niños comprendan visualmente que los cristales les impiden el paso.
A pesar de la puesta en marcha de todos estos consejos, no se puede tener la seguridad plena de que los niños de la casa, el día menos pensado, no van a provocar algún accidente de mayor o menor magnitud en cuanto los padres o cuidadores se descuiden un instante.
Por ello, se recomienda tener siempre a mano una lista con los teléfonos que resultarán útiles en este supuesto: Urgencias, Bomberos, Ambulancias, Servicio de Toxicología, Policía, Pediatra…
Elena Mohíno
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