¡Vienen los Reyes Magos! Una vez al año sus mágicas majestades dejan Oriente y viajan alrededor de todo el mundo para hacer realidad los sueños de los niños. Pequeñas ilusiones que han llegado a su conocimiento gracias a las cartas redactadas previamente. Juguetes, ropa nueva, o artilugios para aprender como telescopios. Todo cabe en estas misivas.
Una oportunidad que no solo ha de aprovecharse para pedir artículos de diversión. La redacción de la carta a los Reyes Magos puede ser el equilibrio entre el ocio y la utilidad. Un momento para reflexionar sobre todas las necesidades que existen y que pueden ser cubiertas gracias a la visita de sus mágicas majestades.
Reflexión antes de escritura
Son tantos los anuncios que bombardean a los niños durante el año, y especialmente en Navidad, que en pocas ocasiones se paran a pensar qué necesitan o qué es lo que realmente quieren. Antes de ponerse a escribir a los Reyes Magos, los padres deben invitar a hacer una lista con todo aquello que sean y, a partir de aquí, seleccionar lo que de verdad les haga ilusión.
Para ello la elección de esta lista debe ir acompañada de preguntas como «¿puedo compartirlo con mis amigos?» «¿cuántas veces voy a usarlo en realidad?» Otra cuestión que debe tenerse en cuenta es la utilidad del regalo. Por ejemplo, si este además de divertir también les pone a hacer ejercicio o pueden aprender gracias a ellos. Un entretenimiento que además les da otro añadido.
Por último, los padres también deben invitar a reflexionar a los hijos sobre lo que de verdad necesitan haciéndoles ver que la carta a los reyes magos no es un papel en blanco en el que cabe todo. Se trata de un momento para la ilusión, sí, pero esto no quiere decir que puedan pedir muchos regalos caros. En última instancia también hay que recordar que esta redacción es algo que corresponde a los más pequeños y no a los mayores, una oportunidad de que ellos plasmen lo que realmente quieren.
Regalos responsables
Como ya se ha dicho, hay que pensar en la utilidad del regalo. Por ejemplo, si el niño pide un juego de mesa hay que hacer que el pequeño piense cuándo lo va usar, cuántas veces va a utilizarlo y si este puede ser empleado por más miembros de la casa. Una oportunidad de que el menor piense realmente en este factor.
Después, algunos tipos de regalos también llevan aparejadas una serie de normas. Un buen ejemplo en este sentido es un smartphone o una tablet. Los hijos, en especial los adolescentes, deben ser conscientes de las responsabilidades que se encontrarán una vez que los tengan en sus manos. Un contrato que deben «firmar» para ver que más allá del factor «diversión» existen otros elementos incluidos en el regalo.
Damián Montero
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