La lectura es una de las enseñanzas que todo padre quiere transmitir a sus hijos. Los más pequeños de la casa pueden beneficiarse de estas habilidades de múltiples formas, desde poder vivir increíbles aventuras en otros mundos, hasta comprender el texto que frente a ellos se exhibe en el colegio y poder tener un mayor éxito escolar en los exámenes.
¿Cómo potenciar el hábito lector de los más pequeños? El primer paso según la encuesta Scholastic para saber qué futuro se puede esperar en este sentido es volver la vista y comprobar cuántos libros en casa. En este trabajo se ha encontrado un vínculo entre el número de volúmenes que hay en un hogar y el gusto por estas páginas en los más pequeños.
Más libros, más lectura
Esta encuesta contó con la presencia de 2.500 familias en donde se presentaban niños de entre 6 y 17 años. Dentro de estos núcleos se tuvo en cuenta la media de libros en los hogares y la evolución lectora de los niños en el futuro, si estos utilizaban los libros de forma asidua o no.
En aquellas familias donde los niños tenían un menor hábito de lectura, la media de ejemplares en estos hogares era de 192. Según los datos de esta investigación la media de los hogares con los hijos que mayor uso de libros hacen se sitúa en 205 ejemplares. Sin embargo, la mera presencia de estos compañeros de papel no asegura que un niño se convierta en lector asiduo.
La encuesta también demostró que otros factores como la frecuencia lectora de los padres o permitir que los niños elijan otro ejemplar distinto al que le han mandado en el colegio, y más acorde a sus gustos, también favorece la potenciación de estas habilidades. De entre todos los aspectos estudiados la presencia de libros electrónicos fue señalada como el de menor influencia.
Fomento de la lectura en casa
Si bien la presencia de libros en casa se ha determinado como elemento que tiene influencia en el hábito lector de los niños, hay otras técnicas con las que potenciar esta costumbre:
– Predicar con el ejemplo. Los niños siempre se miran en el espejo que son sus padres, por ello si tienen un ejemplo de figura lectora hay una mayor posibilidad de que integren este hábito.
– Dejar que elijan. Hay tantos géneros como gustos, dejar que el niño descubra el suyo y permitir que se sumerja en estas páginas hará más ameno el momento de la lectura.
– Compartir esta experiencia con ellos. Tras terminar un capítulo o un libro sentarse junto a ellos y preguntar por su visión sobre esta experiencia los animará a seguir con ella al sentir que pueden compartir esta vivencia con sus padres.
– Incluir los libros en sus vidas desde pequeños. Leer a los más pequeños hacen que empiecen a sentir curiosidad por estos amigos de papel a edades muy tempranas y que los tengan en cuenta como un elemento más de sus vidas.
Damián Montero
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