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Cambios en los niños a los 3 años: cómo enseñarles a relacionarse

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Para ser felices, los niños necesitan adaptarse personal y socialmente al entorno que les rodea. En una cultura como la nuestra, donde la vida social es muy complicada, las capacidades sociales que adquieran los niños a partir de los 3 años pueden llegar a tener una gran importancia. A los 3 años es el momento de enseñarles a relacionarse.

Son muchos los rasgos de la personalidad que influyen en el futuro de los niños. La facilidad para relacionarse, de salir adelante o aprender de los errores… son algunos de los cambios en los niños de 3 años.

Mediante la estimulación los padres podemos incidir en gran medida en la adquisición de las capacidades sociales y en el fortalecimiento de las disposiciones innatas, como la independencia, la capacidad social de respuesta (la sonrisa siempre a punto), el esmero, el carácter sosegado y la confianza en sí mismo.

Cambios en los niños a los 3 años

A partir de los dos años, la personalidad de los hijos ya se perfila claramente. Es una persona individual y un miembro de la familia, cuya conciencia de sí mismo se encuentra en pleno periodo de expansión (socialización). Ya es capaz de valorar sus logros, sus capacidades y sus habilidades en cada uno de los actos que realiza.

También tiende a definirse por lo que sabe hacer y la perfección con lo que lo hace, tanto en lo físico como en la comunicación, la destreza manual, la pericia o sus pensamientos. En cuanto a las conductas sociales se refiere, de los dos años en adelante se producen grandes avances.

Mientras que el niño de dos años aún se está independizando y necesita bastante vigilancia y ayuda, a partir de los tres años, en cambio, no siente tanto apego hacia los padres, por lo que se muestra más independiente.

Amigos con tres años

A esta edad podemos observar como establece relaciones más sociales con otros niños. Aprenderá a jugar esperando que le corresponda el momento de participar, su turno. Esto implica que los juegos colectivos le empiezan a gustar. Aunque no le agrade es capaz de esperar cuando un niño utiliza un juego que él también quiere usar.

Al comenzar los dos años los niños siguen haciendo poco caso a las prohibiciones, pero será durante este año que irá comprendiendo el sentido de lo que puede y no puede hacer, de lo prohibido y no prohibido.

Es el momento de ir enseñándoles a respetar a quienes le rodean (mediante el respeto de turnos, prestar juguetes, no mostrarse agresivo), a relacionarse con otras personas (saludando y despidiéndose, pidiendo las cosas por favor), y a expresar los propios sentimientos…

Cuestión de motivación: cómo enseñarles a relacionarse

Un forma de motivar el desarrollo de su sociabilidad es el aplauso y el reconocimiento. Esta técnica le permitirá irse acostumbrando a tratar con los demás. Alabándole cuando preste sus cosas, haga un favor… comprenderá claramente cómo debe actuar y qué es lo que está bien.

Y si no lo consigue, tampoco hay que tirar la toalla… lo más probable es que en muy poco tiempo ya lo haya conseguido. Además, a lo largo de este año cambiará su actitud y comenzará a aceptar la ayuda de los demás. A los tres años le gusta que le atiendan al instante pero, poco a poco, aprenderá a esperar y controlar más sus impulsos.

Ejercicios para niños de 3 años: la sociabilidad

1. Saludar. De los dos años en adelante es importante seguir reforzando algunas habilidades que probablemente ya adquirido hace tiempo. Por ello, es importante seguir enseñando al niño a saludar a la gente cuando llegue a un sitio y también a despedirse.

2. Buena educación. En casa conviene practicar a modo de juego algunas situaciones como dar las gracias, pedir perdón, solicitar las cosas por favor… Así, por ejemplo, podemos hacer que caminamos por la calle y simular que chocamos para que el niño diga «perdón». O bien jugar a «la merienda» para que tenga la oportunidad de decir gracias cada vez que le ofrezcamos un poco de comida.

3. Confiar en el entorno. Para que los niños sean sociables lo primero que deben conseguir es confiar en el entorno que les rodea. De ahí que sea fundamental que el clima familiar sea agradable. Procuremos que en casa abunden las caricias, los mimos y las expresiones de cariño.

4. Conocer a su propia familia. Qué mejor forma de comenzar a relacionarse con el entorno que conociendo a la propia familia. Aprovechemos las horas de ocio para sentarnos con el niño y enseñarle mediante fotografías quiénes son los miembros de la familia más cercanos, a qué se dedican, cómo son…

5. Conocer a sus amigos. Organizar fiestas o juegos en casa puede ser la oportunidad perfecta para que el niño se relacione con otros chicos y chicas de su edad. Los compañeros de la guardería, los amigos del parque, los vecinos o familia más cercana pueden ayudarle a integrarse, a fomentar su autoestima y conseguir más seguridad en sí mismo.

6. Socializar en la calle. Ahora que los días comienzan a ser más largos es bueno aprovechar para acudir con frecuencia al parque. Allí, el niño tendrá que respetar los turnos y comenzar a relacionarse con otros niños.

7. Intercambio. Una forma de enseñar a los niños a compartir sus cosas es mediante el trueque. Podemos decirle «te doy este balón si tú me dejas ese osito». De esta forma se acostumbra a dar. Podemos también animar que sean sus hermanos mayores los que participen en este trueque con sus propios juguetes, para que vea que también ellos saben compartir sus cosas.

8. Actividades cotidianas. Ya a estas edades podemos animar a los niños a que nos acompañen al mercado, o a realizar pequeñas compras. A los tres años ya pueden pedir ellos educadamente el pan en la panadería y dar las gracias cuando le den la vuelta bajo nuestra supervisión.

Marisol Nuevo Espín

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