Gracias a la escritura podemos dejar constancia de múltiples asuntos, desde un diario donde plasmar nuestras vivencias, hasta un ejercicio de Matemáticas donde quede reflejada la resolución de un problema. Sin embargo, en ocasiones lo que se plasma en el papel es ininteligible por culpa de una mala caligrafía. Un aspecto que por suerte puede trabajarse.
Al igual que muchos aspectos en la vida, a través de la práctica se obtienen grandes resultados. Hay muchos ejercicios para poder mejorar la caligrafía en niños y algunas capacidades que, si se mejoran, la calidad de la letra también crece. Estos son algunos consejos que se dan desde la Fundación Nemours para esta finalidad y que pueden ser de gran ayuda para este objetivo.
Concentración a través de la caligrafía
La escritura no deja de ser la plasmación de un pensamiento sobre el papel. El niño tiene en la mente una idea, ya sea una letra o una operación matemática, y a través de su mano y el lápiz se hacen real. Unas prisas excesivas o una falta de concentración suele traducirse en una mala caligrafía ya que no hay una correcta coordinación entre la mente del niño y sus extremidades.
Por ello, el primer paso para mejorar caligrafía debe ser aumentar la concentración de los más pequeños. Una buena opción es el uso de cuadernillos que indiquen un modelo de letra. El niño debe poner toda su atención en repetir los mismos trazos, respetar los espacios entre palabras y realizar con firmeza estos ejercicios.
En este sentido, otro consejo también es ir sin prisas a la hora de escribir. Las prisas pueden hacer que los trazos no sean los correctos, por ello, hay que animar al niño a que rebaje el ritmo, al menos mientras practica. A medida que vayan avanzando y familiarizándose con estas técnicas, podrá aumentar la celeridad.
Otros consejos para mejorar la calidad de las letras
La fundación Nemours también ofrece otra serie de consejos para mejorar la caligrafía en niños:
– Coger de manera correcta el lápiz. El lápiz se dejándolo reposar cerca de la base del dedo pulgar y sostenerlo en su sitio utilizando los dedos pulgar, índice y medio.
– Guiarse por los renglones. Los renglones ayudan a hacer letras del tamaño y proporciones adecuadas. Una buena forma de que los niños entiendan el espacio que le corresponde a cada grafía.
– No apretar en exceso. Algunos niños aprietan mucho cuando escriben, lo que dificulta los trazados suaves necesarios para escribir bien. Hay que animar al niño a que relaje esta presión.
– Utilizar juegos. Los juegos pueden ayudar de muchas formas a mejorar la caligrafía. Un ejemplo es la elaboración de laberintos que permitirán al niño mejorar su trazado al tener que seguir un camino hasta la meta.
Damián Montero
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