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El caladero de las redes sociales: ¿quién ciberacosa a nuestros hijos?

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Los alertamos para que nunca hablen con extraños, para que tengan cuidado con los desconocidos. Pero una reciente investigación pone de manifiesto que el ciberacoso se produce, sobre todo, entre compañeros de clase. Y los padres no nos estamos enterando.

Si no conocemos el terreno donde nos movemos, difícilmente podremos sortear los obstáculos que se nos presentan. Por eso, cuando abordamos la compleja realidad del ciberacoso, todos los datos nos resultan de extremada utilidad para conocer las aristas de este creciente mal entre nuestros jóvenes.

Necesitamos saber cómo es el ciberacosador para poder prevenir a nuestros hijos cuando se encuentren frente a él. Tenemos que manejar información del canal por el que pueden tropezarse con ellos. Y debemos desarrollar una concienciación suficiente como para poder educar a nuestros hijos en este ámbito.

Acosadores digitales: la mayoría son compañeros

Porque este es uno de los problemas que se están encontrando las nuevas generaciones cuando se enfrentan a acosadores digitales: nadie les ha advertido porque nadie les sabe advertir.

Cuando Mark Prensky acuñó los exitosos términos de ‘inmigrantes’ y ‘nativos digitales’ para referirse a los padres y a los hijos de esta generación puente que tiene que saltar una profunda brecha tecnológica, no imaginó que estaba constatando la existencia de un problema educativo de mayor calado: los niños y adolescentes que están inmersos en el mundo de las redes sociales y de internet, han sido criados como ‘huérfanos digitales’ en tanto en cuanto ningún adulto ha sabido facilitarles las pautas de comportamiento adecuadas en un entorno que ellos desconocen. Es decir, la socialización, necesaria para desenvolverse en el entorno con los demás, no ha sido la correcta porque los padres no saben realmente qué contarles a sus hijos.

Y lo primero que tenemos que poderles contar es quién los puede acosar y qué medios va a utilizar. En uno de cada dos casos, el ciberacosador es un compañero de clase del afectado. Así se desprende de un reciente informe elaborado por la consultora Ipsos. En la investigación Cyberbullying. A Global Advisor Survey dirigida por Mallory Newall, con la información obtenida a partir de más de 20.000 entrevistas a jóvenes de 28 países, se ha detectado que son los conocidos los que más acosan. Del conjunto de los datos se desprende que los acosadores son los compañeros de clase en un 51% de los casos, jóvenes desconocidos en un 30%, adultos desconocidos en un 28% y adultos conocidos en un 16%.

La situación varía en función de las áreas regionales. Así, en América del Norte, la percepción de los padres que conocen casos de niños acosados es que en un 65% de las situaciones los acosadores son compañeros de clase. Sin embargo, en Lationoamérica, Asia/Pacífico y África, es más frecuente que consideren que son adultos desconocidos. Así, para los chinos, esta es la circunstancia en un 49% de los casos, en un 45% para los peruanos y solo un 24% de los españoles. En pocas ocasiones los padres piensan en los adultos conocidos como posibles acosadores.

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El caladero de las redes sociales

Los ciberacosadores saben dónde moverse. Y las redes sociales, con el anonimato o la identidad falsa como recurso, son el lugar favorito en el 65% de los casos referidos por los encuestados. La cifra aumenta hasta un 76% en el de los países de América Latina. Por eso es tan importante dotar a nuestros hijos de las herramientas necesarias para detectar situaciones de acoso en redes y saber actuar frente a ellas.

Hay un amplio debate sobre el momento en el que los niños deben tener móvil. Pero no podemos quedarnos solo con una limitación de edad. No nos engañemos. Es cuestión de tiempo que nuestros hijos acaben teniendo en sus manos un dispositivo digital con acceso casi ilimitado a Internet. De modo que la tarea consiste, sobre todo, en formarlos, porque es muy difícil evitar que se expongan al riesgo.

Podemos prohibirles las redes sociales, pero, aunque el principal, no es el único punto de acceso de los acosadores. En el 45% de los casos llegan a nuestros hijos a través de sistemas de mensajería por móvil y en un 38%, por otras aplicaciones con mensajes digitales. De modo que el riesgo no se acaba por cercenar las redes.

En el caso de España, uno de los países con más teléfonos móviles, es a través de este canal como se vehiculan la mayoría de los casos de acoso. Uno de cada dos son víctimas a través de aplicaciones móviles y un 44%, a través de redes sociales.

Según explica Eva Aranda, directora adjunta de Public Affairs de IPSOS España, al analizar el informe que ha elaborado esta compañía, «el uso de internet entre los jóvenes españoles es algo totalmente cotidiano y absolutamente extendido, por lo que cuando se decide utilizar de manera negativa para el ciberacoso, es una herramienta sencilla para el ciberacosador y muy dañina para el acosado, pues llega a un amplio número de personas».

Una conciencia bien formada

El 86% de los españoles afirma que las medidas que se toman en su país son insuficientes para frenar el ciberacoso, muy por encima de la media del 76%. En Perú la cifra alcanza el 83%, muy cerca del 82% de Argentina y del 80% de México. La lectura que podemos hacer de los datos que facilita la consultora IPSOS en su informe Cyberbullying. A Global Advisor Survey, es que los padres se sienten abandonados por las administraciones públicas en una situación que no saben bien cómo manejar.

En efecto, el problema de fondo que se esconde detrás del ciberacoso radica en que, por muchas medidas de control previo y de investigación posterior que se lleven a cabo en las redes sociales, el filtro para acosadores, pornografía y otras circunstancias peligrosas en internet tiene que estar en la cabeza de nuestros hijos.

Por eso es tan importante que logremos educarlos en una correcta conciencia de lo que está bien y lo que está mal. La realidad es que, en pocas ocasiones, estaremos tan cerca de ellos como para poder resolverles un problema. Necesitan darse cuenta, porque uno de cada cinco padres reconoce que su hijo ha experimentado alguna forma de ciberacoso, es decir, es una realidad que está muy cerca de ellos.

Que aprendan a distinguir lo correcto de lo incorrecto, que tomen el hábito de hacer lo primero, que se planteen si una determinada situación está bien o mal, que sepan juzgar, no con el fin de herir, sino con el de tener buen criterio, son algunas de las necesidades formativas básicas que los niños tienen que aprender desde su más tierna infancia para que después no les resulte complicado evitar caer en los comportamientos lesivos que abundan en el entorno digital.

¿Y si son nuestros hijos los que acosan?

La paulatina toma de conciencia sobre el problema del acoso está permitiendo que todos los agentes que pueden aportar soluciones se impliquen más, y desde el principio, en la detección y solución de los casos. No cabe duda de que los últimos años han supuesto un gran avance, con protocolos mucho más claros de actuación, recomendaciones para los maestros y profesores y consejos fundamentados para los padres y las posibles víctimas. Cada vez son más los centros educativos en los que se imparten seminarios especializados en ciberseguridad y los niños y adolescentes conocen la teoría sin género de dudas.

Sin embargo, el hecho de que hayamos puesto el foco de atención en la víctima y sus riesgos puede provocar que perdamos de vista el problema de los acosadores. Como padres, no solo tenemos la responsabilidad de proteger a nuestros hijos de lo que otros puedan hacerles, sino la de educarlos para que no sean ellos quienes acosen.

En este sentido, es crucial recuperar la idea de que, para educar a los niños y adolescentes digitales, no es necesario educar de otra manera. Lo importante es que seamos capaces de transmitirles valores tales como la generosidad y el respeto por los demás y hacerles comprender que son de aplicación tanto en el mundo real como en el virtual.

Alicia Gadea
Asesoramiento: Eva Aranda, directora adjunta de Public Affairs de IPSOS España

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