Las nuevas tecnologías han cambiado todo, incluso la manera en la que escribimos o imaginamos. Antes era la hoja en blanco la que debía irse rellenando junto a un lápiz, que era el que trazaba las letras, líneas, círculos o cualquier cosa que saliera de nuestra mente. Si bien es cierto que el S.XXI y todas estas máquinas han facilitado nuestra vida en muchos casos, los métodos tradicionales siguen aportando grandes beneficios.
De hecho, escribir a menudo con lápiz repercute positivamente en los más pequeños, aportando beneficios que las nuevas tecnologías no permiten. Tal y como explica la grafóloga Sandra Cerro, escribir a mano es un acto muy complejo que encierra numerosas facultades intelectuales y emocionales que podrían debilitarse si no se sigue practicando esta rutina. Y es que el primer refuerzo positivo de esta actividad radica en el desarrollo del cerebro.
Procesos al escribir
Al escribir son varias áreas del cerebro las que se activan: visual, motora y capacidades cognitivas, tales como la lógica y la memoria. De esta manera, al usar el lápiz comienzan a desarrollarse las siguientes actividades:
– Actividad motora. Escribir supone la conexión inmediata entre el cerebro y la mano, coordinando el dictado del cerebro con la actividad grafomotriz.
– Área visual. Quien escribe o dibuja ve el producto de su trazo ya que el ojo sigue lo que la mano va ejecutando.
– Actividad racional y lógica. Quien escribe entiende el significado de sus trazos y las asociaciones que representan, ya sea por la palabra que compone una oración o la ida que transmite un dibujo.
– Memoria. La persona retiene y almacena el mensaje que ha transmitido con el trazado de su dibujo o escritura.
Al contrario que con el ordenador, cada letra o dibujo trazado es diferente de las demás, poseyendo su propia estructura. De esta manera, nuestro cerebro asocia cada uno de estos símbolos a una idea distinta y al establecer conexiones entre ellos, se pueden establecer relaciones entre conceptos, pensamientos, y fomentándose la lógica, la continuidad y el razonamiento estratégico. Por el contrario, al escribir en un teclado desaparece todo este dinamismo y la mente solo tiene que identificar qué tecla pulsar sin crear vínculos.
Beneficios de usar el lápiz
En definitiva, al coger el lápiz, el niño obtiene los siguientes beneficios en su desarrollo:
– Potencia la asociación de ideas y razonamiento lógico. Al unir letras el cerebro vincula ideas del pasado a las del presente y se anticipa al futuro ya que conoce cuál es el siguiente paso en el trazado. De esta forma se mantiene un nexo entre ideas y pensamientos que favorece el desarrollo de la lógica. La mente está trabajando continuamente tomando decisiones y buscando soluciones que consigan dar sentido a lo que se está haciendo sobre el pape.
– Mejora la capacidad de concentración ya que el cerebro proyecta todo su foco de atención en la mano, vista y papel para conseguir trazar algo que traduzca la idea que piensa.
– Enriquece el aprendizaje. Dibujar o escribir supone un constante análisis de la información que se está procesando y una mayor asimilación de ideas. Al mismo tiempo se trabaja la compresión lectora.
– Relaja la ansiedad y combate el estrés. El ejercicio viso-motor favorece la concentración y el hecho de estar poniendo el foco en esta actividad permite que el niño se evada de otros problemas al tener la mente ocupada.
– Favorece la creatividad ya que el cerebro constantemente debe pensar cómo plasmar la idea que tiene en trazados.
– Fomenta la perseverancia. Escribir o dibujar significa constancia ya que hay que unir letras, o representaciones a través del trazado, hasta conseguir plasmar toda una idea en forma de oración o de dibujo.
Damián Montero
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