Los seres humanos somos completamente dependientes en nuestros primeros años de vida. Poco a poco, necesitamos ir adquiriendo autonomía para ser capaces de llevar a cabo cualquier tarea de manera independiente.
La autonomía no es una actitud innata, sino que requiere de aprendizaje constante para que se vaya desarrollando. Es por este motivo que es importante empezar a trabajarla con los niños desde edades tempranas. Aparte de esto, desarrollarla no solo ofrece independencia, sino que permite desarrollar el pensamiento crítico, los gustos y opiniones, fomenta la seguridad en uno mismo y en las capacidades, así como la confianza.
El concepto de autonomía es clave en la pedagogía Montessori. Su creadora, María Montessori, determinó que existen diferentes etapas de desarrollo en las personas y que cada una de ellas implica un plano de desarrollo único.
Desarrollo de la mente absorbente de los niños
Entre el nacimiento y los seis años sucede la primera etapa de desarrollo, denominada como «Mente Absorbente». En esta etapa, es esencial que los padres y educadores nos convirtamos en guias y observadores, que preparemos el entorno y que ofrezcamos los materiales necesarios para que el niño sea capaz de hacer frente a las tareas y actividades que van surgiendo en su camino. De modo que, poco a poco, sea capaz de ir superándolas de manera autónoma.
Estas actividades y rutinas son esenciales porque enseñarán al niño a desenvolverse en el mundo y a encontrar su propio lugar.
La autonomía y la independencia incluyen tanto el cuidado de sí mismo, como el del medio ambiente, la gracia, la cortesía y el control del movimiento.
Son importantes porque enseñan al niño a desenvolverse en su propio entorno y a encontrar su lugar en el mundo y en su cultura. Incluyen el cuidado de sí mismo, el del medio ambiente, la gracia y la cortesía, esto es la capacidad de hacer las cosas agradables, y el control del movimiento.
Para que los niños ganen en autonomía e independencia es necesario que les animemos a hacer las cosas por ellos mismos, que lo intenten una y otra vez hasta que les salga bien. Esta premisa es fundamental para aquellos padres que prefieren hacer las cosas por sus hijos, como para aquellos hijos que no nos dicen esa frase tan singular: «¡yo solito/a!».
Aprender autonomía, según la rutina Montessori
Para guiar a los niños en esta adquisición de autonomía, podemos seguir los siguientes consejos para implementar una rutina Montessori:
1. Respetar una rutina constante entre semana que incluya las actividades propias del día a día. Desde vestirse y desayunar, hasta llegar puntual al colegio, merendar, tener tiempo de juego y una rutina para ir a dormir.
2. Guiar en vez de ejecutar, para que el niño sea capaz de prepararse poco a poco de forma independiente. Ya sea verbalizandoles los pasos que deben seguir o enseñándoselo primero con tarjetas o dibujos que les muestren cómo deben hacer cada cosa.
3. Medir los tiempos para asegurar que cada vez van ejecutando las acciones de forma más eficaz.
4. Animarlos a hacer tareas concretas mediante el ejemplo. Por las mañanas, por ejemplo, pueden lavarse los dientes de forma independiente viendo cómo lo hacemos nosotros, lo que les ayudará a desarrollar su autocuidado y la buena imagen de sí mismo.
5. Ofrecerles dos opciones. Por ejemplo, para la vestimenta, colocándolas de forma que ellos mismos puedan elegir de forma independiente. Además, dejemos darles tiempo para que se vistan solos, aunque es necesario que los acompañemos en el proceso guiándoles con los pasos y preguntándoles cómo deben hacerlo. Aparte de con la vestimenta, debemos intentar hacer lo mismo con el desayuno o la merienda, ofreciéndoles opciones que les permitan tomar decisiones y participar en los procesos. En el caso de la merienda, por ejemplo, es positivo que intervengan en su preparación con materiales y utensilios adaptados.
6. Concienciarlos y prepararlos para la separación. Por ejemplo, a la hora de ir al colegio, podemos motivarlos y darles algo que esperar en su día, de modo que consigamos que las despedidas sean cortas y positivas.
7. Guardar el tiempo de juego. Es imprescindible que en su rutina haya tiempo para que desarrollen la creatividad, exploren y gestionen su propio aburrimiento. Es necesario para ello que se expongan a una importante variedad de estímulos y que tengan materiales naturales y seguros a su disposición. Aparte, debemos prestar atención al tiempo de uso de pantallas, limitándolo al máximo. .
8. Ofrecerles el tiempo necesario para las tareas y, en este caso, para su rutina de irse a dormir. Poco a poco, deben aprender a desvestirse igual que ha vestirse, así como a bañarse solos y a ejecutar las tareas que permitan finalizar el día. Una vez estén en la cama, además, podemos de nuevo ayudarles a elegir un cuento antes de dormir para que se fomente su imaginación, lenguaje y autoestima.
La realización de estas actividades cotidianas sembrará la base para el desarrollo holístico del niño. Esto les ayudará a adquirir independencia, desarrollar confianza propia, aumentar la comprensión del entorno y el sentido de la responsabilidad, apreciar su cultura, desarrollar la capacidad motora, la concentración y el autoconocimiento o ser capaces de establecer orden en su entono, entre otros muchos beneficios que fomentarán sus habilidades para el fututo.
Besiana Pollozhani. Profesora de educación infantil en TEMS, The English Montessori School
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