El desarrollo del cerebro humano se realiza especialmente en las primeras etapas de la vida, favorecido por la capacidad de asombro de los niños, por su curiosidad, puesto que son su «motor» de aprendizaje. También se construye con los estímulos de la vida cotidiana, en un ambiente lleno de cariño, como es la familia.
El desarrollo cerebral de los niños
La formación del cerebro de los niños se realiza desde la gestación, y es consecuencia de la multiplicación de neuronas y de la formación de conexiones o sinapsis entre ellas. En el embarazo, los cambios van moldeando el cerebro del bebé. Cuando el niño ya está en la cuna, con los tiempos de sueño, comidas, higiene, paseos…, hay un crecimiento neuronal, y se forman múltiples ramificaciones en las mismas. A medida que va creciendo, con horarios, rutinas diarias, hábitos, situaciones familiares…, hay una gran explosión de ramificaciones.
El periodo más importante para ello es hasta los 12 años, que es un periodo de formación de innumerables sinapsis porque siempre miran todo con «ojos nuevos». Es necesario dejarle conocer las cosas, aprender desde el «interior» de su persona, acercarse a la naturaleza, apoyarnos en la belleza, contar con sus ritmos de crecimiento…
El proceso de maduración del cerebro de los niños
A nivel de lóbulos cerebrales, lo primero en madurar son las zonas parietales, que coordinan más el movimiento. Por eso, les encanta moverse, y es necesario. Posteriormente, las zonas sensoriales, y más tarde la zona cognitiva y emocional, con el sistema límbico.
Lo último en madurar en el cerebro es la corteza prefrontal, lo más específico de cada persona, con sus conexiones, base del pensamiento propiamente dicho, control de impulsos, la toma de decisiones, el juicio, etc. Y esto se finaliza a los 25 años más o menos. Por eso, el cerebro adolescente no ha terminado de madurar: son todo emociones, pero el control de ellas, la toma de decisiones, es todavía inmadura. No podemos dejarles solos ante algunas situaciones.
Cómo aprenden los niños: el funcionamiento del cerebro
La «edad de oro» para el aprendizaje sucede antes de los 8 años. Lo que más le gusta a un niño es moverse libremente. Cuantas más oportunidades de movimiento, de conocimiento experiencial, de ejercicio físico, tenga, mejor. Y cuantos más sentidos emplee, mejor conocerá el mundo que le rodea y mejor desarrollará sus capacidades, gracias a esa fase sensitiva de la maduración cerebral.
También podemos enseñarles a tener hábitos saludables, porque en estas edades, aparecen los periodos sensitivos, en los cuales es muy fácil adquirir unos valores humanos, como el orden, la sinceridad, atender a los sentimientos, pensar en los demás, el valor del esfuerzo, de la voluntad, la resiliencia, la generosidad, la responsabilidad, la empatía… etc.
Por otra parte, el juego es importante en su vida, desde que nace. Todo lo aprende por vía afectiva, mediante el juego y podemos aprovechar para hacer gimnasia cerebral con ellos. Para él, todo es juego, o se transforma en juego: aprende jugando, juega aprendiendo, disfruta jugando. La vida es juego, y mediante el juego aprende las reglas de la vida.
María José Calvo. Autora del blog Optimistas educando y amando
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