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Aprender jugando: el ideal de jugar

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Aprender jugando no es una utopía, sino un ideal, de ahí que encontremos métodos como el Playlearning que permite que los niños se nutran de conocimientos sin apenas darse cuenta.

Ya lo decía Mary Poppins allá por los años 60: «con un poco de azúcar, la píldora que os dan pasará mejor». Mientras lo cantaba enseñaba a los niños a ordenar la habitación jugando, ¡y vaya si aprendían! La práctica placentera de una actividad potencia el aprendizaje, y no solo lo dice la famosa película, sino sesudos estudios sobre pedagogía como los de Qian y Clark, o el de la Universidad Politécnica de Madrid de 2019, además de la propia experiencia de cientos de miles de profesores y métodos educativos que hoy día ya no se cuestionan el poder del juego. Es lo que llamamos playlearning.

Cuando somos niños -también de mayores, pero sobre todo en los más pequeños- el aprendizaje está en todas las cosas, está en salir a la calle, en interaccionar con otras personas, en jugar, en viajar, en ver una película o en realizar tareas del hogar. De la experiencia vital aprendemos la forma de las cosas, la relación de su tamaño y su peso, las palabras que las designan, cómo se comportan y cómo afectan a nuestro cuerpo o a nuestros sentimientos. Es un aprendizaje en cierto modo animal y, sin ningún lugar a dudas, muy efectivo.

Luego estaría ‘el conocimiento’: conceptos, gramática, fórmulas, eventos históricos, que poco a poco también han de ser interiorizados y retenidos para poder acceder a otros niveles de aprendizaje más complejos y que nos permitan desarrollar otras competencias y habilidades. Aquí ya se necesita la proactividad del interesado, que deberá realizar un esfuerzo ‘de estudio’.

Culturalmente relacionamos esta parte de la enseñanza como algo monótono y aburrido, pero no tiene por qué ser así. A lo largo de la historia la pedagogía ha ido investigando y avanzando, descubriendo nuevos métodos, más eficientes y menos invasivos, hasta llegar a maneras de aprender, más atractivas y menos, tal vez, ‘agresivas’ para los más pequeños, que los anticuados aprendizajes de memoria de listas de fechas y lugares o, en el caso del inglés, de palabras y preposiciones.

Actualmente, tenemos bastante claro que ‘la letra con sangre no entra’, y que también se puede aplicar el juego sin mermar el objetivo.Ya lo vemos desde hace bastante tiempo en las aulas de infantil, donde los niños se dedican a colorear, jugar e interaccionar. Incluso para los más mayores, y hasta para los adultos, se utilizan ya métodos lúdicos, con mucha parte práctica que, en su mayoría, pasan por el filtro tecnológico y por lo que se ha dado en llamar ludificación (el anglicismo gamificación es más conocido y se refiere, según la RAE, al uso de técnicas, elementos y dinámicas propias de los juegos y el ocio en actividades no recreativas para potenciar la motivación, reforzar conductas, mejorar la productividad y activar el aprendizaje).

Todas las variantes del playlearning

El playlearning sería algo mucho más concreto para abordar el aprendizaje en edades tempranas, y se basa en que cuanto más se diviertan los pequeños y pequeñas más aprenderán. En el caso del inglés, por ejemplo, el uso de vídeos, canciones o juegos tradicionales es un fantástico recurso para iniciar (y reforzar) la interiorización y el uso natural del idioma, además de conseguir una motivación mucho mayor. Pero vayamos poco a poco y repasemos algo de historia sobre algunos de los términos que, aplicados a la enseñanza, han ido configurando el panorama actual.

eLearning

Es, básicamente, lo que han estado haciendo nuestros hijos (y tal vez también algunos de nosotros) durante el confinamiento. Se trata de aprender a través de medios digitales, ya sean ordenadores, tablets o smartphones. A distancia y sin que haya necesidad de un horario rígido en la mayoría de los casos, es decir, ‘a demanda’ del usuario. En los procesos de eLearning es recomendable que, sobre todo a partir de los cuatro años, haya un guía o tutor que pueda asistir u orientar y que pueda estar disponible también por vía telemática -un profesor desde su propio ordenador-, sin embargo, si se trata de una plataforma especialmente diseñada para ellos y con un interfaz claro y amigable, también pueden aprender de manera autónoma si están centrados en la actividad de forma asertiva.

Microlearning

Otra idea que se está popularizando en nuestros días es el microlearning: si el currículo de un año escolar está condensado en libros, el microlearning es partir todo ese conocimiento en cápsulas cada vez más pequeñas. Este término se usa sobre todo para píldoras digitales (o no) que nos dan la información en pequeñas dosis, y permite transmitir los contenidos didácticos de manera fragmentada y muy concreta. Se trataría, permítanme la analogía, de un ‘spot’ publicitario del contenido educativo: claro, visual, impactante y muy breve, que precisamente por todo ello es muy fácil de retener y de recordar. Estas píldoras pueden ir enlazadas con otras para tejer un conocimiento más completo de manera rápida y eficiente.

Blended Learning

Y si la diversidad y la multiplicidad de fuentes es la marca de nuestros días, en enseñanza encontramos el Blended Learning: Básicamente, y como su denominación en inglés indica, sería una mezcla o combinación de diferentes métodos, concretamente materiales de aprendizaje online en una clase física, por ejemplo. El Blended Learning ‘tradicional’ (si es que puede serlo) presupone la presencia de profesor y estudiante en un mismo espacio, así como un horario establecido; y en lugar de seguir un libro, por ejemplo, los alumnos podrían estar viendo una charla TED en internet, o un contenido específico en YouTube, o podrían realizar un examen online (desde su aula) con evaluación inmediata digital. Este formato está actualmente presente en la mayoría de los centros educativos de secundaria, aunque no tanto en los de primaria y preescolar. Dadas las circunstancias, parece que es algo que veremos cada vez más el próximo curso, tal vez como un modelo que combina días en el aula y días a distancia. Esta es la aplicación más habitual del término, pero un aprendizaje mixto puede ser cualquier combinación (eficaz) de métodos de transmisión, modelos de enseñanza, tal vez edades de los alumnos o procedencia de los profesores, etc.

Juego como aprendizaje

Y así llegamos al juego como método de aprendizaje, que tiene por objetivo que el niño aprenda una serie de conceptos sin apenas darse cuenta. Así de complejo y así de simple. Nuestro modelo de Playlearning se basa en involucrar al usuario mediante personajes, tareas y piezas audiovisuales, en repetir (muy importante) y en mostrar los materiales, ideas y conceptos en contextos diversos para que puedan ser aprendidos de manera práctica (hablando de vocabulario en inglés, en este caso, sería cómo utilizar una misma palabra de distintas maneras y en distintas situaciones).Todo ello les ayuda a desarrollar la comunicación (animarles a expresarse, con sus propias palabras, en comportamientos cotidianos y situaciones comunes), pensamiento crítico (investigar quién, dónde, cuándo, hacerse preguntas y tratar de contestarlas por sí mismo), creatividad (Picasso decía que todos los niños eran artistas, y es cierto. El pensamiento lateral y la creatividad son básicos para resolver problemas, en el aprendizaje y en la vida), y la colaboración (trabajo en equipo, aunque cada uno pueda estar con su propio dispositivo en casa, es mucho más divertido y se llega más lejos).

Un formato que permite desarrollar la concentración y la motivación de los niños que, inmersos en una actividad entretenida, no se cansan ni se aburren. Además, al estar jugando y no en un entorno rígido de estudio, se comportan de manera más libre y abierta y tienen menos miedo a cometer algún error, lo que potencia enormemente su imaginación y les da una sensación de aventura que pocas veces se puede comparar con ‘estar en el colegio’. Tal vez las actividades complementarias a la educación reglada, como son los apoyos extraescolares (idiomas, tecnología, artes…), son el caldo de cultivo perfecto para aplicar estos métodos, al tratarse siempre de grupos mucho más reducidos de alumnos, incluso permitir la aproximación individual y personalizada, en especial si lo hacemos a través de una aplicación digital, donde cada niño es dueño y señor de sus actividades, su ritmo, sus horarios o sus ganas.Veremos, obligados por las circunstancias o no, un aumento de este tipo de formatos aplicados a la educación. Empecemos por aplicarlos en casa en actividades sencillas. Recuerden, siempre ‘con un poco de azúcar’.

Kate Regan. Directora de Experiencia de Aprendizaje de Lingokids

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