Dicen, a modo de broma, que el currículum de los padres es infinito: deben ser profesores, enfermeros, médicos, compañeros de juegos, expertos en todas las materias que cursen en el colegio sus hijos, etc. Y, muchas veces, también se hace necesario tener conocimientos de Psicología para saber cómo tratar con los más pequeños de la casa y solucionar, sin entrar en discusiones con los niños, situaciones tensas.
Un ejemplo es la aplicación de la psicología inversa, técnica conductista que, según la especialista en la materia Gloria Ramírez, se basa en pedir a alguien una cosa para conseguir lo contrario. Una manera de despertar ese interés por aquello que se prohíbe y que, en el caso de los niños, aprovecha esta tendencia a la rebeldía y desobediencia que sus hijos tienen frente a aquello que les ordenan sus padres.
Aplicar psicología inversa con los niños
Ramírez indica que la psicología inversa debe aplicarse cuando hacer razonar a los hijos no vale para convencerlos de que sigan una determinada norma. Hay que tener en cuenta que algunos niños tienen un carácter fuerte y desafiante, en ocasiones incluso dominante, en su relación con el resto de miembros de un hogar. Una muestra de ello son esas conversaciones en las que siempre quieren llevar la contraria frente a todo lo que escuchan.
A estos niños no les gusta que sus padres les digan lo que deben hacer, y al usar la psicología inversa los más pequeños creen que ellos han hecho lo que les ha dado la gana. Un ejemplo es el que esta especialista nos propone: «está bien que no te comas la merienda, así tendremos más para nosotros». De esta forma, el hijo pensará que otros se comerán su comida, por lo que actuará en consecuencia.
Eso sí, esta psicóloga advierte que no debe usarse esta técnica constantemente ya que pueden darse efectos adversos, como la reducción de su autoestima. Por ello, hay que emplearla con mesura, como se ha dicho antes en primer lugar siempre habrá que dialogar con los hijos y hacerles entender por qué su comportamiento no es del todo correcto. Y es que, así, es como de verdad se conseguirán grandes cambios en la conducta de los pequeños: cuando ellos razonan por qué una norma es aceptable.
Cómo hacer razonar a los hijos
Estos son algunos consejos que permitirán a los padres educar a sus hijos, empleando la razón, para conseguir sus objetivos, ofrecidos por los profesionales de el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades:
– Demostrarles afecto y reconocer sus logros.
– Ayudarlos a desarrollar el sentido de la responsabilidad, partiendo de darles papeles en el desarrollo de las tareas domésticas.
– Hablar con los hijos sobre su día en el colegio, sus amigos y las cosas que desearía hacer en el futuro.
– Ayudar a los hijos a establecer metas alcanzables; de esta manera, aprenderá a sentirse orgulloso de sus logros, y a depender menos de la aprobación y el reconocimiento de los demás.
– Enseñarles el valor de la paciencia, por ejemplo, a esperar su turno y a terminar sus tareas y deberes antes de ir a jugar. Para ello nada mejor que animarlo a pensar en las posibles consecuencias antes de hacer algo.
– Poner reglas claras y respetarlas. Hay que ser claro en torno a estos comportamientos, cuáles son aceptables y los que no lo son.
Damián Montero
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