Los primeros años de vida son fundamentales en la educación del niño y marcarán su desarrolló en el resto de etapas escolares. Los padres deben prestar a la educación infantil la atención que se merece y desterrar la idea de que son unos años en los que solo van a la guardería, la escuela infantil o al colegio a entretenerse, pintar y jugar, porque lo que ocurre en esas aulas es mucho más trascendente.
«La clave para el éxito de un alumno al iniciar la Universidad radica en la Educación Infantil» dice la experta en educación Montserrat del Pozo. Junto a ella, todas las voces de reconocido prestigio de psicología, neurología y pedagogía apuntan a la importancia de esta primera etapa de la vida humana.
De los 0 a los 6 años se forjan los cimientos de la persona. No se van a ver, pero si son robustos y firmes, el niño irá creciendo sobre una base segura. Será un ‘edificio’ que podrá crecer muy alto porque tiene todo lo necesario para que se sustente: unos buenos hábitos, una correcta autonomía y la adecuada maduración neurológica del cerebro.
La estimulación cerebral en Educación Infantil
La educación es el medio para desarrollar el cerebro a través de estímulos y oportunidades para que pueda generar una buena red de conexiones entre las células cerebrales. Esto se traduce en que, aunque el código genético es el que marca las posibilidades del desarrollo cerebral, según la estimulación que le demos en esta primera etapa, será mayor o menor.
El cerebro tiene millones de neuronas y lo importante es que entre ellas estén conectadas. Cuanta más estimulación, mayor número de conexiones y cuanto mayor número de conexiones, en vez de tener ‘carreteras nacionales’, tendremos ‘autopistas’ y el aprendizaje será más fácil.
El juego es la vía principal de aprendizaje del niño: por eso en la etapa de Infantil a través de él se plantean todos los objetivos. Se trata, en algunas ocasiones, de un juego dirigido y, en otras, libre, para que ellos investiguen y exploren de tal manera que tengan oportunidades para ir adquiriendo las herramientas necesarias por sí solos.
Momentos especiales de aprendizaje
Los periodos sensitivos son momentos en que los que el niño está especialmente predispuesto a aprender ciertas cosas con más facilidad. Son como esponjas y todo lo absorben. A partir de los 6 o 7 años damos paso a la voluntad para que vayan adquiriendo nuevos conocimientos y habilidades.
Si aprovechamos esos periodos sensitivos, la etapa de infantil será totalmente fructífera para que estén preparados de la mejor manera posible cuando pasan a Primaria. De ahí que un buen proyecto educativo en esta primera etapa, con los mejores docentes que lo lleven a cabo, y apoyados por los principales educadores, los padres, hace que los primeros años sean claves para el éxito en la vida de una persona.
Son pequeños y los padres queremos que sean felices. Les llevamos al colegio para que se lo pasen bien, comiencen a socializarse y, si de paso aprenden cosas, objetivo conseguido. Pero esto debe ser un trabajo en equipo, entre padres y profesores. Los padres como principales educadores son los que desarrollan el proyecto educativo personal de cada hijo y los tutores son los que colaboran con ellos para llevarlo a cabo y les asesoran como profesionales de la materia.
Por todo ello, es muy importante que en esta etapa el trabajo en casa y en el colegio vayan ‘de la mano’. Cada uno en su espacio debe hacer lo que le corresponde, pero todos a una tienen que sumar fuerzas. Los niños necesitan que les marquemos unas referencias, que son los límites que establecemos para que con la práctica de repetidas rutinas lleguen a adquirir unos buenos hábitos: es lo que les da la base para adquirir unos buenos conocimientos.
Patricia Cigarran. Directora de NClic
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