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Amor y disciplina, cómo combinarlos en la crianza de tus hijos

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Combinar disciplina y cariño en la crianza de los hijos es importante

Combinar disciplina y cariño en la crianza de los hijos es importante – ISTOCK

La crianza de los niños es un proceso que puede parecer sencillo pero que al enfrentarlo hace que los padres tengan que afrontar demasiadas preguntas. ¿Cómo responder ante ciertas actitudes de los hijos? ¿Hay que tener manga ancha y dejarlo pasar, o hay que tener mano dura desde el minuto número uno? Las decisiones que se tomen desde luego que influirán en el tipo de persona que serán.

Desde Neuropediatra advierten que el neurodesarrollo de las habilidades de los hijos son una respuesta a la actitud de los padres durante la fase de aprendizaje. Hay que recordar que la plasticidad del cerebro durante los primeros años es inmensa y que nunca más volverá a alcanzar estas cotas. De esta forma, las vivencias en esta etapa modificarán a la persona.

Educar y enseñar no son lo mismo

Aquellos padres que basan su educación, plenamente, en el amor dedican todos sus esfuerzos en que los hijos puedan tener seguridad de ellos mismos y defiendan su dignidad, respetando la de los demás. Pero puede que no sepan los límites, deben también aprender qué se espera de ellos, siendo necesarias una serie de normas y de disciplina.

Todo adulto es diferente al padre que tuvo, pero los valores que marcan sus vidas se han construido a través de los que recibieron en su infancia. El presente es el resultado del pasado y de la actitud de la familia, y el futuro de los hijos tiene en cuenta el día de hoy. Por este motivo, la buena educación debe ser una disciplina envuelta de mucho cariño por parte de los padres.

Nueve consejos para la crianza

¿Y cómo se construye entonces una buena crianza? Desde la Fundación Nemours se dan nueve ingredientes para este fin:

– Estimular la autoestima de los hijos. Los niños desarrollan su sentido del «yo» desde que son bebés, se ven a ellos mismos desde los ojos de sus padres. Sus hijos asimilan el torno de voz, lenguaje corporal y expresiones. Por ello, hay que tenerlo en cuenta para dirigir palabras y acciones a desarrollar la autoestima.

– Reconocer las buenas acciones. Si se regañan las malas conductas, ¿por qué no se reconocen los buenos comportamientos? Hay que fijarse en estos momentos y no solo centrarse en las críticas para que los pequeños comprendan que su esfuerzo, también es valorado.

– Establecer límites. Las normas en casa son necesarias y ayudan a que los niños elijan los comportamientos aceptables. Y, lo que es más importante, brindan a los pequeños un espejo en el que mirar para autocontrolarse. En ocasiones pondrán a prueba estos límites, pero recordarlos es imprescindible.

– Buscar tiempo para los hijos. Las obligaciones de los padres, y de los hijos, pueden hacer que no se encuentre tiempo para pasar juntos. Pero hay que aprovechar los momentos que no son perceptibles para acercarse a los niños: el desayuno, la cena, un paseo cuando se regrese del trabajo… Todo ello les hará saber que tienen la atención de sus progenitores.

– Ser un modelo a seguir. Ya lo hemos dicho, quizás ningún padre sea un calco del que tuvo, pero sus valores sí que están influenciados por los que recibió y el entorno de crianza. ¡Conviértete en el mejor ejemplo para tus hijos!

– Hacer de la comunicación una prioridad. No hay que confiar en que el papel de autoridad que confiere ser padre, o madre, haga todo el trabajo. Cuando se comunica una norma, hay que transmitirles a los niños explicaciones y resolver posibles dudas.

– Mostrar cierta flexibilidad. No todo tiene que hacerse como dicen los padres, hay que respetar los tiempos de los hijos y no esperar que estos sean perfectos. En ocasiones habrá que mostrar manga ancha, en especial cuando no hacen las cosas que se esperan de su edad.

– Demostrar amor. Los padres tienen la responsabilidad de corregir y guiar a sus hijos, pero tampoco hay que olvidar que en el modo en el que expresan su papel es muy importante. Los niños deben saber que cuentan con todo su amor y cariño.

– Ser consciente de las limitaciones. Nadie es perfecto, y los padres tampoco. Hay que trabajar en estas debilidades, pero nunca dejarse tomar por ellas y reconocer las propias limitaciones.

Damián Montero

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