La adolescencia es una época bonita, pero posiblemente difícil tanto para las hijas como para las madres y padres. Es un periodo en el que nuestros hijos empiezan a considerarse adultos e independientes, y tienden a no escuchar y ver en nosotros a sus enemigos o personas que no les comprenden.
En esta etapa, la relación entre madres y padres e hijas es cuando acostumbra a generar más conflictos. Las chicas buscan ser tratadas como mayores, quieren tomar sus propias decisiones, escoger su forma de vestir, qué hacer y cómo. Prefieren la compañía de sus amigos, las personas en las que confían ciegamente.
Las chicas empiezan a manifestar sus cambios fisiológicos desde que les aparece la primera menstruación. En general, se vuelven más coquetas y empiezan a imitar a sus ídolos tanto en la ropa, la manera de expresarse, como peinarse…
Un cuerpo en transformación en la adolescencia
Estos cambios también pueden provocar sentimientos y creencias infundadas por ellas mismas, incluso distorsionadas de la realidad. Muchas veces, se sienten a disgusto con su cuerpo que está en pleno cambio, nos les gusta si son demasiado altas, tampoco si son bajitas, si tienen mucho pecho, o por el contrario poco. La piel del rostro empieza a cambiar, y debido a los procesos hormonales pueden aparecer las espinillas, los granitos y afectar su autoestima.
La belleza para ellas empieza a tener un gran peso, sobre todo para ser aceptadas en su entorno. En definitiva, se trata de un época llena de cambios a todos los niveles, que además se suceden en poco tiempo, y les cuesta asimilar, y en este momento, la opinión de las madres no les interesan y tienden a alejarse de nosotras.
Por eso, para conectar con tu hija en esta etapa, es importante buscar espacios en los que compartir intereses, donde se dejen a un lado las obligaciones, y se cree un ambiente relajado, que invite a pasarlo bien y abra la confianza entre las dos.
Un taller de cosmética natural: ideal para conectar con tu hija adolescente
Asistir a un taller para elaborar cosmética natural juntas es una buena oportunidad para conectar con tu hija, por las siguientes razones:
– El hecho de ir a aprender algo nuevo que las dos desconocéis os posiciona de igual manera.
– Es una ocasión para sacar más partido a su belleza, y manejar una técnica natural muy diferente a todo lo que conoce.
– Fortalece los lazos de amistad. Esta práctica si la conseguís disfrutar dejando a un lado el rol de madre e hija, puede ayudarte a entender a tu hija adolescente y detectar sus posibles complejos, de forma que luego la puedas apoyar y reforzar en ese sentido.
– Es una forma de conectar con la belleza real, aprender rutinas de cuidado de la piel, comprender los cambios que está experimentando su cutis y descubrir cómo ser responsable de su propia higiene facial, dándole herramientas para que se sienta bien con ella misma.
– El proceso de crear vuestros propios productos de cosmética natural, experimentando con texturas y aromas, creará un ambiente distendido, relajado en el que fortalecer vuestro vínculo, y donde tu hija bajará sus defensas y estará más abierta a mostrar sus sentimientos y recibir tus muestras de cariño, que a veces rechaza. Además, seguro que abre la puerta a compartir incluso vuestros cosméticos y teniendo algo que compartir en el día a día.
– El conocimiento profundo del porqué y para qué usamos ciertos productos. Un taller de cosmética natural también es muy útil para aprender los ingredientes dudosos que ofrece la cosmética convencional y ser conscientes de qué sustancias usamos para cuidar nuestra piel.
En definitiva, se trata de encontrar un momento de conexión entres las dos, alejadas de la rutina y las responsabilidades. Un momento de relax y aprendizaje.
Rocio Rivera. Cofundadora de Atelier Bio
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