Existe un nuevo modelo de maternidad actualizado y libre de culpas y condicionamientos: es la maternidad 4.0. Una maternidad que destierra mitos y condiciones impuestas para ser experimentada desde la libertad, la igualdad y la responsabilidad.
Con un mercado de trabajo, donde conciliar es un equilibrio de malabares o donde se penaliza (económicamente o a nivel de proyección) el hecho de formar una familia surgen movimientos, que reivindican una maternidad real y respetada. Sin embargo, la sociedad está teniendo problemas para acoger y actualizar las nuevas funciones que una mujer tiene en la actualidad como madre.
«Una mujer que se convierte en madre, muy a su pesar, no es todo lo libre que le gustaría ser, ya que muchas viven condicionadas por lo que la sociedad (e incluso su propia familia) espera de ella como madre», afirma Mónica García, coach de desarrollo personal y directora del centro El Factor Humano. Y añade, «pensamos que podemos escoger qué maternidad queremos vivir, pero eso no es del todo cierto. Muchas mujeres llegan a mi consulta tras años viviendo su maternidad como otros esperan de ellas, no como ellas realmente quieren».
La sociedad (y la tradición) siguen imponiendo ciertos roles a las mujeres y una clase de maternidad que muchas no eligen. «Lo que no se nos ocurre pensar es que al decir sí a lo que los demás esperan de nosotras estamos aceptando ese modelo y nos volvemos cómplices de él, perpetuándolo y sufriendo en el proceso», afirma García.
5 consejos para vivir una maternidad 4.0
1. El rol de madre es un rol más. Un rol muy importante sí, pero un rol más. Si tienes otros, entonces tendrás que elegir qué es lo que mantienes y cuáles dejas fuera. Delega funciones que consideras tuyas en tu pareja o en otras personas.
Si el rol de madre es mucho más importante que cualquier otro y no quieres soltar ninguna de las funciones que consideras que son tuyas, entonces suelta algún otro rol durante algún tiempo.
El peligro aquí es querer hacerlo todo, ser una super woman, valorar únicamente o principalmente el esfuerzo y el sacrificio. Esto te llevará a forzarte a ti misma para así sentir que tienes valía y que te mereces más. Prueba con valorar también el disfrute, la calma, la alegría, la sostenibilidad.
2. Delimita zonas y activa la atención plena. Cuando eres madre métete en el papel de madre, cuando eres trabajadora métete en el papel de trabajadora, cuando eres amiga métete en el papel de amiga. Pensamos que el tiempo es lo importante. Que cuanto más tiempo pasemos con nuestros hijos mejor. Sin embargo, lo que el ser humano demanda es conexión: presencia. Si estás conmigo, estás conmigo.
Nuestra atención es uno de los regalos más maravillosos que podemos dar a otro ser humano y en particular a nuestros hijos. Con toda nuestra atención en ellos no sólo conectarán mejor con nosotros, nos sentirán más cerca, si no que además nosotras disfrutaremos más de esos momentos.
Recuerda que no es cuestión de tiempo. 15 minutos de atención plena tienen el poder de fortalecer el vínculo y la relación mientras que 60 minutos de multitasking lo único que consigue es debilitarla y acabar todos frustrados o insatisfechos del tiempo juntos.
3. El dolor y las dificultades son parte de tu desarrollo como madre. El amor hacia nuestros hijos/hijas en ocasiones se convierte en miedo (natural) a que puedan pasarlo mal o a que sufran. El peligro aquí, no es tanto que no veamos a nuestros hijos/hijas capaces de superar el dolor o situaciones adversas, que a veces ocurre, sino algo peor: la inhabilidad para gestionar el sufrimiento que se despierta cuando vemos a nuestros hijos pasarlo mal.
Para gestionar esto último puedes:
– Revisar tu propia vida y ver cómo la presencia de dificultades te ha servido para crecer o para llegar hasta donde estamos.
– Confiar en que tus hijos/hijas encontrarán la forma de superar las adversidades, que son seres humanos completos, con recursos y creativos. Igual que tú, aunque en un momento del proceso de desarrollo diferente.
4. No hay nada que tengas que «hacer bien». La presión que nos ponemos por hacerlo todo bien y perfecto nos lleva a irnos a dormir la mayoría de los días insatisfechas con nosotras mismas. El peligro aquí es muy conocido, la aspiración a la perfección, que luego nos da por decir que no existe. Pero sí existe: en nuestra cabeza existe y además la declaramos inalcanzable. Así que, ya por definición estamos destinados al fracaso.
Para actualizar la versión desde este punto sustituye el hacerlo bien por hacer siempre lo mejor posible. Y ten en cuenta que lo mejor posible va a cambiar dependiendo de si tienes catarro, acabas de volver de vacaciones o si no has dormido nada más que 3 horas. De si vives en una ciudad rodeada de tu familia, de si tienes pareja o no…
Te honra querer ser la mejor madre posible, pero castigarte o sentirte mal por no serlo no te ayuda en ese rol. Si amas tus hijos/hijas, y estoy segura de que es así, lo estás haciendo bien.
5. Autoevaluación. Como el rol de madre lo vas a elegir tú, sólo tú estás capacitada par evaluar cómo lo estás haciendo.
A tu alrededor encontrarás un montón de familiares y amigos muy bienintencionados que van a compartir su versión de madre contigo. Sin embargo, eres tú la que elije si se queda con alguna de las sugerencias o si las descarta.
Da más importancia a la madre y mujer que quieres ser que a la madre y mujer que esperan de ti y recuerda que lo mismo que tu hijo está aprendiendo a vivir, tú estás aprendiendo a ser su madre.
Sé que es un paso difícil, que en momentos de debilidad, inseguridad o duda nos viene bien que otros que nos digan que hacer o que lo estamos haciendo bien. El peligro de esto es que entonces vivimos buscando la aprobación de otros que entienden la maternidad, probablemente, de una manera diferente a la tuya.
Elijas la versión que elijas, asegúrate de que está alineada con quien eres, con lo que es importante para ti y que te hace feliz a ti; así podrás compartir esa felicidad con tus hijos/hijas.
Estos son algunos de los consejos que comparte la coach de desarrollo personal, Mónica García, con el objetivo de que en el Día de Madre no se hable solo de regalos, sino de la importancia de que cada mujer pueda elegir y vivir la maternidad a su manera y lo más feliz posible.
Mónica García. Coach de desarrollo personal y directora del centro El Factor Humano
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