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Menopausia: derribando mitos

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A partir de aproximadamente los 50 años, hombres y mujeres deben intensificar sus hábitos saludables para seguir disfrutando con calidad de su vida. En el caso de las mujeres, esta frontera psicológica y física se tiende a situar por economía de pensamiento en la menopausia.

Cada vez hay más mujeres que reivindican que los cambios hormonales no deben suponer una excusa fácil para explicar la variabilidad en su cuerpo y en sus emociones. Además, existen en torno a la etapa de la menopausia una serie de mitos que se deben derribar.
  
La menopausia se caracteriza por la ausencia de reglas durante un año entero, desaparece la función ovárica y disminuyen los niveles hormonales. Los síntomas más comunes y que pueden detectar las mujeres son los sofocos, el insomnio o la sequedad vaginal. Estos síntomas son de aparición muy variable, en algunos casos casi imperceptibles y en otros capaces de afectar a la calidad de vida de la mujer. Por ello, es imprescindible conocerlos bien y saber cómo hacerles frente.

Resulta imprescindible asumir la edad con naturalidad, vigilar la salud ósea y pasar por los controles médicos necesarios para prevenir cualquier tipo de patología. 

Sin embargo, la realidad es que existen muchos tabúes, no hay que cambiar la vida por la menopausia, las mujeres no somos tan dependientes de las hormonas y somos muy capaces y podemos controlar las emociones.

Entre los síntomas más subjetivos de la menopausia se encuentran la falta de libido, la irritabilidad o el aumento de peso. Síntomas que pueden asociarse a la menopausia pero que pueden tener otras causas y solucionarse con un estilo de vida más saludable.

Consejos a poner en práctica durante la menopausia

–  Un síntoma común de la menopausia que las mujeres no suelen detectar es la osteopenia, una disminución en la densidad mineral ósea que puede derivar en osteoporosis y en un consecuente aumento en el riesgo de fracturas óseas: incluir más lácteos en la dieta y alimentos ricos en calcio como legumbres, frutos secos, verduras, pescado azul o mariscos como los langostinos. Además, hay que aumentar el consumo de nutrientes que ayuden a la mineralización de los huesos como fósforo, magnesio y vitamina D.
  
–  Junto a la práctica de ejercicio moderado, tomar el sol de forma segura ayudará también a promover la salud ósea.

–  Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol ayudarán en este propósito de llevar una vida más saludable.
  
–  Aunque hace unos años se empleaba el reemplazo hormonal en muchas mujeres para el tratamiento de los síntomas de la menopausia, en la actualidad se restringen mucho estas terapias y sólo se emplean en los casos en los que la calidad de vida se ve más alterada.
  
–  Son principalmente los sofocos exacerbados, los golpes de calor repentinos e incontrolables en los que existe un nivel tan elevado de sudoración que interfiere con el desempeño de las actividades cotidianas e incluso el sueño, los que llevan a la terapia hormonal que además se realiza por periodos controlados de tiempo.
  
–  Si no hay sofocos no es necesario el uso de terapia hormonal: el cambio a unos hábitos saludables en el estilo de vida que controlen el posible aumento de peso o las alteraciones en el sueño, así como tratamientos tópicos que puedan ayudar a combatir síntomas como la sequedad vaginal que interfieren en las relaciones sexuales.

Pía Martín. Coordinadora de la Unidad de la Mujer de la Clínica La Luz y experta en ‘coaching’ para la salud.

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