Si estuvieras ahora mismo presente en una conversación protagonizada por varias mujeres, no tardarías mucho en captar comentarios, a priori inocentes, sobre cuántos kilos de más creen tener. Esta costumbre cada vez es más común y ya ha sido acuñada, en inglés, como fat talk.
Más del 90 por ciento de las mujeres han afirmado en un momento u otro sentirse gordas, aunque no puedan considerarse bajo ningún concepto como mujeres con sobrepeso. Y un tercio de ellas lo hace continuamente. Son los alarmantes descubrimientos realizados por el Psychology of Women Quartenly.
El fat talk, incluye frases tan comunes para nosotros como: ”estoy gorda”, “tengo que perder un par de kilos”, “¿me hace gorda este pantalón?” Lo que los expertos indican es que este tipo de conversaciones pretenden calmar la insatisfacción que tiene la mujer con su propio cuerpo a través de preguntas camufladas emitidas al resto. Tienen el papel de buscar la tranquilidad a través del refuerzo continúo, ese “no seas tonta, si estás perfecta” es la frase ansiada para intentar calmar su insatisfacción.
Mentiras de nuestro cerebro
Todos pensamos que nuestro cuerpo es más grande de lo que en realidad es. El cerebro te engaña haciéndote pensar que tu cuerpo puede llegar a ser dos tercios más grande, señala un estudio reciente realizado en la Universidad de Londres. Esto nos da una de las razones para explicar el gran número de casos de anorexia y bulimia que existen basados en la distorsión de la propia imagen.
El estudio afirmaba que partes del cuerpo como el estómago o los muslos eran las más deformadas por aquellas mujeres que sentían ansiedad por su imagen corporal. Solemos crear una representación precisa de nuestro cuerpo a través de lo visual, pero es difícil escapar del modelo mental que nos impone el cerebro. Es decir, tendemos a alterar la perfección del cuerpo y aún más en las zonas que más nos acomplejan.
Educa a tu cerebro
Siempre que te mires al espejo recuerda que lo que ves no será una representación fiel de tu cuerpo, intenta olvidar tus inseguridades y miedos y olvídate de cambiar tu alimentación.
– Sustituye esos pensamientos con algo realista y positivo.
– No compares tu cuerpo con el resto.
– Aprecia tu cuerpo tal y como es.
– Nunca hables de gordura frente a tus hijos. No les transmitas estos malos hábitos.
Noelia de Santiago Monteserín