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Bodas de verano, elegir vestido y complementos

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Las invitaciones a las bodas de verano nos encantan, porque estamos más guapas y lucimos más. En las bodas de verano, elegir vestido y complementos no es difícil. La verdad, no solemos meter la pata a la hora de elegir vestido y complementos, sin embargo, siempre hay pequeños detalles de estilo y saber estar que puede que alguna vez se te hayan escapado y, si no, repasa esta lista.

Bodas de verano: los accesorios que sí

– Joyas. Nada es demasiado en una boda de verano. Solemos pecar de austeras pero unos pendientes, una gargantilla o una pulsera te dan otro porte. Saca tus mejores joyas -si es que tienes-, pídele a tu madre o hazte con una buena pieza de bisutería. Engalánate, sin resultar extravagante.

– El bolso obligatorio. Aunque sea minúsculo y sólo te quepa una barra de labios, nunca subestimes su poder. El bolso sirve, sobre todo, para no sentirte absurda cuando no sabes qué hacer con las manos porque ni tienes bolsas que cargar, ni niños a los que agarrar. Hazte con uno que no sea de colgar y si aun así te siguen sobrando las manos, nunca cometas el error de cruzarte de brazos o ponerlos en jarras; como mucho, cógete las manos por delante estilo «infanta».

– El tocado. Se ha impuesto y no sólo para la madrina de la boda o madre de la novia, parece que todo el mundo se apunta. Antes de ponértelo que alguien certifique que sabes llevarlo con gracia, no sea que parezca un apéndice de tu cabeza.

– Un abanico. Imprescindible, sobre todo si es un día de muchísimo calor y la iglesia no dispone de aire acondicionado. Si te lo has olvidado, mantén el tipo y no te abaniques con la hoja de cánticos.

– Los zapatos. Excédete en el tacón, pero siempre ten la seguridad de que sabrás llevarlo con dignidad aunque te maten los juanetes (las más jovencitas que no se excedan, porque su esqueleto no está preparado para ellos y suelen parecer «patos mareados»). Las sandalias siguen siendo la mejor opción del verano, si te compras unas de un color neutro -dorado, plateado o crudo-, probablemente te sirvan para muchas más bodas. Las medias, aunque no estén de moda entre las celebrities, siguen siendo un síntoma de buen gusto.

Vestir con decoro en las bodas de verano

Una ocasión de alto copete como esta admite enseñar un poco más de piel, llevar un vestido de tirantes o un palabra de honor, pero nunca es motivo para enseñar el canalillo o canalón, según cada caso. Parece que el escotazo se ha puesto de moda -también entre señoras maduritas- y no hay cosa más cateta. Hay que ser realistas: ni estamos en Hollywood, ni somos Sofía Loren.

Y como las bodas suelen ser religiosas también hay que tener ojo de cómo vamos a la iglesia. No es adecuado asistir a un templo ni con escote, ni con tirantes, ni sin mangas y, poniéndome en lo peor, ni con minifalda enseñando la cacha, ni con tops enseñando la lorza. Y aunque nadie te lo diga ni te prohíban entrar, es una falta de respeto. No cuesta nada llevar un chal para este momento.

Bodas de verano: los accesorios que no

– Las gafas de sol. Son un complemento de sport y, por lo tanto, quedan regular.

– El reloj. Totalmente prescindible. A no ser que sea la mega joya de tu bisabuela, déjalo en casa, porque no encaja con el resto de tu atuendo.

– Esas pulseras que llevan tantos años contigo y que ya forman parte de tu muñeca. O complementos de pelo tipo pinzas, horquillas de peluquería o gomas cutres. Todo esto es incompatible con rasos, sedas y tafetanes. (Dedicado a las más jóvenes).

Ojo con… en las bodas de verano

– … dejar el pelo para el final y aparecer con la melena leonina a lo Tina Turner, fruto de un secado casero-exprés de última hora. Si eres de las que siempre te pilla el toro, ve a la peluquería el día anterior (pero, si quieres que te dure, que no te pongan laca).
– … abusar del móvil. Aunque tengas la sensación que precisamente hoy te van a llamar de urgencia porque se te ha descalabrado el niño, no te pases la boda pegada a él, no hables aunque sea absolutamente imprescindible y, sobre todo, nunca lo dejes encima de la mesa como esperando esa llamada fatal.
– … ir con bebé adosado. Lo sé, todas lo hemos hecho, pero no pega ni con cola y encima todo el mundo se siente obligado a hacerle alguna gracia.
– … el famoso puntillo. Ir de blanco no es la única manera de robar protagonismo a la novia, dar la nota en la pista de baile o llamar la atención en exceso es otra y puede que te la guarde para toda la vida.

Marina Echánove. Estilista y escritora. Autora del libro Tu estilo. Las claves de la elegancia, la feminidad y la distinción, de Editorial Palabra

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