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Por qué no debes decir a tu hija lo guapa que es (tantas veces)

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Tu hija es preciosa. Los abuelos, los tíos, tus amigas, tú… se lo estáis diciendo desde que era bebé. Te gusta elegir la ropa más bonita para ella, la peinas cada día…. Sí, desde luego tu hija es preciosa. Y tú se lo dices. «Qué guapa estás con ese vestido». «¡No te manches, que estás muy guapa!». «¡Qué chulos son los zapatos nuevos!» Además de decírselo tú, se lo dicen los adultos que la rodean.

Poco a poco, sin que tú te des cuenta, los adultos estáis enseñando a tu hija que es muy importante que esté guapa. Lo escucha tantas veces que ella ha interiorizado que la belleza, el cuerpo, la ropa y el aspecto exterior son importantísimos en su vida.

Si también tienes un hijo, o si estás cerca de niños, observarás que a los niños se les dicen otras cosas como: «Qué niño tan listo», «qué fuerte eres», «así me gusta, un chico valiente». «¿Tú qué deporte practicas?».

Mientras las niñas aprenden que tienen que ser guapas, los niños aprenden que es bueno ser atléticos, listos, fuertes y valientes.

Cuando estáis con la abuela, le decís: «¿Has visto que guapa está María con el vestido nuevo?» y «Héctor ha ganado tres partidos de fútbol seguidos y además ha sacado un sobresaliente en matemáticas».

En ocasiones, eso se traduce en problemas a medida que crecen; algunas niñas tienen problemas muy serios de alimentación, una autoestima baja porque nunca son suficientemente guapas (o delgadas), e invierten su tiempo, energía y mente en mejorar su aspecto físico, en lugar de estudiar, jugar, hacer deporte o simplemente actividades que les hagan disfrutar y aceptarse como son.

¿Qué puedes hacer para alabar a tu hija sin decirle que es guapa?

Alaba a tu hija sin decirle que es guapa

Revisa tus valores. ¿Qué es importante para ti en una mujer? ¿El aspecto físico? ¿O te importa más que sea asertiva, trabajadora, honesta, activa, divertida…? Si el aspecto físico es lo que te hace juzgar a una persona, tal vez deberías intentar fijarte en cosas más importantes como su inteligencia, su personalidad, sus ganas de vivir, su alegría, su valentía, su fuerza interior…

Busca otras cosas que te gusten de tu hija. ¿Tienes una niña muy ágil? ¿Lista? ¿Generosa? ¿Tiene una gran capacidad de esfuerzo? ¿Es detallista? ¿Observadora? ¿Es una niña valiente? ¿Es asertiva? ¿Es la líder de su grupo (a lo mejor la llaman «mandona», pero en realidad es una excelente líder)? En lugar de valorar su aspecto físico (recuerda que no ha hecho nada por conseguirlo), aplaude su esfuerzo, su valentía, su inteligencia, su generosidad, su creatividad o su sentido del humor.

Habla de la ropa y el aspecto físico lo menos posible. Deja los comentarios sobre su apariencia para las ocasiones especiales: el día de su cumpleaños, Navidad o una boda. Solo las fechas en los que todos os arregláis y os ponéis ropas especiales. Si otros adultos le dicen siempre lo guapa que es, puedes responder con una sonrisa: «sí, es guapa, pero sobre todo es listísima (o valiente, o deportista, etc.).

Si no quieres hacer este comentario delante de otros adultos, puedes hablar con ella cuando estéis solas y decirle: «No entiendo por qué a las niñas os dicen siempre lo guapas que sois. ¡Ni que fuera tan importante! Me parece mucho más importante ser tan trabajadora y creativa como eres tú».

Alaba cosas que también alabarías en un varón. Si tu hija fuera un niño, ¿estarías todos los días hablándole de su ropa y su peinado? ¿Te molestaría tanto que se manchara o despeinara? ¿O le hablarías de lo buen deportista que es? Piensa que para el desarrollo de tu niña, es muchísimo más importante que sea atlética a que tenga un vestido bonito. Además, ¿cuál es el mérito de tu hija de tener vestidos bonitos, qué esfuerzo ha hecho ella para conseguir vestirse así?

Viste a tu hija apropiadamente para cada ocasión. Los vestidos son preciosos pero ¿son apropiados para ir al parque? En el parque tu niña tiene que trepar, correr, saltar… ¡y mancharse! Jugar con barro, con arena… Tiene que olvidarse de la ropa porque su «trabajo» como niña es jugar, y no estar pendiente de una prenda de vestir.

¡No lo hagas con otras niñas! Cuando te encuentres con las amigas de tu hija, con tus sobrinas o con otras niñas, ¡no les digas lo guapas que están! Háblales de otras cosas, pero no de su pelo tan largo ni de sus zapatos tan bonitos. ¡Ellas también necesitan que se las reconozca por su valores, no por su aspecto! Además, tu hija aprenderá que TODAS las niñas tienen cosas importantes que aportar al mundo.

Valores para la igualdad de género

Si quieres que tu niña tenga las mismas oportunidades que los niños, si quieres que tenga el mismo puesto de trabajo, el mismo salario, la misma capacidad de decisión y la misma libertad que un varón, ¡tienes que empezar ya a educarla con otros valores! Valores donde su aspecto exterior sea lo que menos importa de su persona. Porque tu niña vale mucho más.

Amaya de Miguel. Coach y fundadora de Relájate y educa

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