Aunque las mujeres leen y escriben más que los hombres, según datos del Ministerio de Cultura, el 71% mujeres leen de manera regular frente a 63% de hombres, son ellos los que publican el doble y reciben más premios.
El experimento de una autora británica demuestra que una obra firmada por un hombre recibe más ofertas de publicación. El sector literario no se libra de estar en el punto de mira de la igualdad de género. De hecho, a la mismísima J. K. Rowling, autora de la exitosa saga Harry Potter, la editorial le recomendó que firmara con sus iniciales, en lugar de con su nombre de pila, para ocultar que era una mujer y vender así más entre el público masculino.
En España, de los 55.501 títulos registrados en 2018, sólo el 32% fueron de autoría femenina.
Por eso, con motivo de la celebración del Día de las Escritoras (14 de octubre) ha salido a la luz que la publicación femenina solo representó el 32% del total de libros registrados en España en 2018. De acuerdo con los datos que el Ministerio de Cultura publicó el pasado mes de junio, la desigualdad dentro del sector literario es una realidad. De los 55.501 títulos inscritos, el 61,6% son de hombres y el 32,1% de mujeres (el 6,3% no consta). En cifras: ellos presentaron 34.183 obras y ellas 17.801.
Y aún hay más datos: sólo el 20% de los galardones literarios en España los ganan escritoras, mientras que el Nobel, el premio literario más prestigioso del mundo que lleva entregándose hace más de un siglo, sólo ha premiado a 14 mujeres en toda su historia.
La desigualdad de género en el mundo literario
Para Diana P. Morales, escritora y directora de Portal del escritor, esto ocurre por tres razones: «por un lado existe un sesgo por parte de las editoriales y las agencias literarias a la hora de elegir libros de mujeres, por otro, este sesgo existe también a la hora de hacer reseñas de libros de mujeres en revistas o periódicos, y por último, el público piensa que los libros escritos por mujeres tienen un contenido pensado para mujeres».
En esta línea, sorprende también el caso de Catherine Nichols, una escritora británica que realizó un curioso experimento. Esta escritora envió su novela a 50 agencias literarias, primero con su nombre y más tarde, con un pseudónimo masculino. Cuando mandó la novela con su nombre recibió dos respuestas de agencias; sin embargo, al enviarla con un seudónimo masculino, recibió respuestas de cinco de cada seis agencias, y 17 de ellas le solicitaron directamente el manuscrito muy interesadas. En total, tuvo 8 veces más éxito con su nombre masculino que con el femenino presentando la misma novela.
Evidentemente, el escollo de las editoriales no es el único obstáculo que debe sortear la literatura femenina. Hay que añadir que, como dice Diana P. Morales, «los libros escritos por mujeres, debido a que la mayoría suelen llevar la etiqueta «ficción femenina», hace que el público masculino tenga más problemas para leer libros escritos por mujeres, pues piensan que no les van a interesar, que son «femeninos» o para mujeres. Curiosamente, la mayoría de los libros escritos por mujeres tienen la imagen de una mujer en la portada».
A la luz de estos datos, parece que poco ha cambiado el panorama literario en los dos últimos siglos, si recordamos el caso de las hermanas Brontë, quienes en 1847 tuvieron que firmar sus obras bajo pseudónimos masculinos para que pudieran llegar al público.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Diana P. Morales. Escritora y profesora de escritura creativa. Directora de Portaldelescritor
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