Ser mujer, estar en torno a los 50 años, atravesar la menopausia y descubrir síntomas con los que nunca habías lidiado, puede resultar desconcertante. Sobre todo toparte con uno de ellos: los reiterados despistes y la falta de concentración. ¿Qué hacer?
Me contaba una amiga médico especializada en neurología que, haciendo unos cursos en un hospital americano, un grupo de neurólogos diagnosticó inicialmente por error Alzheimer a una mujer de 52 años que atravesaba la menopausia y presentaba signos muy evidentes de deterioro cognitivo.
Tras meses de estudio y pruebas, y tras seguir una serie de tratamientos, entre ellos uno hormonal a base de estrógenos, los facultativos repararon en que su sintomatología mejoraba notablemente. El deterioro cognitivo de la paciente estaba al parecer vinculado a una reducción drástica de estrógenos, las hormonas cuya producción comienza a fluctuar y decaer durante los años previos a la menopausia. Estaban ante un caso agudo o muy marcado de niebla o fatiga mental, uno de los 89 síntomas asociados a la menopausia y que puede confundir tanto a médicos como pacientes en sus inicios.
¿Por qué empieza la fatiga mental en la menopausia?
Tal como nos cuenta la doctora Juncal Sevilla, psiquiatra, «la menopausia es un fenómeno biológico natural en la vida de una mujer. Actualmente, la menopausia afecta las vidas de millones de mujeres en todo el mundo y será un tema de creciente preocupación a medida que la población envejezca en las próximas décadas. La salud y el bienestar general de las mujeres de mediana edad se han convertido en un importante problema de salud pública en todo el mundo. Más del 80% de las mujeres experimentan síntomas físicos o psicológicos en el año próximo a la menopausia, lo que lleva a una disminución de la calidad de vida».
Pero primero debemos entender dos cuestiones básicas:
1. Qué fases tiene la menopausia de una forma global
2. Qué ocurre dentro del cuerpo de una mujer para que se llegue a esta menopausia y aparezcan lo que conocemos como síntomas de la menopausia.
La menopausia está presidida por un periodo conocido como transición menopáusica, o perimenopausia. Esta etapa de transición es un período de tiempo definido que comienza con la aparición de ciclos menstruales irregulares hasta el último períodomenstrual. Hablamos de menopausia como tal desde el momento que tiene lugar el último período menstrual seguido de 12 meses de amenorrea o falta de menstruación a partir del cual hablaremos ya de etapa postmenopáusica.
El fenómeno ocurre por un agotamiento de los folículos ováricos, unas estructuras que están dentro del ovario y que es donde se generan los ovocitos que se convertirán en óvulos maduros. El ovario es la única fuente de ovocitos (futuros óvulos) de la mujer, su principal fuente de estrógeno y progesterona, y una fuente importante de andrógenos. El cese ovárico de la producción de progesterona no parece tener consecuencias clínicas, excepto el mayor riesgo de proliferación endometrial, hiperplasia y cáncer asociados con la producción endógena continua de estrógenos o la administración de terapia con estrógenos en mujeres menopáusicas.
Sin embargo, las principales consecuencias de la menopausia están relacionadas principalmente con la deficiencia de estrógenos. Los principales problemas de salud de las mujeres menopáusicas incluyen síntomas vasomotores, atrofia urogenital, alteraciones del sueño, síntomas psiquiátricos, deterioro cognitivo o problemas sexuales.
Hablemos de dos de estas áreas sintomáticas: el deterioro cognitivo o mental también conocido como fatiga mental y el sueño.
5 preguntas a la experta
Preguntamos a la doctora Juncal Sevilla sobre qué supone exactamente la fatiga mental, cómo reconocerla y cómo plantarle cara cuando aparezca.
¿Qué se entiende por fatiga mental en la menopausia y por qué ocurre?
Entendemos como fatiga mental el deterioro que se produce en las funciones cognitivas superiores como son la memoria, atención y concentración, capacidad de aprendizaje y en general un menor rendimiento mental.
Esta fatiga mental es atribuible a la falta de estrógenos que a su vez regulan funciones cerebrales en diferentes zonas como la corteza frontal o el hipocampo y que intervienen en las funciones cognitivas ya que intervienen en la regulación de neurotransmisores entre otros, como la dopamina o la serotonina.
Estos síntomas pueden ser evaluados mediante la escala utilizada para medir la gravedad de los síntomas de la menopausia Menopause Rating Scale (MRS) donde se incluye el ítem Cansancio físico y mental con posibles síntomas experimentados como menor rendimiento generalizado, problemas de memoria, menor concentración omala memoria.
En estudios realizados con mujeres en menopausia estos síntomas fueron los que más afectaban a su calidad de vida junto a los problemas de sueño y los sofocos, por delante de otros síntomas como los problemas musculares y articulares, síntomas cardiacos o problemas urogenitales.
¿Cuándo hay que atribuirlo a la menopausia y cómo saber que no es debida a otras causas?
En primer lugar hay que matizar que la menopausia y el envejecimiento natural son fenómenos que están ligados por naturaleza, entendiendo que con el aumento de esperanza de vida de la sociedad actual, un tercio o más de la vida de una mujer transcurrirá después de la menopausia por lo que a una determinada edad de la mujer si estos síntomas se tornan el problema fundamental, deberemos descartar algún proceso como la enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia.
Pero en principio para relacionar estos síntomas con la menopausia podremos observar que no aparecen de forma aislada, sino que se acompañan de otros problemas como los sofocos, el insomnio, alteraciones cardiacas o musculares y óseas. Esto será la clave fundamental. Un adecuado control ginecológico nos lo confirmará puesto que en la ecografía y los análisis hormonales se verán reflejados los cambios propios de este periodo. También es fundamental que la mujer relate que estos problemas cognitivos han aparecido coincidiendo con las alteraciones hormonales, habiendo un antes y undespués.
En otras ocasiones esta afectación en las funciones cognitivas puede haber estado presente durante toda la vida de una mujer pero se verán intensificados en la menopausia, en cuyo caso tendremos que descartar problemas previos como untrastorno por déficit de atención e hiperactividad, generalmente no diagnosticado enla infancia.
También es importante evaluar que estos síntomas no obedezcan a una patología psiquiátrica como la depresión o la ansiedad, en cuyo caso aparecerán otros síntomas característicos no propios de la menopausia.
¿Qué importancia tiene el sueño y el buen descanso en la frecuencia de estos episodios?
El insomnio ocurre en 40 a 50 % de las mujeres durante la transición menopáusica. Los trastornos del sueño durante la menopausia se han asociado con la deficiencia deestrógenos, que a su vez es la causa de la aparición de sofocos. El desequilibrio hormonal se traduce en una mala calidad del sueño a través de un mecanismo termorregulador, lo que resulta en temperaturas corporales centrales altas.
Los estudios afirman que los sofocos y la sudoración en las mujeres causan suficientesmolestias como para interrumpir el sueño en medio de la noche. Además, en la menopausia el sueño es menos profundo y se puede interrumpir con más facilidad, especialmente en la segunda mitad de la noche, siendo algo característico esta interrupción más que la dificultad en la conciliación.
Por otro lado las tasas de apnea del sueño aumentan con la edad, pasando del 6,5% enmujeres de 30 a 39 años al 16% en mujeres de 50 a 60 años. Se desconoce la fisiopatología, pero las teorías incluyen una relación con el aumento de peso posmenopáusico o con la disminución de los niveles de progesterona ya que la progesterona estimula la respiración.
Además de sufrir cambios en los niveles de estrógeno y progesterona, las mujeres posmenopáusicas experimentan una disminución en la melatonina y en la GH(hormona del crecimiento), las cuales tienen efectos sobre el sueño. Por todo ello, las alteraciones en el sueño son un factor clave a su vez en el rendimiento cognitivo diurno de la mujer en esta etapa de su vida y son dos áreas sintomáticas que están íntimamente relacionadas.
¿Hay algún tipo de suplementación o alimentos que mejoren esta situación?
En este apartado no podemos dejar de hablar de los fitoestrógenos, ya que son literalmente sustancias estrogénicas de origen vegetal y que se encuentran en unagran variedad dentro de la naturaleza. Unos muy conocidos son las isoflavonas, presentes en varias legumbres como la soja ola alfalfa. La soja la podemos encontrar a su vez en el tofu, el edamame o el miso. Otro de ellos es el cumestrol que también se encuentra en la alfalfa.
Mención aparte merece la linaza o semillas de lino ya que contiene enterolignanos, que tienen una estructura similar a los estrógenos endógenos. La linaza es rica en fitoestrógenos y puede disminuir los síntomas de la menopausia ya que ha mostrado efectos beneficiosos sobre la frecuencia e intensidad de los sofocos. Además contiene ácido alfa-linolénico (ALA) y ácido oleico, junto a otrosnutrientes esenciales como fibra dietética, vitaminas y minerales.
El consumo regular de linaza puede ayudar a mejorar el perfil lipídico y reducir la presión arterial, la glucosa en ayunas y el índice de resistencia a la insulina (HOMA-IR). Además, la linaza se caracteriza por propiedades anticancerígenas y antioxidantes y puede reducir significativamente la intensidad de los síntomas asociados con lamenopausia.
Además de los fitoestrógenos hay plantas medicinales que han demostrado su eficacia en la reducción de los síntomas de la menopausia como la salvia (Salvia Officinalis). Se ha podido comprobar que este compuesto produce cambios en la actividad eléctrica general del cerebro que se traduce en una mayor capacidad mental y una mejor capacidad para afrontar los desafíos cognitivos, acompañado de una reducción de la producción de estrés endógeno junto a una reducción de los síntomas vasomotores(sofocos, sudoración).
El hinojo (Foeniculum vulgare ) merece especial atención por su creciente consumo endiferentes formas en todo el mundo (como verdura, infusión de hierbas o ensuplementos) por los efectos beneficiosos sobre el síndrome menopáusico.
También la melisa (Melissa officinalis), el romero (Rosmarinus officinalis) o el cohoshnegro (Cimifiga racemosa) tienen efectos estrogénicos. Por último merece la pena nombrar dos compuestos naturales que han demostrado similar potencia estrogénica: Trifolium pratense L. (trébol rojo) y Humulus lupulus L.(lúpulo).
Hoy en día podemos encontrar diferentes productos en el mercado que incluyen varios de estos elementos y que pueden ayudar considerablemente a mejorar los síntomas de la menopausia en mujeres que opten por no usar la TRH o en las que esta estécontraindicada.
Rosanna Rezusta. Periodista y cofundadora de Menogeneration, menogeneration.com
Asesoramiento: Dra. Juncal Sevilla, psiquiatra.
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