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Las mujeres son más propensas a ‘comer emocionalmente’

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Las mujeres son más propensas a buscar aliviar sus altibajos emocionales con la comida. Así lo demuestran los resultados de un informe del Centro médico Dra. Katz, que revela que el “hambre emocional” o la necesidad de comer emocionalmente afecta sobre todo a las mujeres y es una de las causas más significativas en el aumento de peso.

Esta investigación, que contó con la participación de 481 personas de distintas edades y contexturas físicas, reveló que las que manifiestan comer de más al estar tristes o enfadadas presentan índices de masa corporal más altos  que los que no lo hacen. También el tipo de alimentos a los que recurren varía según el género: mientras los varones prefieren los alimentos salados, las mujeres se inclinan por lo dulce.

Más del 74 % de los encuestados asegura que necesita canalizar la ansiedad diaria a través de la comida. Por otro lado, el 40% de las mujeres dice que, en los períodos en que está triste, come de más. En cambio, el enfado y la ira es la emoción que más lleva a los hombres a abrir el frigorífico para darse atracones, especialmente de noche.

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¿Qué significa comer emocionalmente?

Comer emocionalmente significa ingerir alimentos como forma de afrontar las emociones, aunque no se tenga hambre. Las emociones negativas son las que más desencadenan el «hambre emocional». De hecho, muchas personas se refugian en la comida cuando están estresadas, ansiosas o aburridas.

No obstante, también se puede comer emocionalmente cuando se desencadenan emociones positivas, y este hambre emocional está asociado al romanticismo de compartir un postre en el día de San Valentín o a la celebración de un banquete en un día festivo.

Cómo distinguir entre el hambre emocional y el hambre real

Diferencia entre hambre emocional y real

Para evitar el exceso de peso, la coach Patricia Guzmán presenta el «Método Ancla», basado en la motivación y el amor propio, que ayuda a cambiar la manera de comer, evitando la sensación de pasar hambre y las listas de alimentos prohibidos.

«El Método Ancla se enfoca en las emociones que desencadenan las ganas de comer, aún cuando no es el cuerpo el que te lo está pidiendo. Para perder peso hay que descubrir primero las razones que llevan a engordar e identificar las costumbres negativas y, después, empezar a cambiar la mentalidad respecto al cuerpo y la comida y la manera de comer», explica Patricia Guzmán.

Además, el «Método Ancla» no incluye listas de alimentos prohibidos o permitidos y rechaza la necesidad de «pasar hambre» y las «soluciones mágicas». 

«El primer paso para romper el ciclo de comer emocionalmente consiste en aprender a distinguir entre el hambre emocional y física». Así, el hambre emocional aparece de repente, ansía alimentos específicamente cómodos, conduce a menudo a la costumbre de comer, no se encuentra en el estómago y lleva con frecuencia a sentir culpa o vergüenza.

Consejos controlar el peso y el estrés

1. Establecer una meta, trazar un plan con objetivos no demasiado ambiciosos

2. Buscar tiempo para uno mismo

3. Seleccionar alimentos con anticipación para poder saborearlos sin sentirse culpable.

Patricia Guzmán. Personal Coach.

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