¿Qué podemos hacer para no agobiarnos, para no sucumbir ante esa percepción de que no llegamos a todo? Ser previsores, eficaces nos ayudará a disfrutar de cada momento y descubrir que hay tiempo para todo.
No es extraño escuchar en las conversaciones entre parejas, amigos o en familia expresiones del tipo: «no tengo tiempo», «no llego a todo«, «siento que hago las cosas a medias».
Son muchas las tareas a las que hay que dedicarse a lo largo del día, por lo que es inevitable que los padres sientan que no pueden llegar a todo y esto genere un gran estrés y carga emocional. La mayor presión viene cuando se siente que no se llega a lo realmente importante: que es la familia y los hijos.
Ideas para no agobiarse con la falta de tiempo
Para reducir, en cierta forma, ese estrés y malestar generado, y para gestionarlo adecuadamente es importante tener en cuenta las siguientes ideas:
– Es fundamental tener una buena organización y, dentro de ella, dedicar un espacio especial a lo importante sin dejarlo de lado por lo urgente.
– Saber centrar la atención en aquello que se realiza en el momento puede ser especialmente positivo. Desgastamos mucha energía en pensar en todo lo que tenemos que hacer. Esto estresa, bloquea y no ayuda a avanzar. Es necesario tener la capacidad de hacer sólo aquello que se está realizando en ese momento y no pensar en todo lo que queda por hacer.
La organización es la clave
Para que esto sea eficaz, será fundamental, haber contado con una buena organización previa. Cuando estamos haciendo aquello que consideramos más importante, como puede ser el estar con nuestros hijos y familia, es cuando más capacidad debemos tener de aislamiento.
Centrar toda nuestra energía, atención y disfrute en ese momento, no sólo ayudará a que nos sintamos bien y seamos felices, sino que, además, lograremos que se sientan especiales aquellos con los que estemos. Esto revierte de una manera especial en los hijos.
Cuesta mucho no hacer otras cosas a la vez, como puede ser mirar el teléfono constantemente, el ordenador, llamadas de trabajo, tareas del hogar, pero hacerlo resta equilibrio emocional y disfrute y genera sentimientos de culpabilidad difíciles de gestionar.
– Es muy importante saber compartir responsabilidades y preocupaciones. No es positivo cargarse uno sólo con todo, ya que genera un nivel de tensión muy elevado dando lugar a niveles de eficacia muy bajos.
– Dejarse ayudar. Suele costar mucho pedir ayudar o dejarse ayudar. Se ve como un símbolo de debilidad, pero es una virtud reconocer las limitaciones y buscar la manera de solventarlas.
– Es fundamental dedicar un momento del día para hacer algo para uno mismo. Los hobbies, aficiones o momentos con amigos sirven para renovar energías y poder seguir en la lucha diaria con mayor fuerza y motivación.
Teniendo en cuenta estos aspectos será más sencillo tener sentimientos positivos y, al sentirse bien con uno mismo, se trasladan esos sentimientos a los demás. Se contagia el bien estar y se respira un clima agradable y estable repercutiendo muy favorablemente en todos aquellos que nos rodean.
María Campo. Asesora Pedagógica de Eduka&Nature
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