El frío invernal puede causar una deshidratación profunda en la piel y merece un cuidado especial durante los días fríos para evitar las sensaciones de tirantez, las molestas irritaciones y la sequedad.
Las condiciones climatológicas del invierno, como el frío y el viento, ocasionan en la piel normal una mayor sensibilidad en estos meses del año a consecuencia, fundamentalmente de la mayor pérdida de agua a través de la piel. Iolanda Prats Caelles, dermatóloga especialista de Área del Servicio de Dermatología del Hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de Los Reyes (Madrid), nos habla de los cuidados de la piel y nos proporciona una serie consejos de cara al invierno.
La hidratación cutánea es uno de los principales factores para mantener la función barrera en una piel saludable. Esta función nos protege de las agresiones externas, de las infecciones y ayuda a mantener correctamente nuestro metabolismo. Las personas que además tengan un problema cutáneo de base como una dermatitis atópica o una psoriasis pueden empeorar con facilidad precisando mayor atención médica.
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Cómo prevenir la sequedad de la piel típica del invierno
Para mejorar el aspecto estético cutáneo y corregir los efectos del envejecimiento, pueden utilizarse tanto productos tópicos como orales. Existen una amplia variedad de cosméticos con hidroxiácidos, retinol y vitamina C que ayudan a prevenir el daño del paso del tiempo en la piel. El uso de complementos orales con vitaminas antioxidantes del grupo A, B, C, y E también ayudan a mejorar la apariencia de la piel. Además, hay que tener en cuenta, que esta es la mejor época del año para someterse a algún tipo de tratamiento de rejuvenecimiento tipo peeling o láser.
No obstante, será el nivel de hidratación cutánea, el que determinará el estado de salud de nuestra piel durante el invierno. Siguiendo unas recomendaciones básicas durante estos meses de higiene y cuidado se pueden minimizar los efectos de la deshidratación.
Los principales síntomas de la falta de agua en la piel son: piel seca y tirante, áspera, con tendencia a la descamación, aparición de grietas y picor. Las zonas más expuestas al medio serán las más afectadas como la cara, los labios y las manos.
A lo largo del año, siempre es recomendable una limpieza de la piel. Esta limpieza debe realizarse a diario por la mañana y por la noche, mediante agentes limpiadores suaves no irritantes para contrarrestar los efectos del frío. Es recomendable evitar baños corporales muy prolongados con agua muy caliente.
Posteriormente, hay que elegir una buena crema hidratante para suministrar el suficiente grado de humedad e hidratación a la piel, que contenga fundamentalmente urea, aminoácidos y lípidos epidérmicos. Hay que elegir el producto en función de la zona a tratar.
En general, muchos productos con agentes hidratantes combinan además un cierto grado de protección solar. Para las actividades diarias en la ciudad, y evitar el efecto dañino del sol, los expertos recomiendan un índice de protección solar (IPS) entre un 15-20; éste debe ser mayor si vamos a realizar actividades al aire libre o en alta montaña como el esquí.
Si a lo largo del verano han aparecido manchas parduscas en la cara, puede emplearse alguna sustancia despigmentante, añadida a la crema hidratante elegida o bien indicada por un dermatólogo si el problema es más grave.
Como conclusión, el objetivo principal en esta época del año es lograr mantener las mejores condiciones fisiológicas, logrando un correcto equilibrio entre el nivel de humedad y los agentes lipódicos cutáneos. Por tanto, los productos cosméticos para elcuidado de la piel pueden protegerla frente agentes nocivos como el medio ambiente. No obstante, ante cualquier duda, siempre es recomendable consultar con un especialista en dermatología.
Consejos para hidratar la piel por zonas
Se recomienda aplicar cremas hidratantes para el cuerpo y manos, cremas específicas para el cutis y bálsamos labiales para proporcionar salud y bienestar a nuestra piel. Además de beber mucho líquido es necesaria una buena crema para hidratar la piel, que contenga fundamentalmente urea, aminoácidos y lípidos epidérmicos. Hay que elegir el producto en función de la zona a tratar:
Piel corporal: se recomienda evitar el uso de prendas de lana en contacto directo con la piel dado que pueden aumentar el grado de irritación. Se aconseja el uso de un preparado con efecto prolongado y duradero que contenga entre un 3% y un 5% de urea. Gracias a la aplicación de este tipo de productos aumenta la capacidad de retención de agua y el estado de la piel mejora o se normaliza.
Piel de las manos: hay que protegerse del frío y del viento mediante guantes de fibras suaves. Aplicar a diario, y en varias ocasiones, cremas o emolientes con mayor contenido de urea. Si aparece descamación o grietas dolorosas, es recomendable ponerse guantes sobre la crema adecuada.
Piel labial: hay que evitar humedecerse los labios de forma regular para que no aparezcan eccemas irritativos ni fisuras. Se recomienda aplicar bálsamos labiales de forma regular para mantener el nivel de hidratación, sobre todo antes de salir de casa.
Piel de la cara: en el rostro, a parte de mantener la capacidad de retención de agua, nos puede preocupar la protección solar y la aparición o tendencia al enrojecimiento. Se aconseja evitar cambios bruscos de temperatura, la ingesta de bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, sobre todo en personas con mayor sensibilidad cutánea, dado que aumenta la sequedad de la piel y las rojeces antiestéticas.
Dr. Román Rodriguez Barrigüete. Médico General y Medico del Trabajo de FCC
Asesoramiento: Iolanda Prats Caelles, dermatóloga especialista de Area Servicio de Dermatología del Hospital Infanta Sofía
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