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Consejos al pasar por una enfermedad

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En la actualidad, la sociedad se ha visto atacada por un coronavirus, una enfermedad, la Covid-19, que nos ha desbordado. Mientras enterrábamos a los muertos, el mundo entero se volcaba en encontrar tratamientos y vacunas que pudieran frenar las consecuencias de este coronavirus. ¿Cuál es el secreto de los que han superado la enfermedad?

El ser humano rehúye de manera natural los momentos de dolor. En una sociedad en la que hemos alcanzado una alta calidad de vida y en la que se confía en la ciencia al cien por cien para resolver cualquier problema de salud que pueda surgir, el dolor parece carecer de sentido.

Sin embargo, son muchas las personas que tras haber pasado por una enfermedad tormentosa, se han encontrado con una serie de enseñanzas positivas que de otra manera no hubieran aprendido.

Y es que es precisamente en los tramos dolorosos cuando vemos con más claridad lo que es importante en nuestra vida y lo que es secundario, además de que nos permite desarrollar virtudes humanas como la fortaleza, la comprensión o la paciencia, y también nos aporta un mayor grado de madurez.

La enfermedad, un golpe de la vida que hay que superar

Los tiempos difíciles, aunque indeseables para todos, traen consigo oportunidades que podemos aprovechar, aunque en principio sólo parezcan obstáculos. Una enfermedad puede ayudarnos a redefinir nuestra escala de valores, a apreciar más lo que tenemos y a la gente que nos rodea y a reflexionar sobre nuestra vida. Y no se nos puede pasar por alto la madurez que podemos llegar a descubrir que poseemos tras pasar los peores momentos.

Las dificultades nos curten, tanto al que la padece como a los de su alrededor, y nos ayuda a poner los pies en la tierra. Nos toca ejercer una fortaleza que tal vez no sabíamos que teníamos: necesitamos de ella para no hundirnos, para salir adelante. Es una fortaleza tanto a nivel físico como a nivel psíquico, ya que se trata de no dejar que nos venza el desánimo ni el dolor.

Por ello, se aprende también a tener capacidad de sacrificio, al saber que llega un momento en que no se trata de hacer lo que uno quiera, sino que, a veces, hay que olvidarse de lo que deseas y hacer lo que debes.

Los golpes de la vida pueden ser duros, pero también pueden aprovecharse. Una personalidad honda, curtida en la vida, serena y segura puede comenzar a nacer a raíz de estas situaciones.

Consejos al pasar por una enfermedad

– Pasar por momentos difíciles ayuda a replantearnos nuestra escala de valores, y diferenciar lo esencial de lo accesorio; lo importante de lo secundario.

– Es normal que si padecemos una enfermedad, nos embargue un sentimiento de impotencia y cierto cargo de conciencia por no animarnos… pero no debemos pensar en todo lo que no podemos hacer y entristecernos por ello, sino asumir la situación y luchar por salir adelante haciendo lo que debemos.

– Hablar del tema con las personas que nos quieren y nos ayudan y expresar cuáles son nuestras preocupaciones es esencial para facilitarles la labor de cuidarnos, además de que así podrán aportarnos la tranquilidad que necesitamos.

– A pesar de que es uno mismo el que padece el dolor, no debemos dejar de pensar en los demás: ellos sufren por nosotros, y lo mejor que podemos hacer es mostrarnos optimistas, con humor y cariñosos. En un ambiente alegre, todo parece más sencillo y llevadero.

– Seamos agradecidos con el cariño y los cuidados de quienes nos rodean, expresando la gran ayuda que supone cualquier gesto que tengan hacia nosotros, por muy pequeño que sea.

– No esperes a no poder disfrutar de todo lo bueno que tiene tu vida para valorarlo merecidamente. Dedica tiempo a tus familiares, tus amigos, tu novio o novia… Aprecia tu trabajo o tus estudios y no desperdicies el tiempo en tus momentos de ocio.

Pensar en positivo cuando estamos enfermos

Vivimos en un mundo terriblemente competitivo. Se educa para ganar, para triunfar, para destacar. Al que pierde o fracasa en aquello que la sociedad considera importante, como el dinero o el trabajo… es visto como un don nadie. Y si una persona cae enferma, corre el riesgo de considerar que ella misma es «inútil».

En la enfermedad, al igual que en otras circunstancias adversas de la vida, es cuando se pone a prueba nuestra talla humana. Saber asumir esta «derrota» es el primer paso para aprender de ella, superarla y seguir adelante.

Por eso, atravesar una enfermedad ayuda especialmente a la reflexión: nos permite profundizar en el conocimiento de nosotros mismos y pensar en qué es realmente importante en nuestra vida y qué es accesorio. Una situación así nos hace ver los errores y cambiar.

El dolor nos da la oportunidad de asimilar enseñanzas positivas y  sacarles partido. Por ejemplo, pasar por una enfermedad larga y dura puede ser un aporte de seguridad en uno mismo: si he conseguido superar algo así, ¿qué no voy a ser capaz de conseguir, o al menos, de intentar?

Conchita Requero
Asesoramiento: María Robledo Gandarias, licenciada en Filosofía por la Universidad de Navarra y Máster de RHH y de educación Familiar.

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