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Ocho hábitos para enamorarlos de la lectura

Ocho hábitos para enamorarlos de la lectura

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Soñamos con que les enamore la lectura tanto como nos engancha a nosotros. Pero tienen tal oferta disponible de entretenimientos alternativos que a veces les cuesta.

Por eso es tan importante que generemos en casa el clima propicio para favorecer la lectura. Un entorno adecuado, un rato definido cada día, específico, sólo para leer, sin interrupciones, una biblioteca pública o en casa en la que puedan elegir, una devoción al libro que se transmita de generación en generación. Son algunos de los caminos para lograr grandes lectores.

Genera momentos específicos para que todos leamos. Hace falta que se aburran.

Si tienen pantallas disponibles, es poco probable que elijan leer, porque se van a decantar por lo que menos esfuerzo les supone.

Leer es un placer, pero requiere esfuerzo. Se tienen que adentrar en el momento de la lectura porque no hay más opciones disponibles. Sólo entonces pondrán todo el foco de atención en el libro y no estarán todo el rato pensando en que están perdiendo la oportunidad de jugar con pantallas o perder un rato el tiempo viendo vídeos en redes sociales que casi no requieren esfuerzo y que les resultan muy placenteros.

Da ejemplo. No es condición suficiente pero sí necesaria.

Sólo van a leer si nos ven leer. Y mejor en papel para que sepan que estamos leyendo y no haciendo otra cosa.

El ejemplo de los padres, el entorno propicio a la lectura, el que se vean los libros como un regalo, son elementos indispensables para animarlos a leer. Pero no son en absoluto los únicos elementos que necesitan. Sólo con el ejemplo no será suficiente.

Cuando no sepan qué leer, guíalos entre varias opciones.

Que sientan que eligen en un rango pequeño de oferta. Cread juntos una pequeña biblioteca doméstica con títulos escogidos para distintas edades.

Uno de los elementos fundamentales de la lectura en casa es que no se sientan obligados a leer determinado título sino que tengan la capacidad de elegirlo. Eso marca la diferencia entre la lectura obligatoria del colegio, que es muy necesaria pero que a veces les provoca un cierto rechazo, y la lectura por placer.

A medida que crezcan, dales mucha libertad para elegir lo que leen.

Habrá etapas, en particular en la adolescencia, en la que se dejen llevar por modas de lectura que distarán mucho de ser nuestro ideal. La clave está en hablar mucho con ellos.

No hay que tenerle demasiado miedo incluso si algo de lo que leen lo consideramos inadecuados. A veces la consecuencia de no dejarlos leer algo es incitarlos más a que lo lean o acabar con su gusto por la lectura. Lo importante es que estemos atentos y charlemos con ellos sobre lo que han leído.

Recuerda que hay muchos gustos lectores. Ofrece variedad para que elijan.

Visitas juntos librerías y bibliotecas, que manejen novela, ensayo y poesía y vayan probando sus gustos.

Que un adolescente no se decante por las tradicionales novelas y prefiera un libro divulgativo o un niño elija libros de curiosidades en vez de historias no es malo. Eso también es leer.

El camino por el que cada uno descubre la lectura puede ser diferente. Lo fundamental es que tengan hábito lector y que hayan interiorizado el placer de descubrir mundos nuevos a través de las páginas. Los gustos de nuestros hijos se irán definiendo como los nuestros.

Que el libro sea importante en nuestra familia.

Un regalo frecuente por cualquier celebración. Que algunas ocasiones se festejen con libros.

Estableced en vuestra familia vuestros propios hábitos. Por ejemplo, puede ser costumbre regalar siempre un libro por el santo o ir a buscar libros cuando empiezan las vacaciones, señalar días especiales para ir a la feria del libro o salir de compras y a merendar en el día del libro.

Las costumbres ayudan a interiorizar comportamientos y a repetirlos. Cuando el libro está vinculado a momentos especiales, es más fácil que establezcan un vínculo positivo con la lectura.

Los libros no son gasto. Son una inversión en buenas costumbres.

Compara el gasto en libros con lo que cuesta, por ejemplo, comer en un restaurante. El libro es mucho más rentable.

Del mucho dinero que se emplea en los hijos, este es de los mejores gastados. Pero además, pueden leer de la biblioteca pública o la escolar. No se trata de gastar más de la cuenta. Hay que ser austeros. Pero no es un mal gasto cuando hace falta.

Haz que se sientan orgullosos. Anímalos a leer “de mayores”

Cuando los veas preparados, deja que salten a libros más complicados aunque no tengan la edad. Crecerán en autoestima y se enfrentarán a nuevos retos.

No los encasilles en determinados libros porque cada hijo es un mundo. Descubre sus aficiones y intereses, escucha recomendaciones de los expertos, lee críticas bien fundadas, fíate de tus editoriales de referencia y déjales pasar. La siguiente casilla sin miedo.

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