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¿Triunfador o perfeccionista? Cuidado con cruzar la línea

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¿Hacer Las Cosas Bien O Buscar La Perfección?

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No basta con hacer las cosas, las labores deben cumplirse de la mejor forma posible para tener éxito. Pero en algunos casos, el ansia de perfeccionismo puede causar un estrés innecesario en las personas. Es cierto que hay que tratar de ser eficiente en lo que uno se propone, pero pasar esta frontera al final termina perjudicando más que beneficiando.

Estrés, dejadez de otras labores importantes al enfocarse en una única tarea, etc. Estas son algunas de las consecuencias del excesivo perfeccionismo. Una situación en la que los padres no deben permitir caer a sus hijos, ya que en caso contrario se podría ver cómo lejos de alcanzar el rendimiento académico deseable, se pueden resentir sus notas, al igual que su vida social.

El punto imposible

Muchas veces, las personas perfeccionistas tratan de alcanzar un objetivo que es imposible de alcanzar. Por mucho que se trabaje, no existe nada exento de fallos. Además, en el caso de los estudiantes, cualquier plazo de entrega de trabajos y antes del examen les parece breve ya que nunca podrán cumplir con las expectativas previstas para ellos.

Además, al no cumplir con las expectativas creadas, aquellos estudiantes siempre se verán frustrados. Las personas que son en exceso perfeccionistas no ven los errores como oportunidades de crecimiento personal, y nunca aprovecharán estos momentos como un punto desde el que trabajar mejorar la próxima vez. Simplemente se castigarán por este error y caerán en un estado de tristeza.

Al mismo tiempo, las personas perfeccionistas son poco flexibles ante los cambios y a otros estilos de trabajo, por lo que no se desenvuelven bien en grupos. Algo los lastrará en el futuro laboral. Una falta de empatía que trabará su desarrollo dentro de un entorno social.

 Cómo transformar el estrés en algo positivo

Lidiar con los errores

Quizás el mayor problema de las personas perfeccionistas sea el aceptar la posibilidad de cometer un error. Los padres deben enseñar a sus hijos que los fallos y los reveses forman parte de la vida y que hay que asimilarlos como algo normal:

– Todos cometemos errores. Vivir es aprender, y las mayores lecciones las aportan los errores. Hay que atreverse a abandonar la zona de confort y conocer lo que espera fuera de ella.

– No hay nada de malo en ello. Los errores son algo normal, el ser humano es imperfecto y por tanto habrá situaciones que se escapen. De hecho, es mejor saber maniobrar ante un revés que hundirse en el mismo.

– Sí se puede. Si algo no sale a la primera hay que analizar por qué, no sumirse en un estado de desánimo que impida atreverse con nuevos retos.

– Dominar los sentimientos. Muchas personas se auto castigan cuando ven que han cometido un error. Pero no hay que dejarse sumir por la tristeza, sino tomar todas las fuerzas a nuestra disposición y empezar de nuevo.

– Siempre a por lo mejor. Aceptar los errores no quiere decir que haya que conformarse, toda persona siempre tiene que estar dispuesta para aspirar al máximo, aunque nunca debe olvidar que es probable que la experiencia no sea perfecta.

Damián Montero

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