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Prácticas, el curriculum se hace trabajando

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En un mercado cada vez más competitivo, la formación académica ya no es condición suficiente para encontrar un empleo estable y remunerado. El currículo que se presenta ante las empresas tiene que estar plagado de experiencia profesional que solo se consigue a través de las prácticas en empresa. Los directivos no buscan especialistas. En lo que de verdad se fijan es en las ganas de trabajar.

La máxima que dice que es más fácil encontrar trabajo si ya se tiene trabajo se cumple también en los jóvenes. Una de las mayores preocupaciones de los padres en estos años de crisis es, precisamente, la dificultad de sus hijos para encontrar un puesto laboral a pesar de su buena preparación académica. Para limitar en la medida de lo posible los efectos de esta falta de empleo joven, una tarea que se debe comenzar pronto, en los primeros años de la juventud, consiste en ir añadiendo elementos al curriculum vitae.

El currículo es la carta de presentación, el paso imprescindible para iniciar un proceso de selección. Hay factores que pueden resultar decisivos como aspectos formales sobre los que hay diversas teorías -reducido a una página o extendido, que cuente o no con fotografía, con o sin determinados datos personales, de aspecto moderno o tradicional- pero, si bien estos elementos pueden suponer un añadido persuasivo, lo fundamental es el contenido. Y las líneas de currículo solo se consiguen trabajando duro durante mucho tiempo.

Prácticas académicas

Toda la dificultad que encuentran los jóvenes a la hora de conseguir su primer empleo, se torna en facilidad si a lo que quieren acceder es a prácticas empresariales. Aunque cada país tiene regulaciones específicas sobre las prácticas académicas en empresas, en líneas generales el concepto es común.

La idea surge porque se percibe la necesidad de complementar la tradicional formación académica con formación profesional específica que ayude a los estudiantes a estar mejor preparados en sus áreas de saber. Esta tesis se está aplicando tanto en las titulaciones superiores, en el entorno universitario, como en los grados medios de Formación Profesional, donde se trata de poner en marcha el llamado ‘sistema dual’ que tantos réditos está dando en Alemania.

Como se entiende que las prácticas académicas son una parte de la formación, se establecen tiempos mínimos específicos como si se tratara de una asignatura. En lugar de cursar una de las materias en el aula, el alumno se traslada a una empresa en la que, en el mismo entorno laboral en el que se desarrollan las tareas cotidianas, aprenderá de profesionales del sector.

Es decir, aunque el alumno está realizando un trabajo para la empresa, se entiende que la esta le está enseñando a realizar ese trabajo. Muchas empresas no ofrecen remuneración por este tipo de prácticas o la que ofrecen es muy reducida. Consideran que también hay un esfuerzo formativo por su parte. Sin embargo, esta podría ser una vía para generar trabajo encubierto. Para evitarlo, la legislación establece que los horarios de las prácticas sean compatibles con los estudios y que no se pueda tener a un becario a tiempo completo durante un curso.

Las prácticas solo se pueden realizar mientras los alumnos están matriculados en algún tipo de estudios puesto que el seguro escolar es el que cubre cualquier imprevisto. Por este motivo, los alumnos que ya han terminado no pueden seguir haciendo prácticas académicas. En la mayoría de los centros educativos se gestionan tan pronto como los alumnos tienen superados la mitad de los créditos.

Normalmente, los centros educativos tienen una nutrida bolsa de prácticas pero, en el caso de que el alumno encuentre por su cuenta un puesto disponible, es muy probable que pueda gestionar con el departamento de prácticas de su centro de enseñanza la firma de los necesarios convenios que avalan la vinculación entre empresas e instituciones.

En titulaciones y formaciones que admiten varias salidas profesionales, se aconseja a los alumnos que prueben diversos ámbitos para que puedan hacerse una composición de lugar de cuál es su trabajo ideal. Una vez definido, sería interesante que aprovechasen las oportunidades de las prácticas para especializarse más en esa materia, ampliar la formación y los contactos y potenciar su currículo en una línea concreta.

Un porfolio, más que un CV

Una práctica que se está poniendo cada vez más de moda a la hora de presentar el currículo a una oferta, en particular después de pasar las primeras selecciones, consiste en acompañarlo de un porfolio que demuestre los conocimientos del joven. En este documento, bien diseñado y editado, se reportarán aquellos elementos que constatan las capacidades del aspirante.

Cuando se trata de sus primeros trabajos, podrán incluir elementos tales como bitácoras de prácticas, muestras de la labor desarrollada y cartas de recomendación. Además, se empiezan a presentar trabajos de clase bien calificados por los profesores, tales como el de final de titulación.

Victoria Molina

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