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Organización, la clave para obtener el éxito académico

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Para el éxito del estudiante nada mejor que la organización.

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La vida del estudiante no es nada fácil. A medida que va creciendo y adquiriendo responsabilidades la cosa se complica y en ocasiones debe hacer frente a una cantidad de trabajo que, aparentemente, no se puede asumir. Pero sólo hay que pararse, respirar y establecer un poco de orden para descubrir que con un poco de esfuerzo es muy posible obtener éxito en esta meta.

La organización es uno de los factores clave en el éxito estudiantil. Varios educadores sugieren una vida estructurada más que largas jornadas de trabajo a la hora de obtener los objetivos académicos. Una posición que recomiendan desde la  Universidad de Cádiz, que explican a los estudiantes que un organigrama siempre es mejor que una noche repleta de café y apuntes.

Nada de posponer trabajo

A muchos estudiantes les termina por coger el toro con la llegada de los exámenes. A medida que se acercan estas pruebas, muchos alumnos optan por empezar a trabajar para aprobar un mes antes o algunas semanas previas. Sin embargo, los expertos de esta Universidad apuestan por un rimo más repartido a lo largo del tiempo. Si desde el primer día se dedica unas 2 o 3 horas a repasar las clases y técnicas como pasar apuntes a limpio, será más fácil alcanzar el aprobado, con buena nota, llegado el momento.

Dedicar un espacio después de todas las clases es lo ideal. Para ello habrá que consultar el horario de clases y elegir qué tramo de la jornada puede cumplir estas necesidades. No tiene por qué ser siempre a la misma hora, pero sí mantener esta rutina durante toda la semana.

Por supuesto, los días en los que no haya clase hay que descansar, pero tampoco hay que olvidarse de las obligaciones académicas. Un breve repaso de los apuntes permitirá un estudio más en profundidad, y una mayor comprensión del temario. No se trata de memorizar largos párrafos, de nada sirve tratar de retener hasta la última coma.

¿Dónde invertir el tiempo?

A medida que se acerca las fechas de exámenes, los estudiantes pueden sentirse más agobio. Ante esta ansiedad, más organización. Lo primero que debe preguntarse el alumno es dónde debe invertirse el tiempo. ¿Qué materias se llevan mejor preparadas? ¿Hace falta un descanso? ¿Hay algún otro compromiso que requiera la atención? Una buena idea es establecer un plan de trabajo.

Un planning que tenga en cuenta gran parte del día, contemplando horas de estudio y momentos para el descanso. En este organigrama también habrá que repartir el contenido en función del tiempo que se necesite. Aunque también hay que tener en cuenta los imprevistos. En la realidad lo imaginado puede alterarse y el estudiante encontrarse con que precisa más horas de las que pensaba. En este punto cabe destacar que cuanto antes se empiece a cumplir con las responsabilidades, mayor margen de actuación habrá.

Decálogo de organización

Para una buena organización, la Universidad de Cádiz propone el siguiente decálogo para obtener el éxito:

– Lugar de estudio. La zona de estudio ha de ser un sitio tranquilo como una biblioteca o un cuarto donde el estudiante esté libre distracciones o interrupciones.

– Plan de actuación. La mejor forma de invertir el tiempo es organizándolo: identificar prioridades y cuáles son los objetivos. Para ello nada mejor que tener claras fechas de entrega y demás factores.

– Compromiso. ¿Hay plan de estudio? Ahora toca comprometerse y jurarse a uno mismo que se va a cumplir

– No se pospone nada. Los «mañana empiezo» terminan con un «no me da tiempo» al final. Si en el calendario aparece que esa jornada empieza el trabajo, ese día no se pospone salvo causa mayor.

– Trabajo progresivo. Si bien hay que ser constante y no saltarse el calendario, no se debe pretender controlarlo todo desde primera hora. Hay que repartir el trabajo a lo largo del tiempo y aumentar la carga a medida que se coja ritmo.

Organización. Hacerse con archivadores o carpetas para organizar apuntes y otros trabajos es una excelente idea para identificarlo todo en el acto. Nada de apuntes en hojas sueltas y susceptibles de perderse o mezclarse.

– Respiros. El cuerpo necesita descansar, y la mente también. No hay nada malo en detenerse y darse un respiro. Antes de comenzar el estudio se puede decidir cada cuántas horas se paraliza el trabajo antes de retomarlo.

– Recuerda el «No». A veces el estudiante puede encontrarse con que sus amigos quieren salir, pero él debe estudiar. No hay nada malo en decir «no», ya habrá ocasión para disfrutar de estos planes.

– Identifica fallos. Tener un plan no es sinónimo de éxito, este puede presentar errores que lo hagan poco efectivo. Identificar estos fallos y mejorarlos hará que la probabilidad de éxito aumente todavía más.

– Recompensas. ¿Trabajo bien hecho? ¡Te mereces una recompensa! Mírate el episodio de esa serie que sigues, sal con los amigos para desconectar. Pero recuerda, que el premio no te impida cumplir con el siguiente paso del plan.

Damián Montero

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