Han conseguido el gran logro de superar con acierto el Bachillerato y la Prueba de Acceso a la Universidad. Pero muchos de esos buenos estudiantes ven caer drásticamente sus notas cuando empiezan la carrera. Florencia Poy, psicóloga y coordinadora del Gabinete de Orientación Educativa de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), nos ofrece algunas claves para empezar el curso de la mejor manera posible:
1. Conoce en profundidad cada una de tus asignaturas. Lee con atención la guía docente, cuáles son los objetivos de la asignatura y de qué tipo será el test. Apunta de forma clara el horario de tutorías y los trabajos y prácticas que deberás entregar.
2. Valora el tiempo de trabajo y estudio que le vas a dedicar a cada asignatura. Para ello, ten en cuenta los conocimientos previos de la misma, el volumen de trabajo que genera, los plazos de entregas y de exámenes, así como las metas que te propongas con cada asignatura. Con todo ello, reparte el tiempo de forma equilibrada.
3. Ten especial cuidado con aquellas asignaturas que no te gustan o que te resultan difíciles. Dales prioridad y no las dejes para el último momento. Sigue el principio de Premack y realiza primero lo que menos te gusta, dedícales las horas en las que te encuentres más descansado, persiste si no entiendes algo y date un premio cuando hayas cumplido el objetivo del día.
4. Establece metas claras para cada una de tus asignaturas. En función de la dificultad de la misma, de tus capacidades objetivas y de lo que estás dispuesto a trabajar deberás establecer una meta clara con cada una de tus asignaturas y sobre todo ser consecuente con lo que te hayas propuesto. Es por ello que primero estableceremos una meta a largo plazo, realista y abarcable, acciones diarias para alcanzarlo, y cumplir con tareas como la asistencia a clase o las tutorías.
5. Marca una rutina de trabajo. Es quizás el punto clave, ya que al principio de curso todos tenemos muy buenos propósitos pero lo complicado es mantenerlos. ¿Qué debemos tener en cuenta para no abandonar? En primer lugar vencer la pereza. Una vez hecho eso lo demás rueda solo. En segundo lugar cumplir el mismo horario todos los días. De esta forma nos habituaremos al estudio y lo convertiremos en rutina.
6. Asiste de forma activa a clase. Los alumnos que atienden en clase tienen el 60 % ganado a la hora de ponerse a estudiar para el examen, pero no siempre es fácil, especialmente cuando la clase es aburrida o estamos cansados. ¿Cómo podemos lograr mantener la concentración prolongada en el tiempo? Tomar apuntes beneficia la concentración, mide tus fuerzas y evita empezar con demasiada vitalidad, si no entiendes algo pregunta al profesor y procura tener la clase preparada el día antes.
7. Incorpora un método de estudio. Para ello ten en cuenta que «pasar apuntes a limpio» no siempre es positivo. Si no estás concentrado puede dar una falsa sensación de estar haciendo algo productivo. No empieces a memorizar nada de lo que estudies a principio de curso ya que de cara al examen se te habrá olvidado. Sí es momento de preparar el material para que cuando llegue el momento de memorizar sea familiar y no sea tan extenso. Para ello, será esencial la esquematización de todo lo que te vayan dando en clase. No descuides conocer qué tipo de examen será ya que esto nos ayudará a adecuar la forma de estudiar. Si se trata de un examen tipo test será fundamental que estudies información muy concreta así como que elabores preguntas susceptibles de entrar en el examen que te servirán para practicar.
8. Mantente motivado y contento. La motivación es el motor de todo lo que hacemos así que intenta buscar el lado positivo a todas las asignaturas, incluso a aquellas que no te gustan tanto.Procura adelantarte a los acontecimientos y ser tú el que controla el estudio (y no al revés).
Victoria Molina
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