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El 30% de los universitarios cambia o abandona la carrera

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El 30 por ciento de los alumnos que accede a la universidad cambia o abandona la carrera que eligió en Selectividad. Este fracaso en la universidad tiene un coste de 2.960 millones de euros anuales. La falta de orientación en los institutos y el desajuste entre lo estudiado y lo aplicable en el mundo laboral son las principales causas de este derroche que lastra la financiación de las universidades públicas.

Las causas del fracaso en la universidad

Esto quiere decir que de los 220.000 alumnos que entran cada año en el campus, 66.000 lo dejan antes del tercer curso, una cifra que es casi el doble que la media europea, que sitúa en el 14,5 por ciento, según los datos del Instituto de Estudios Económicos (IEE) a partir de un estudio de Eurostat. El fracaso universitario es una variable más en la ya de por sí complicada ecuación del plan de vida de nuestros hijos adolescentes. Es cierto que muchos de ellos no son capaces todavía de proyectarse en su futuro, todo para ellos son dudas y temas que nada tienen que ver con su vida diaria.

Hay gran variedad de estudios científicos publicados que analizan sistemáticamente las posibles causas de tan alto índice de fracaso en la Universidad. Si nos anticipamos al problema tenemos muchas más oportunidades de proporcionar a nuestros hijos las herramientas necesarias para salir victoriosos en la próxima etapa de su vida.



 

Tres ciclos educativos: conocer la universidad

La creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) a partir de la Declaración de Bolonia en 1999 ha supuesto la reestructuración y reorganización de los estudios universitarios a fin de adoptar elementos compartidos y comunes entre los 45 países que lo conforman, entre ellos, España.

Actualmente, la enseñanza universitaria se compone de tres ciclos educativos, divididos en dos grandes grupos: los estudios de grado y los de posgrado, que comprenden el segundo y tercer ciclo, conducentes  a los títulos de máster y doctor. La superación de cada uno de ellos supone la obtención de un título oficial y además da acceso al siguiente ciclo. Desde su creación, el objetivo principal del EEES es la adopción de un sistema flexible, comparable y compatible de titulaciones que facilite la movilidad de estudiantes y titulados. Para ello los estudios siguen un sistema europeo compuesto de un número variable de créditos ECTS (European Credit Transfer System), equivalentes a unas 25/30 horas de trabajo del alumno. A partir de 2007 se inició la implantación de este nuevo sistema  en todas las universidades de España.

Evidentemente, este cambio pretendió ser, como todos, un impulso para la mejora de la calidad en la cualificación de los futuros profesionales de nuestro país. Sin embargo, después de más de un lustro aplicando estos programas, el problema no ha disminuido, sino que va en aumento.

El Profesor de la Universidad de La Laguna Don José Tomás Bethencourt, en un estudio publicado junto a otros colegas y titulado «Variables psicológicas y educativas en el abandono universitario», explica que «en las percepciones del estudiante universitario, las variables del alumno son vistas como más relevantes que las variables de contexto en el abandono de sus estudios universitarios».

¿Qué necesita un alumno para evitar fracasar en la universidad?

Los mismos profesores nos explican que «el estudiante universitario que termina sus estudios es cada vez más capaz de afrontar con mayor éxito las adversidades de las situaciones académicas universitarias». En muchas titulaciones, los estudiantes se encuentran con multitud de problemas y dificultades como exceso de asignaturas, sobrecarga de contenidos de aprendizaje, limitación temporal para responder a tareas y trabajos académicos exigidos; excesiva concentración temporal de exámenes, etc. Tales dificultades se convierten en un desafío ante el cual el estudiante debe aprender a hacer frente exitosamente, para a pesar de esas circunstancias negativas encontrar satisfacción y bienestar. La resilencia podría arrojar buenas explicaciones sobre los mecanismos psicológicos que operan en los estudiantes persistentes.

Así pues, parece claro que, independientemente de los intereses personales y las capacidades y habilidades de nuestros hijos, hay tres factores determinantes a la hora de perseverar en el camino académico elegido:

–   Ser una persona resilente. La psiquiatra neurocientífica Rafaela Santos, presidenta del Instituto Español de la Resiliencia y de la Fundación Humanae, explica que es muy agradable vivir en la zona de confort, pero «donde uno se crece es en la adversidad». Las dificultades nos hacen sacar lo mejor del interior. «La vida es la gran maestra», señala.

–   Haber realizado buen trabajo en las asignaturas de Secundaria y Bachiller. Un punto positivo para la nueva reforma educativa que entrará en vigor el próximo curso. Según esta ley, las notas del último curso de Secundaria computarán para la nota media de acceso a la Universidad.

–   Tener adquiridas buenas y adecuadas estrategias de aprendizaje, estudiar con un método eficaz, tener hábitos de trabajo cooperativo y saber organizar eficazmente el tiempo y las tareas.

Lo que está claro es que la preparación para emprender con éxito la aventura de unos estudios superiores está  relacionada con el nivel académico alcanzado por nuestros adolescentes durante sus estudios de Secundaria y Bachiller. Sin embargo, según algunas de las muchas investigaciones publicadas, las variables personales son mucho más decisivas en el momento crítico al que se enfrentarán antes o después nuestros hijos. Y dar a nuestros hijos las herramientas para el correcto desarrollo de esas variables es responsabilidad nuestra. 

María Jesús Sancho. Psicóloga. Máster en Matrimonio y Familia por la Universidad de Navarra

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