Las nuevas tecnologías son una herramienta realmente útil que facilitan tanto el trabajo de los adultos como los estudios de los jóvenes. Al mismo tiempo, también acortan distancias entre familiares y amigos que viven lejos. Aunque en algunos casos este pragmatismo se ha convertido en una dependencia de estos dispositivos que hace que el individuo no sepa desenvolverse en un ambiente en donde esté desconectado de internet y de su mundo digital.
De hecho en muchos casos aparece un miedo a quedarse offline. Una consecuencia más derivada de la dependencia de las nuevas tecnologías y que suele repuntar en verano. Durante la época estival, muchas familias realizan viajes a lugares en donde no es posible acceder a internet, algo que genera especialmente en los jóvenes un sentimiento de nerviosismo al enfrentarse a esta desconexión de su mudo en línea.
Miedo a perderse algo
Las nuevas tecnologías también nos han traído un nuevo espacio donde crear un círculo de amigos: las redes sociales. Estas plataformas sirven a muchos jóvenes para relacionarse con compañeros de clase u otros conocidos. En estos lugares las nuevas generaciones comparten vídeos, textos, conversan a través de los chats, comentan el material subido a internet, etc.
Sin embargo, al irse se vacaciones el joden puede enfrentarse a un viaje en donde no tenga esta conexión a internet o en donde las actividades a realizar no le permitan atender las redes sociales. En estos casos lo que en realidad ocurre es que el joven siente miedo a perderse algo, es lo que se conoce como FOMO, por sus siglas en inglés: ‘Fear Of Missing Out» que podría traducirse como el pánico a quedarse fuera, a no enterarse de lo mismo que el resto que navega por la red.
El joven entiende la desconexión de estas redes sociales como un adiós a su vida social. Piensa que si no interactúa con el resto, estos le darán de lado o estará en una posición de desventaja. Tal y como recoge un estudio de la Universidad de Essex, el primer síntoma de este miedo es la ansiedad, el constante remordimiento sobre qué es lo que se estará perdiendo el joven mientras no está participando en redes sociales.
Validación social
Otro de los resultados derivados de este miedo es la sensación de no ser validado socialmente por parte del joven. Al no interactuar con el resto, el individuo tiene la sensación de haber dejado de existir. No estar en redes sociales es igual que haber perdido todo contacto con sus amigos y este es el origen de la ansiedad y la apatía de los más jóvenes.
Esto en algunos casos también lleva a que durante los viajes en familia los jóvenes busquen un lugar donde consigan conexión a internet, algo que les preocupa más que disfrutar junto a sus parientas. El objetivo es compartir material de estas vacaciones para conseguir la aceptación del resto. Una dependencia que impide que todos puedan compartir este tiempo juntos tan difícil de repetir el resto del año.
Pero las vacaciones también pueden ayudar a que los jóvenes desconecten en este aspecto. Estos son algunos consejos para ello:
– Plan de desconexión. Los padres deben prever una actividad en la que no den lugar a la conexión de los jóvenes a estas redes. Mantenerlos distraídos es el objetivo, para ello nada mejor que hacerlos partícipes de la planificación de las actividades.
– Toque de queda. Las noches en familia deben potenciarse todavía más en vacaciones. A partir de cierta hora debe prohibirse el uso de los smartphones y otras tecnologías con las que conectarse.
– Mostrarse inflexibles. Probablemente la misma ansiedad del joven le haga enfrentarse a sus padres ante la idea de desconectarse. Pero los padres deben mostrarse firmes y no ceder, al final esta actitud terminará pasando.
– Predicar con el ejemplo. Los padres también pueden caer en la tentación de mandar fotos a sus contactos. Hay que recordar que el tiempo que se dedica a estos asuntos, no se dedica a la familia, que es con quien realmente se está de vacaciones. Ya habrá tiempo de enseñar las fotos a la vuelta.
Damián Montero
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