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Mayor de edad: 18 años, ¿una fecha simbólica?

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Aunque los dieciocho años son una fecha simbólica puede convertirse en el punto de partida para ayudar a madurar a nuestro hijo. Necesitará esa madurez de ahora en adelante para su futura vida de adulto. El primer paso consiste en reflexionar sobre nuestro hijo porque no sólo cumplen 18 años los hijos, de alguna manera también lo hacen los padres.

Con la idea de ayudarles a ser más responsables y demostrarles que tenemos confianza en ellos, tienen que aprender a ser buenos ciudadanos, y con dieciocho años podemos incitarles a que participen, por ejemplo, en proyectos de solidaridad, que gasten algo de su tiempo ayudando como voluntarios…

Tenemos que irles abriendo horizontes, viajar, conocer a otras personas y a otras sociedades, conocer arte en todas sus manifestaciones, etc. Podemos plantearnos un viaje especial, en el que nuestro hijo sea el protagonista, aprovechando esta fecha de mayoría de edad.

Una fecha simbólica sin huellas

Esta fecha simbólica no suele dejar huellas, porque no suele coincidir con el salto madurativo. A los pocos meses, el chico o chica habrá olvidado sus pretensiones más locas, que son fruto más del ambiente, de los amigos y de una imaginación descabellada que de unas necesidades reales. Sin embargo, perdurará la necesidad de que vaya formándose como adulto.

El hermano mayor: cumple 18 años

Cuando el chico o chica que cumple los 18 años es el mayor se ponen en juego otras consideraciones. En especial que el hermano mayor siempre actúa de rompehielos. A él le costará más que a sus hermanos el ir consiguiendo libertades, porque es el primero de la familia que va pasando por esas etapas. Sus hermanos se encuentran el camino más hecho. Todo lo que consiga el mayor es un paso ganado por los siguientes.

Reflexiones sobre la mayoría de edad: cumplir los 18 años

1. Cumplir dieciocho años no supone madurar de golpe. Lo más normal es que nuestro hijo comience a hacerse verdaderamente adulto más adelante.

2. Hay ciertas actividades que le ayudan a madurar y que podemos ir fomentando ahora que ya tiene dieciocho años: sacarse el carnet y encargarse él de todo; conseguir un pequeño trabajo; decidir qué carrera hacer…

3. Con motivo de su cumpleaños, los hijos piden muchas más libertades. La tendencia general será ir dándoles esas libertades, pero no tienen que ser las que piden sino las que convienen.

4. Una fórmula que podemos apuntar para esta etapa es: «Transigir en lo accidental, no ceder en lo esencial».

5. Cada familia sabe en lo que no puede ceder, y eso aunque el chico tenga dieciocho o veintidós años.

6. Esta fecha puede ser un buen punto de partida para ayudarle a madurar: dándoles más responsabilidades en casa, animándoles a que gasten algo de su tiempo en temas de voluntariado, poniendo todos los recibos que le conciernen a su nombre, aunque los sigan pagando sus padres, etc.

A los pocos meses, el joven con dieciocho años recién cumplidos olvidará sus pretensiones más locas. Como muestra de confianza y de que nos hemos dado cuenta de que nuestro hijo comienza a hacerse mayor, podemos adelantarnos y alentarle (incluso antes de la fecha del cumpleaños) a que se saque el carnet de conducir. Le diremos que nosotros le ayudaremos, en parte, a pagar las clases y el coche de segunda mano. Pero él se encargará de todos los papeles y del mantenimiento.

Ignacio Iturbe
Asesoramiento: Gerardo Castillo. Doctor en Ciencias de la Educación y Subdirector del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Navarra.

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