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Jóvenes con falta de concentración e hiperactividad: estrategias para la vida diaria

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Le cuesta planificar actividades con antelación, se dejan llevar fácilmente por las apetencias del momento, se sienten inquietos, discuten con facilidad las reglas impuestas, se comportan de forma impulsiva…. ¿Padecerá tu hijo el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH), aunque nunca se lo hayan diagnosticado? Descubre si sufre este síndrome.

En los últimos años, se ha incrementado el conocimiento acerca del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH). En la mayoría de los casos, se diagnostica antes de la adolescencia, pero puede ocurrir que la persona lo tuviera latente sin desarrollar y a la edad de los 16 años (o más tarde), se le dispara.

Es importante que si vuestro hijo tiene actitudes de «hiperactividad» o le resulta difícil concentrarse, consultéis con un especialista para que dictamine si sufre este trastorno que le está afectando a su comportamiento, trabajo y estudios. El trastorno puede manifestarse de manera más grave o más leve, y en su caso, necesitará además de una posible medicación, estrategias que marquen un orden y una planificación de sus actividades diarias.

Disfunción de los neurotransmisores

La Fundación Adana define así el TDAH: el cerebro es como un ordenador pero en vez de microchips, alberga miles de millones de células nerviosas llamadas neuronas. Estas neuronas se comunican entre ellas gracias a unas sustancias llamadas neurotransmisores. En algunos casos, estos neurotransmisores funcionan a un ritmo diferente. Esto produce, en la persona que lo padece, dificultades para controlar los impulsos, la actividad y/o la atención y es de por vida, por lo que en ocasiones es necesario una medicación concreta.

Hay numerosos casos de jóvenes que lo sufren, pero a los que nunca se les ha diagnosticado. Son víctimas de constantes reproches y por lo tanto, experimentan un profundo malestar por no conseguir hacer todas las cosas como los otros chicos y dar continuos disgustos a su familia. Su autoestima se va minando porque se ven incapaces de lograr lo que se proponen y pueden sentirse inferiores si se les compara con otras personas o compañeros.

Descubrir en un joven que padece TDAH, aparentemente «tan mayor», no debe verse como algo negativo, todo lo contrario, es la respuesta a su falta de concentración e hiperactividad y además, un remedio para controlar el problema en la vida adulta.Pero no hay que olvidar que este trastorno implica mayor dificultad que en otras personas para alcanzar ciertos objetivos.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la perseverancia será la mejor aliada y que los jóvenes con TDHA, a menudo son muy creativos e imaginativos y esa es una faceta a la que le podrán sacar mucho partido.

Jóvenes con TDAH: actitudes frecuentes

El TDAH puede manifestarse provocando impulsividad, hiperactividad y falta de concentración. Estas son las actitudes más frecuentes de los jóvenes que así lo manifiestan, aunque no todas las personas con esta afección, presentan todos los síntomas.

– Orden de prioridades: Tienen dificultades para planificarse, iniciar y completar las tareas, y determinar el orden de las cosas que tienen que hacer.
– Falta de tiempo: Realizan los trabajos en el último momento porque siempre piensan que tienen tiempo.
– Falta de atención y despistes: A menudo pierden la atención en clase, en los estudios, para seleccionar la información más importante, olvidan las fechas de exámenes, las citas etc. Se les califica como despistados.
– Olvidan y discuten: Les cuesta atender, entender, olvidan, pierden cosas y discuten con mucha facilidad las reglas que les son impuestas.
– Movimientos del cuerpo: A menudo se sienten inquietos e intranquilos, y necesitan mover partes del cuerpo como las manos, los pies o se mueven constantemente en el asiento.
– Hablan más de la cuenta: a veces innecesariamente, y les cuesta trasmitir mensajes concretos.
– Impulsivos: Su falta de control les lleva a decir cosas de las que luego se arrepienten, actúan sin pensar.
– Contestan abruptamente antes de que se terminen las preguntas y tienen dificultades para esperar el turno e interrumpen a los demás.
– Se meten fácilmente en líos.
– Tienen cambios de humor muy repentinos.

¿Cómo diagnosticar el TDAH?

No hay una única prueba médica, física o genética para el TDAH. Sin embargo, un profesional del cuidado de la salud mental o un médico, pueden determinar una evaluación diagnóstica recopilando información de múltiples fuentes. Éstas incluyen hojas de cotejo de síntomas del TDAH, escalas estandarizadas de evaluación de la conducta, un historial detallado del funcionamiento pasado y presente, e información obtenida de otros miembros de la familia u otras personas significativas que conocen bien a la persona.

EL TDAH no puede diagnosticarse con precisión partiendo únicamente de las observaciones externas o hablando solo con la persona, ya que no siempre exhibe los síntomas del TDAH en clase, universidad o en casa. Por lo tanto, el especialista debe tomar un historial detallado de la vida de la persona. Un diagnóstico del TDAH debe incluir consideraciones acerca de la posible presencia de otras condiciones coexistentes.

Por último, saber que hay tres subtipos principales de TDAH:

1. Subtipo predominantemente inatento. La persona principalmente tiene dificultad con la atención, la organización y el terminar las cosas que inicia.

2. Subtipo predominantemente hiperactivo/impulsivo. La persona principalmente tiene dificultad con el control de impulsos, la inquietud y el control propio.

3. Subtipo combinado. La persona tiene síntomas de inatención, impulsividad e intranquilidad.Estrategias para la vida diariaSi el joven manifiesta estos comportamientos antes mencionados y es diagnosticado con el síntoma, necesitará más que nunca la compresión y el apoyo de los padres, y la ayuda de algún especialista para poner en práctica estrategias que le ayuden a superar este trastorno que la afecta a su vida diaria.

Para ello, la primera herramienta de trabajo será una agenda, PDA etc., que le ayude a marcar unos objetivos concretos, cortos, con horarios diarios y semanales, que le sirva de recuerdo para las fechas de los exámenes, trabajos, citas, planificación de sus actividades etc. Esto le ayudará también a crear un hábito para estructurar sus acciones diarias.

En los estudios, se tendrá que marcar asimismo, un horario y dedicar el tiempo que sea necesario (10 minutos) a organizar sus apuntes y tareas diarias. Los objetivos concretos para cada materia serán también imprescindibles para acentuar su atención. Además, estos jóvenes deberán más que ningún otro, evitar elementos que les distraigan, como estudiar frente a ventanas, música, atender al teléfono etc. A la hora de tomar apuntes, le ayudará hojas con margen, carpetas con separadores etc. Los esquemas serán vitales para memorizar, así como repasar la materia dada diariamente.

Respecto al uso del dinero, tendrá también que organizarse: evitar los gastos impulsivos y el uso de las tarjetas de crédito; el ser conciente de cómo se gasta el dinero; guardar el dinero siempre en el mismo sitio; el desarrollo de un plan de gastos y de un sistema para implantar el plan; no endeudarse y si lo hace, un plan para salir de ellas, y crear el hábito de ahorrar; apuntar las entradas y los gastos a modo de balance.

Consejos para jóvenes con TDAH

La fundación ADANA (www.f-adana.org) recomienda a los padres de los jóvenes que pueden padecer o padecen TDAH los siguientes consejos: 

– Informaros y acudid a un buen especialista. Es importante que en el diagnóstico queden descartadas otras posibles causas que puedan provocar los mismos síntomas que el TDAH.

– Puede que necesite una medicación concreta (usualmente tiene pocos efectos secundarios) y ayuda psicosocial para planificar su vida diaria.» Dejadle caminar solo y que no sienta a todas horas vuestra vigilancia. Camuflad la atención constante que le vais a prestar, para no asfixiarle.

– Si se siente molesto porque continuamente le recordáis las cosas, tratad de hacerle comprender que no lo hacéis con voluntad de fastidiar sino de ayudar.

– Dejad de lado las etiquetas como «pasota», «vago» o «maleducado» ya que pueden ocasionar que finalmente, asuma estos calificativos y se convierta en un auténtico «vago», «pasota» o «maleducado» afectando así a su autoestima.

– Evitad hablarle continuamente de los estudios aunque sí os tenéis que preocupar por él durante los exámenes. Preocuparos por las otras cosas que hay en su vida y charlad con él.» No le advirtáis las cosas ni le ridiculicéis bajo ningún concepto delante de sus amigos. Esperad a estar solos para cualquier advertencia.

Además de felicitarle cuando consigue éxitos concretos, (entregar un trabajo a tiempo, planificación de un examen) enseñarle también a pensar por sí solo y sin desesperarse, sobre las consecuencias de sus actos o cuando algo no le sale bien. Animarle a volver a intentarlo.

Patricia Palacios

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