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La inserción laboral: el ‘ascensor social’ de los jóvenes

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La crisis económica iniciada los años 2007-2008 y que actualmente está remitiendo ha tenido un impacto bastante negativo en la población joven, aunque antes de empezar esta crisis los jóvenes ya eran uno de los colectivos de mayor dificultad en su inserción laboral. Pero, el nivel de formación puede mejorar la ocupabilidad para conseguir un trabajo.

La mayoría de informes publicados sobre este tema concluyen que la formación es clave para lograr un empleo o trabajo de calidad, con sueldos más altos y con menos precariedad laboral. El llamado «ascensor social» de los jóvenes continúa funcionando a través de la formación, clave para su inserción laboral.

Factores que influyen en la inserción laboral de los jóvenes

Encontrar un primer empleo es a lo que aspiran la mayoría de los jóvenes, que enarbolan la bandera de su formación a través de su curriculum. Acceder a las empresas a través de una beca o un contrato de prácticas suele ser lo más habitual. Estos son algunos factores que han contribuído a que brille el curriculum de los jóvenes: 

– El fracaso escolar en sus dos vertientes: el abandono escolar prematuro que responde a diferentes problemáticas: factores personales, escolares, familiares y del entorno social y el absentismo escolar que se da principalmente en la etapa obligatoria de 3º y 4º de ESO y puede ser la antesala del fracaso escolar.

Aunque actualmente el fracaso escolar está disminuyendo en nuestro país, y aunque continua siendo casi el doble de la media de la Unión Europea, está contribuyendo a reducir el número de ‘ni-nis’.

– La orientación profesional. Si pensamos que actualmente nos movemos en un mundo laboral muy cambiante, no tiene demasiado sentido escoger unos estudios en función si ahora hay trabajo en una especialidad determinada. Pero es importante hacer un trabajo de «autoconocimiento» (son las expectativas que la persona considera valiosas para desarrollar su futuro laboral: intereses, motivaciones, buen salario, sociabilidad, creatividad, prestigio, seguridad, realización personal, etc.)

– Los jóvenes con formación universitaria son valorados positivamente por la mayoría de empresas aunque algunas opinan que a estos les falta formación práctica, capacidad para resolver problemas, iniciativa, etc. Pero también valoran las empresas que consigan experiencia y mejora en los idiomas si se desplazan un tiempo al extranjero, ya que al regresar aumentan sus opciones de encontrar un mejor trabajo.

Es importante incrementar el hacer prácticas en las empresas mediante acuerdos establecidos con las universidades.

Aumentar el número y la dotación económica en la concesión de becas porque debido a la crisis económica ha disminuido su concesión y cuantía, afectando a los estudiantes con menor capacidad económica.

– En el caso de la Formación Profesional destaca desde hace unos cursos el aumento de estudiantes de Ciclos Formativos. Según la OCDE las empresas necesitan más trabajadores con formación de grado medio, con capacidades superiores a las de los estudios primarios pero inferiores a las que se adquieren en la universidad. Según el mismo organismo hacia el 2020, cerca de dos tercios de los nuevos puestos de trabajo estarán ocupados por perfiles técnicos, es decir con titulados de FP. En consecuencia las políticas educativas tendrán que potenciar más esta formación.

La Formación Profesional Dual es un ejemplo de unos estudios que cada curso académico están aumentando el número de alumnos y que vinculan la formación con el trabajo y prácticas en las empresas, recibiendo el estudiante un pequeño salario. Se calcula que aproximadamente el 40% de alumnos que finalizan la formación, son contratados en la misma empresa que han desarrollado su aprendizaje.

– Para el colectivo de los jóvenes llamados «ni-ni», que ni estudian ni trabajan y que gracias a la mejora del mercado de trabajo actual su número se ha reducido, desde el tercer trimestre del 2015, existe el Plan de Garantía Juvenil iniciado el 2013 que es una iniciativa del Fondo Social Europeo para reducir el paro juvenil dirigido a personas de 16 a 25 años o menores de 30 años con un grado de discapacidad, inscritos o no a los servicios de ocupación.

El objetivo es garantizar que reciban una oferta de trabajo, de educación continua o un período de prácticas en los cuatro meses siguientes a la incorporación del programa. Está financiado y programado del 2014-2020, con una evaluación intermedia prevista para el año 2017.

Finalmente, además de los factores expuestos hay otros que pueden ayudar a nuestros hijos, como la necesidad de la implicación familiar, de la sociedad, del mundo laboral y de otras instituciones y potenciando los valores de nuestros jóvenes como la tolerancia a la frustración, la resiliencia, la perseverancia, la motivación y la empatía entre otros, podremos mejorar las competencias profesionales y formativas para acceder a la ocupabilidad de nuestros jóvenes.

Mercedes Corbella

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