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Independizarse: si aún no puedes, aprende a ser independiente

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Uno de los riesgos de vivir bajo la seguridad del techo paterno es la de abandonarse en esa comodidad, en lo que llamamos ahora la zona de confort, lo que en ocasiones conduce a una situación de apoltronamiento. Por muy felices que estemos los padres de tener en casa a nuestro hijo/a, sería un flaco favor mantenerlo allí ocioso, mientras pierde la oportunidad de desarrollarse enfrentándose a la vida.

Si el problema es que no tiene trabajo, habrá que animarle o hacerle ver la necesidad de encontrarlo. Y si no lo encuentra realmente… puede ser beneficioso orientar los argumentos y buscar con ellos otras opciones para mejorar su curriculum con otros cursos, idiomas o prácticas no remuneradas.

¿Y si tampoco esto sale adelante? Hay otras soluciones, y seguro que la que necesita ese chico, está al alcance de su mano. Solo tiene que buscarla y lanzarse al ruedo. Quizá vuestra joven psicóloga deba empezar su experiencia profesional como canguro, o el periodista tenga que editar una tesis antes de que lo manden de enviado especial a Bosnia, o el médico vaya una temporada de voluntario a Venezuela antes de empezar su residencia en un hospital… Lo que hay que hacerle ver es que debe empezar, y que cuenta con todo el apoyo de la familia para salir victorioso.

Ideas para empezar a ser independiente antes de independizarse

1. Ser independiente no es ser autista, sino dueño de tus propios actos. Si vive en casa, debe respetar los horarios de comida y avisar a la familia si viene o se retrasa.

2. Ya es uno de los adultos de la familia y todos debemos contar con él para tomar las decisiones importantes, como una mudanza o comunicar al resto de la familia el fallecimiento de alguien cercano.

3. Respeta su intimidad: no abráis nunca sus cajones o sus cartas, ni hurguéis en la cartera o en el bolso que descuidadamente olvidó en el mueble de la entrada… o no se sentirá en confianza.

4. Concédele esos pequeños «lujos» que los adultos siempre tuvisteis en casa: teléfono en la habitación, una balda en la librería del pasillo, una esquinita propia en la bandeja donde depositáis el correo, etc.

5. Evita bromas como cuando era adolescente. Ya es mayor, así que si le llama tres veces el mismo chico en una semana… haced un esfuerzo y olvidad los chistes y los comentarios hasta que ella los permita.

6. Proponle que os descargue de algunas responsabilidades engorrosas, como asistir a las reuniones de la comunidad de propietarios, atender reparaciones…etc. Que esos sean «sus» temas.

7. Es muy probable que se le ocurran mejoras para la casa -comprar una cadena musical, instalar aire acondicionado…- que beneficien a todos. Si están bien pensadas, animadle a que sea él el que se encargue de buscar los presupuestos, modelos, formas de financiarlo, etc

8. Cuida su intimidad material: no se puede pedir a un joven de 26 años que lo comparta todo a medias con su hermano menor, aunque esté acostumbrado a ello desde pequeño. Es hora de que tenga su «rincón».

Otro adulto en casa

Por otra parte, tampoco es bueno que identifique su estancia en casa con la ausencia de responsabilidades, por lo que podáis delegar en ellos algunas, como el mantenimiento de los coches -revisiones, reparaciones, etc.-, seguros, suministros -gas, agua, luz- o incluso el seguimiento de los estudios de otros hermanos pequeños. No se trata de recados aislados, sino que lleve todos los papeles, pagos, facturas, etc… que cargue con toda la responsabilidad de esos temas.

Con mucha delicadeza, quizá resulte apropiado ligar el cumplimiento de estas tareas a la paga que aún le damos. Puede que prefiera considerarla más como una compensación económica, que como una obligación de padres que a le cuesta cada vez más aceptar.

Dependientes del dinero de sus padres

Si hasta este momento, los chicos tendían la mano cada domingo para recibir su paga sin ningún trauma, es normal, y también positivo, que ya no lo hagan tan despreocupadamente.

Si no gana nada o muy poco, es obvio que necesitar una paga que fijarán, como siempre, él y sus padres, teniendo en cuenta la situación familiar y las necesidades reales: transporte, material, ocio…etc. Es de esperar que el hijo se muestre más responsable a la hora de plantear sus gastos, pero también que los padres sean más delicados al darle la paga y que no le exijan que la justifique. Puede abrirse una cuenta a su nombre y dar una orden de transferencia periódica por un importe fijo.

También es aconsejable que sea mensual, para que el joven se habitúe a manejar sus presupuestos -ingresos y gastos- a 30 días, como tendrá que hacerlo en el futuro. Que aún no pueda ser independiente no quiere decir que no deba empezar a aprender a serlo.

Marisol Nuevo Espín

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