La adolescencia es una etapa muy dura para los jóvenes y supone enfrentarse a un momento en el que la mayoría quiere sentirse encajado junto al resto. Para ello en ocasiones cae en la práctica de actividades con consecuencias muy negativas, no solo el consumo de alcohol y tabaco. El deseo de querer formar parte de un grupo lleva a que muchos se conviertan en los verdugos de casos de bullying.
El acoso no solo consiste en agredir físicamente a la víctima, también pueden presentarse otras formas de bullying como por ejemplo aquella que consiste en burlarse de los compañeros. En este sentido, los cotilleos representan una tendencia muy repetida entre los jóvenes que comentan sobre los demás, una actividad que desde casa puede prevenirse desde la educación.
Hablar y cotillear
Desde la fundación Nemours advierten que hay que saber dónde está el límite entre el cotilleo y hablar. Que los adolescentes hablen de su día a día es bueno, todo joven debe sentir que en su casa puede compartir de lo que le ocurre y hacer partícipes a su familia de lo que sucede en su entorno. Un ejemplo es que por ejemplo el adolescente relate una jornada escolar en la que algún compañero hizo algo como suspender un examen.
Los especialistas de este centro destacan que el límite estaría en que el adolescente hiciera burla de esta situación. Que comentase este suceso como una broma sobre la escasa capacidad intelectual de su amigo. Hablar es una forma de expresar los pensamientos, sentimientos, experiencias e ideas a la gente que nos rodea, el cotilleo y la broma es un comportamiento para nada deseable.
Contar estas cosas con mala intención es una forma de acoso escolar que puede extenderse e ir a peor. Al detectar este tono, los padres deben reprender este comportamiento en sus hijos y recordar que la burla es algo muy feo. Para ilustrar esta situación nada mejor que ponerlos a ellos en la misma situación y preguntarles cómo se sentirían si de repente descubrieran que sus compañeros hablan a sus espaldas y con la intención de buscar la broma fácil.
Una buena forma de detectar el cotilleo en los adolescentes es vigilar su actividad en redes sociales y comprobar si en estas plataformas aparecen publicaciones con el fin de burlarse de sus compañeros o se está participando en la propagación de rumores falsos. Ante esta situación lo mejor es prohibir el uso de estas webs como castigo y enseñanza para que el joven aprenda a utilizar estas herramientas de forma correcta.
Evitar el cotilleo
Para prevenir el cotilleo y sus posibles efectos negativos nada mejor que reforzar las habilidades sociales del niño. Estas son algunas pautas para educar en este sentido:
1. Refuerzo positivo. La idea que tu hijo tiene sobre sí mismo la construye a raíz de la idea que tú tienes de él y el valor que le das a sus acciones y logros. Es importante que refuerces lo positivo, que reconozcas sus logros y aumentes así su autoestima.
2. Ser un buen modelo. Todo padre es el referente de tu hijo, por eso, las relaciones que tú establezcas y el modo en que cuidas esas relaciones serán para él un espejo en el que mirarse y un ejemplo de cómo relacionarse.
3. Aprender a negociar. Es necesario que negocies con tu hijo, siempre y cuando no consiga habitualmente lo que quiere y lo haga a través de reacciones como la rabieta o la queja. Es importante que aprenda a argumentar y que sea capaz de valorar distintas posibilidades, aunque siempre tienes que tener presente que hay momentos que exigen mantenerse firmes en una decisión.
4. Fomenta la responsabilidad. Conocer las consecuencias de sus actos y ser responsable con ellas es parte del aprendizaje de tu hijo. Por eso, en ocasiones, lo más adecuado es que le enseñes el efecto que tienen sus acciones sobre los demás y que al mismo tiempo sea capaz de empatizar, de ponerse en el lugar del otro.
5. Enseñar el valor del respeto. Si tu hijo siempre tiene la última palabra no aprenderá a respetar a los demás. Debe aprender que a veces puede elegir y, en otras ocasiones, hay que respetar lo que eligen los demás, mostrando así respeto por los gustos y opiniones del resto.
Damián Montero
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