Es imposible no toparse con ellos. Si uno entra en las redes sociales, aunque sólo sea como visitante ocasional, no hay forma de evitar sorprenderse con la lectura trabajosa de mensajes. Para muchas personas, esto supone un empobrecimiento del lenguaje y de la forma de expresarse; para otros, una riqueza para hablar de las emociones.
Los emoticonos y su uso en las redes sociales
Probablemente no todos les demos el mismo nombre pero, a buen seguro, nadie desconoce la posibilidad de usar una serie de combinaciones gráficas para dibujar algo semejante al rostro de una persona, entre las que se encuentran
🙂 😉 y 🙁
Son sin duda los más conocidos. Como es sabido, estas combinaciones gráficas se usan principalmente para expresar el estado de ánimo de quien escribe o la actitud desde la que hay que entender lo que ha escrito. De ahí que, en inglés, junto a smiley, reciban un nombre formado a partir de emotion e icon, dando lugar al acrónimo emoticon.
Como suele ocurrir con los neologismos que se generalizan con rapidez, la voz carece de una traducción única en castellano y se han propuesto múltiples variantes pero -y es fácil comprobarlo con cualquier buscador- la forma más usada es emoticcono, más frecuente en plural, emoticonos.
Los emoticonos clásicos son a la vez los más usados. En realidad, hay centenares de estos dibujos, pero muchos de ellos no forman parte de la comunicación regular entre internautas, sino que son sólo una muestra de la habilidad de sus autores, capaces de hacer complejas representaciones gráficas con los signos del teclado, en lo que se ha denominado ASCII art. Solo una parte de esa larguísima nómina de dibujos se usa realmente de modo asiduo en las comunicaciones a través de la Red.
Por ejemplo:
@:-) Llevo un turbante. Soy indio
<|-) Soy chino
):-( Nordic smiley [con el casco vikingo]
}:-) Ídem
(-: Soy australiano (antípodas)
Arte digital en las redes sociales
Existe también toda una larga serie de objetos, de animales o de otras representaciones gráficas más difíciles de clasificar y que con frecuencia no pasan de ser sorprendentes aplicaciones artísticas. De cuando en cuando alguien logra dar con una imagen tan simple como efectiva que pronto se extiende en los grupos virtuales.
Los iconos que se ofrecen en los chat como objetos que reproducen, en la conversación virtual, lo que en una conversación real supone una forma de entablar o mantener un diálogo: ofrecer gentilmente una rosa, invitar a un cigarrillo o bien ofrecer una taza de café o una jarra de cerveza. El aludido seguramente será tan amable que dará las gracias y quizá acabe entablándose una agradable conversación.
Unas (peculiares) normas ortográficas
En líneas generales puede decirse que, entre quienes escriben en chats, foros y grupos de noticias hay una marcada tendencia a no someterse a la ortografía académica. Es posible que en muchos casos se trate solamente del producto del desconocimiento, del apresuramiento o del resultado combinado de ambos. Hay, sin embargo, abundantes transgresiones ortográficas que son conscientes y cuidadosamente elegidas por quienes las utilizan.
Suele explicarse esta costumbre apelando a los mensajes de texto enviados a través de los móviles, los SMS, en los que hay un límite máximo de caracteres. Este tope obligaría a que, para incluir más información dentro de un mensaje, se reduzcan las grafías hasta donde sea posible sin perder el sentido.
Parece ser que la razón última para usar estos nuevos modos gráficos reside más en la actitud del internauta que en condicionamientos técnicos. Probablemente en este sentido desempeña un papel muy importante la necesidad del usuario de reflejar que él también está integrado en este mundo novedoso y que es capaz de manejar sus peculiares códigos comunicativos. Es decir, que estos recursos se convierten en marcas de grupo, marcas que sirven tanto para cohesionar internamente una comunidad virtual como para delimitarla hacia el exterior.
Uno de los recursos más utilizados en el mundo anglosajón es el de los acrónimos, especialmente los formados por tres letras, que reciben el nombre de TLAs, esto es, three-letter acronyms. Dichas siglas —que tienen un uso constante en chats, foros y correos— resumen la actitud del usuario, las circunstancias en las que escribe o simplemente evitan repeticiones de frases que, por consabidas, pueden resultar innecesarias. Son siglas como las siguientes:
BRB = Be Right Back (Regreso en un momento)
FYI = For your information (Para tu información)
IMO = In My Opinion (En mi opinión)
IHA = I hate acronyms (Odio los acrónimos)
En español no es tan común, salvo algunos localizados sobre todo en México (DLB ‘Dios le bendiga’, TQM ‘Te quiero mucho’; u otros menos formales como NPI ‘ni puta idea’, DPM ‘de puta madre’.
El camino inverso
Dejando a un lado abreviaturas específicas, la mayor parte de esos mensajes pueden ser leídos sin mayor problema si tenemos en cuenta algunas normas como éstas, que nos permiten reponer la grafía tradicional:
1. La sílaba ca se sustituye por la letra k (kriño, knuto ‘cariño’, ‘canuto’).
2. La w equivale a la sílaba gu o bu (wapa, wenas, warro, iwal, ‘guapa … igual’).
3. La secuencia que se sustituye por q o por k (q, k ‘que’, aunk, aunq ‘aunque’, kiza ‘quizá’).
4. Se prefiere la y a la ll, con independencia de cuál de las dos corresponda en esa palabra 8 (ymm ‘llámame’, eyos ‘ellos’).
5. Son habituales los intercambios entre las grafías z, ce, ci y s, sin que eso presuponga que el usuario es seseante.
6. La e se suprime de forma casi generalizada, más aún en los casos en los que se combina con consonantes (be, ce, de, te) en cuyo nombre interviene (tngo ‘tengo’, bso ‘beso’).
7. En textos de América no es difícil encontrar ejemplos de alternancia entre las grafías x, xc y cc (exelente ‘excelente’, axeso, -ar ‘acceso, -ar’, exeso ‘exceso’).
8. Uno de los casos más curiosos es el que ofrece el tratamiento de la grafía ch, que no parece gozar de aprecio. De un lado, es frecuente que se reduzca su grafía a x como en noxe, xat, exo, exar, muxo… para las canónicas noche, chat, hecho, echar o mucho.
En la red: entre arrobas y emoticonos
– Se supone que los dibujos de los emoticonos sirven para trasladar emociones. Pero las auténticas emociones solo se pueden trasladar con palabras. La reducida gama de caritas queda muy lejos de la infinita expresión que se puede alcanzar mediante el lenguaje verdadero de los sentimientos. Aprende a reconocer tus sentimientos y a expresarlos.
– Los radioaficionados que se comunican en onda corta no siguen diciendo «cambio» al terminar cada parrafada cuando hablan con sus amigos en el bar. Del mismo modo, los usos lingüísticos asociados a las nuevas tecnologías no tienen por qué penetrar en todas las demás esferas.
– Quien adopta un lenguaje de prestigio en la vida real lo mostrará también en la vida virtual. Y esa misma persona podrá cambiar de registro según sus interlocutores. No se habla igual en un grupo de amigos que ante un congreso de cardiología.
– Dentro de Internet, hay una serie de reglas que hay que conocer. Por ejemplo, el uso de las mayúsculas que en chats y correos electrónicos equivalen a gritar al interlocutor. Hay que cuidar esas normas de buenas maneras, lo mismo que no recurrir a expresiones groseras: parapetarse detrás de una pantalla no significa libertad para la mala educación.
En Internet, nuestra única distinción nos la otorgan nuestras palabras. Y así como una misma persona se pone una ropa para ir a la playa y otra para asistir a la ópera, así se deberían modificarse los registros para expresarse en Internet. En cualquier caso, el uso de esta nueva jerga ha de estar adaptada también a las reglas del saber estar y de la educación.
Por supuesto, habrá quien sólo disponga de ropa playera y no pueda hacer más; pero si tenemos la posibilidad, por nuestra formación, hemos de esforzarnos por saber estar en cada nivel.
Ignacio Iturbe
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