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Vínculo afectivo, una buena relación que nunca debe olvidar la autoridad del padre

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Los padres no deben olvidar que son ellos quienes tienen la autoridad en casa.

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La relación con los hijos es un punto a tener muy en cuenta y a cuidar al máximo. Crear un vínculo afectivo para que los niños confíen en sus padres y mantenerlo a lo largo de su desarrollo hasta la etapa adulta es una tarea que requiere esfuerzo y dedicación. Pero no hay que olvidarse de que una cosa es mostrarse cercanos a los menores y otra convertirse en uno de sus amigos.

No hay que confundir el vínculo con una relación de iguales, sino de confianza entre ambos. La autoridad no se puede perder frente a los hijos y por muy cercanos que se muestren los padres a los hijos, estos deben mantener la última palabra y nunca dar la impresión de que en realidad quiénes mandan en casa son los más pequeños.

¿Qué caracteriza al vínculo efectivo?

Desde Save The Children explican que el vínculo afectivo es algo que debe comenzar desde las etapas más tempranas del niño. Estas son algunas claves para conseguirlo:

– Atender de manera efectiva y averiguar qué le pasa a los hijos lo antes posible. Observación y escucha cuando hablan es la clave.

– Proteger pero sin alarma. Todo padre quiere que su hijo no caiga en peligros, pero tampoco se debe crear una continua sensación de miedo. Si el niño se cae, hay que darle la oportunidad de que se levanten, no dar la impresión de que ha sucedido algo terrible.

– Dedicar tiempo para jugar. Nada une más que jugar y pasarlo bien, de estos grandes momentos nacerá un fuerte vínculo.

– Límites y normas. El niño necesita orientaciones sobre cómo vivir en familia y cómo respetar los derechos de los demás para vivir en sociedad.

Partiendo de este último punto, la autoridad del padre debe estar al frente del vínculo afectivo. Es cierto que el padre protege a sus hijos, pero esto no quiere decir que tenga que ceder siempre ante todo. El niño también debe aprender a manejar la frustración y a aprender que no siempre puede obtenerse todo, en especial cuando la figura que tiene la última palabra en casa no es él.

Cómo hacer valer la autoridad

Lo mejor para dejar claro desde un primer momento que el padre maneja la autoridad es la de establecer normas claras. Estas también deben tener en cuenta la edad de los hijos, por lo que deben ser revisadas para ir dotando de mayor autonomía según vayan creciendo. De igual forma, cuanto más se vayan acercando a la edad adulta, los progenitores deben permitir que sus niños puedan ir pidiendo algún cambio, aunque la última palabra siempre la han de tener los mayores.

Hay que entender que la necesidad de diferenciarse de los padres, en especial en adolescentes es esencial para el desarrollo de su propia identidad. Lo extraño sería un joven no cuestione nada. El principal reto como padres es aceptar los cambios de esta etapa, ofrecer cuidados y estabilidad, respetando su necesidad de independencia y privacidad y sus nuevos gustos, pero sin olvidarse de su figura de autoridad.

Es importante mostrar actitud de escucha y reflexionar con los hijos sobre sus puntos de vista y los nuestros. Pero para evitar el conflicto nunca se debe ceder ante sus peticiones si hay dudas sobre la idoneidad de estas. Mostrar apoyo es una cosa que todo padre debe asegurar a sus hijos, pero decir sí a todo con el fin de no discutir no es una situación que convenga.

Damián Montero

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