Es curioso cómo los hijos ven a sus padres como una figura que siempre ha sido adulta. Sus mentes no son capaces de imaginar que alguna vez ellos tuvieron sus edades y pudieron vivir situaciones parecidas a las que ellos están atravesando. ¿La buena noticia? Que con las herramientas necesarias este pasado se puede utilizar para conectar y fortalecer el vínculo.
Desde la Academia Americana de Pediatría indican que el uso del pasado y los recuerdos de la juventud para plantear una crianza en positivo de los hijos. Además, esto permitirá que los padres puedan entender muchas actitudes de los niños al observarlas desde el prisma adecuado. Por otro lado, también se fortalecerá la comunicación en casa al facilitar el entendimiento entre generaciones.
Cómo usar los recuerdos de la niñez
Un buen uso de los recuerdos de la niñez de los padres es pensar en todos aquellos recuerdos que les marcaron. Se quiera, o no, esos momentos han ido fortaleciendo el carácter de los adultos y marcan el tipo de relación que se tiene con los hijos en el día de hoy. Por otro lado, también es una buena manera de tranquilizar a los niños cuando atraviesen situaciones similares.
Por ejemplo, el primer día de colegio, puede ser un contexto que genere mucho nervio y tensión en los niños. Los padres pueden recordar cómo fue su entrada en la escuela tiempo atrás para dar consejos que ayudasen y, de esta manera, conseguir que los hijos tomen este ejemplo gracias al pasado que se les ha recordado. Al mismo tiempo, evocar estos recuerdos, también facilitará reconocer influencias ejercidas sin darse cuenta.
A medida que se observa la influencia del propio pasado en los más pequeños, se podrán apreciar presiones no deseadas, como por ejemplo obligarlo a alcanzar un objetivo que no se pudo conseguir en la propia infancia. Esto permitirá comprender que la vida de los hijos es suya y son ellos quienes deben tomar decisiones. En cualquier caso, los recuerdos pueden ser fuente de los consejos que se quisieron recibir, pero que no aparecieron.
Hablar del pasado con nuestros hijos
El pasado de los padres no solo debe servir como fuente de inspiración para propios consejos. Es una buena idea para que los hijos aprendan sobre el legado familiar y tengan una perspectiva de su origen. Por ejemplo, conocer los juegos que más gustaban a sus padres facilita la cercanía entre ambas figuras ya que se entenderá que en su día fueron como ellos.
Por otro lado, compartir situaciones similares a las que atravesaron (como por ejemplo sentirse diferentes al resto), facilitará que se sientan apoyados y entendidos ya que verán arropados por alguien que vivieron lo mismo que ellos. Una excelente fórmula para apoyar el vínculo entre padres e hijos, así como asentar las bases para crear un clima de buena comunicación y respaldo mutuo.
Damián Montero
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