La pérdida de nuestros seres queridos nunca es un momento fácil y más aún si se trata de la persona con la que hemos compartido un proyecto de vida en común, y con la que hemos estado casados durante años. En el tema del testamento, la cuestión de la herencia parece especialmente compleja cuando los cónyuges han tenido hijos y relativamente sencilla cuando hablamos de matrimonios sin ellos.
Nada más lejos de la realidad, pues es habitual que las personas casadas sin hijos arrastren la falsa creencia de que al fallecer uno de ellos, recibirán toda la herencia del cónyuge fallecido. Una lógica que no se corresponde con nuestra legislación y que deja en una posición a menudo inesperada y no deseada por el fallecido al cónyuge superviviente sin hijos.
Hacer testamento si estás casado y no tienes hijos
Bajo esta premisa aun cuando las partes no tengan hijos, a la hora de determinar quién tendrá derecho a heredar y en qué medida es necesario tener en cuenta una serie de cuestiones.
1. ¿El fallecido estaba casado bajo el régimen de sociedad de gananciales?
En el caso de que el fallecido estuviera casado bajo el régimen de gananciales y su cónyuge le haya sobrevivido, con carácter previo a la repartición de la herencia será necesario proceder a la liquidación de la sociedad de gananciales.
En otras palabras, el cónyuge que aún vive tendrá derecho a recibir la mitad del valor que integra la masa ganancial, es decir bienes muebles e inmuebles adquiridos constante la sociedad de gananciales, pagados con dinero ganancial, los frutos del trabajo de las partes, etc.
Por su parte, la otra mitad de la masa ganancial junto con el resto de bienes privativos del cónyuge fallecido pasarán a integrar la masa hereditaria objeto del reparto.
En caso de que los cónyuges estuvieran casados en separación de bienes, solamente formarán parte de la herencia los bienes privativos que estuvieran a nombre del fallecido.
2. La importancia de otorgar testamento en un matrimonio sin hijos
En el caso de que el cónyuge fallecido haya otorgado testamento, siempre se deberá respetar la legítima. Así en el caso de que los ascendientes del cónyuge fallecido aún vivan estos últimos tendrán derecho a recibir al menos el tercio de la herencia. Por su parte, el cónyuge viudo tendrá derecho a recibir el usufructo de la mitad de la herencia.
Conviene señalar que en el caso de que el causante no cuente con ascendientes le corresponderá dos tercios en usufructo de los bienes, mientras que el resto de la masa hereditaria se repartirá en función de la última voluntad indicada por el testador.
3. Mi esposo/a fallecido/a no ha otorgado testamento, ¿y ahora qué?
En los casos en los que el esposo fallecido no ha otorgado testamento, nos encontraríamos ante una herencia ab intestato. En este sentido, se tendrá en cuenta el grado de parentesco para determinar la preferencia a la hora de heredar.
En estos casos, se seguirá un orden de llamamientos establecidos en nuestro Código Civil.
Los primeros llamadas a heredar serán los descendientes, que, al no existir en este caso, quienes serán llamados en segundo lugar serán los ascendientes.
En el caso de que los padres del cónyuge fallecido hayan sobrevivido a su hijo heredarán conjuntamente con el cónyuge. Concretamente, les corresponderá a los ascendientes la totalidad de la herencia, estableciéndose un reconocimiento de un usufructo de la mitad de la herencia a favor del cónyuge supérstite.
Sin embargo, para el caso de que no existan ascendientes, el cónyuge viudo heredará toda la masa hereditaria.
En definitiva, si bien pensar en la ausencia de nuestros seres queridos es una cuestión difícil de abordar, más vale prevenir que curar.
Un testamento otorgado a tiempo puede asegurar que nuestro cónyuge, con quien hemos compartido nuestra vida no se encuentre despojado de gran parte de aquello que siempre consideró suyo, tratando que la pérdida sea lo más llevadera posible.
Delia María Rodríguez. CEO y fundadora de Vestalia Asociados Abogados de Familia
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