La familia es un sistema social vivo y dinámico, en el que sus miembros se van enfrentando a retos, imprevistos y desafíos y donde nunca está de más contar con nuevos recursos. Compartimos tres ejercicios inspirados en la Psicología Positiva, que la familia puede utilizar para levantar el ánimo y la confianza en las fortalezas internas en momentos en que parece que no están accesibles.
3 técnicas de Psicología Positiva para practicar en familia
1. ¡Al rescate! Mis experiencias positivas
Para esta actividad, necesitamos papel, rotuladores de colores y ganas de conectar con buenas experiencias del pasado. Cada miembro de la familia escribe una lista de situaciones positivas en las que se sintió feliz, seguro, con éxito, orgulloso de si mismo. No tienen que ser grandes logros. Lo que importa es las sensaciones positivas que se evocan al recordar esos momentos. Se puede marcar un mínimo de experiencias – por ejemplo, cinco – pero no habrá tope máximo.
Si a alguien le cuesta conectar con esos instantes de éxito, el resto pueden ayudarle recordándoselo. Después se pondrán en común, con el mayor tipo de detalles posibles. Los padres pueden hacer preguntas relacionadas y acordes a la edad de los hijos, como ¿qué hiciste tú para que aquello sucediera? ¿qué no hiciste? ¿qué significó para ti esa experiencia? A continuación, cada uno hace un dibujo inspirado con lo que ha escrito y sentido mientras lo recordaba.
Para terminar, será importante guardar la lista y el dibujo en un sobre que la familia dejará en un lugar común y conocido para todos ya que podrá ser «rescatada» en aquellos momentos en que alguien de la familia dude de sus recursos a la hora de afrontar dificultades.
2. Las 3 cosas buenas
Este ejercicio se puede realizar diariamente a final del día, bien antes de dormir y/o durante la cena en familia. Es muy sencillo y eficaz a la vez. Consiste en que cada uno piensa en el día e identifica tres situaciones que le haya generado una emoción positiva. De nuevo, no se trata de cosas importantes, puede ser instantes pequeños desde una sonrisa hasta el sentir el sol en tu cara. Lo importante es que hayáis conectado con una sensación de bienestar.
Lo ideal es tener un cuaderno en las que escribir esas tres cosas buenas y, también, qué hiciste para que sucedieran. Esto último es importante porque permitirá conectar con la realidad de que a veces suceden cosas buenas tras una intervención o esfuerzo nuestro y otras veces, sencillamente, están ahí o se nos ofrecen.
Los padres, de nuevo, pueden acompañar animando el recuerdo y quitando la presión en el caso de que algún día no se recuerden tres momentos. La vida también es así y es importante validar esa sensación.
3. Lista de canciones positivas
En esta actividad, entre todos se crea una lista de canciones positivas para conformar una Lista Familiar. Para empezar, cada uno selecciona su Top Ten de canciones que le levanten el ánimo y le conecten con buenas sensaciones o recuerdos. Habrá que repartir un número limitado de vetos por persona a utilizar especialmente en aquellas canciones que, aunque positivas para unos, generen emociones desagradables en otros. Y, ya tenemos nuestra Lista Familiar.
A la hora de implementarlos, la creatividad es bienvenida para que cada familia puede adaptarlos a su realidad o incluso crear sus propias actividades. Y no olvidemos un ingrediente esencial para conectar y enganchar a los más jóvenes de la casa: la diversión y el juego.
Los efectos en el crecimiento, en el apego y en el bienestar que tiene un núcleo familiar positivo son conocidos, intensos, positivos y duraderos y si bien no tendrán el poder de evitar las crisis ni los problemas de nuestros hijos, sí ayudarán a generar una buena base de factores protectores para afrontarlos. Si además podemos jugar mientras los generamos ¿por qué no probarlo?
Marisa Méndez. Psicoterapeuta y Coach Sistémico Emocional. Psicólogos Pozuelo
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