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Síndrome del abuelo esclavo, ¿exigimos demasiado a los mayores?

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Las ayudas que en muchos casos prestan los abuelos en casa, pueden crearle una excesiva carga física y mental.
Las ayudas que en muchos casos prestan los abuelos en casa, pueden crearle una excesiva carga física y mental. – ISTOCK

La familia es un ente en el que apoyarse para pedir ayuda cuando hace falta esta. Y es que gracias a algunos parientes como los abuelos, la conciliación laboral es posible. Son ellos quienes pasan muchas tardes cuidando de sus nietos, permitiendo que los padres de estos cumplan sus obligaciones laborales. De esta forma se convierten en unos canguros que permiten que el hogar funcione de manera correcta.

Sin embargo, ¿se les exige demasiado a los abuelos? ¿Se cruza el límite que pasa de la ayuda a un familiar a la excesiva exigencia a los mayores? Desde Gaes se alerta de que estas personas de avanzada edad solo deben ser un ente en el que apoyarse en algunas ocasiones, nunca deben asumir labores excesivas que comprometan su bienestar. Si bien el afán de echar una mano puede ser loable, no hay que abusar de él.

Síndrome del abuelo esclavo

Tal y como dicen desde Gaes, la cooperación entre generaciones es una realidad que se refleja en nuestro día a día, sucede de manera natural y frecuente que los abuelos cuiden a sus nietos mientras los padres. Sin embargo, en el afán de ayudar muchos de estos mayores terminan por descuidar su propia salud e incluso enfrentándose a situaciones de excesiva carga y responsabilidad. Una situación a las que muchas personas han dado el nombre de «síndrome de los abuelos esclavos».

En muchos casos se observa cómo los abuelos van más allá de las ayudas en el cuidado de los pequeños de la casa y las tareas domésticas. De esta forma, la atención de sus nietos se convierte en un trabajo no remunerado, surgido como ya se ha dicho de las buenas intenciones de los mayores. Un exceso de carga en personas mayores que ya ha sido reconocido como un problema y desafío en algunos países.

Esta sobrecarga hace que los abuelos se enfrenten a problemas de estrés y sobrecarga emocional. Cabe tener en cuenta que esto sucede a unas edades en donde la forma física que se requiere para estas tareas no es la más apropiada. Hay varios elementaos que contribuyen a perpetuar este síndrome: por un lado están las enormes ganas de muchos abuelos de ayudar a sus familiares, que les llevan a dar más de lo que pueden.

Por otro lado, muchas personas mayores en esta situación no encuentran el momento ni la forma para quejarse de esta situación. Tienen miedo a que se les malinterprete. Por este motivo, ante la sobrecarga y los dolores de espalda muchos abuelos optan por callar. Y hay otro aspecto que es fundamental, los hijos suelen llevar una vida ajetreada y repleta de demandas que no pueden dejar de atender y no ven o niegan psicológicamente la evidencia de sus mayores.

Qué pueden hacer las familias

Sandra García Castañeda, Psicóloga del Instituto Barcelona de Psicología, destaca que bienestar emocional de los abuelos pasa por estar cerca de sus nietos y contribuir en mayor o menor medida a su cuidado, pero sin que esto suponga una sobrecarga. El equilibrio entre las relaciones familiares, el ocio y el tiempo libre tiene que ser un punto de referencia. Al mismo tiempo, el estado físico y psicológico de la persona también deberá entrar en consideración.

Aquellos abuelos que se sientan saturados, deben hablar de su situación a sus hijos. Esto no quiere decir que no puedan ayudar a sus familiares en diversidad de tareas, pero cuando se alcance un punto de saturación, hay que saber comunicarlo. Aunque en ocasiones la sobrecarga puede ser muy evidente, si no existe ninguna queja por parte de los mayores, si se niega la evidencia cuando se les pregunta, nunca se tomarán medidas.

Damián Montero

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