Actualizado 20/06/2024 14:06

Revisar el día antes de dormir: una práctica saludable para mejorar mañana

Archivo - Reflexionar cada noche sobre nuestro día para mejorarReflexionar cada noche sobre nuestro día para mejorar - ISTOCK 

Vamos siempre con tanta prisa que tanto a nosotros como a nuestros hijos se nos acumulan las tareas. Como no tenemos tiempo para revisar lo que hacemos, nos cuesta mucho corregir los errores y felicitarnos por los aciertos. Un rato de reflexión antes de dormir es una garantía para que mañana todo salga mejor.

En una sociedad marcada por la inmediatez, las listas de tareas pendientes y el ritmo trepidante, hemos perdido la costumbre de reflexionar un rato sobre la jornada antes de irnos a dormir. Se trata de hacer un examen de conciencia de lo que hemos hecho bien, lo que hemos hecho regular, lo que hemos intentado hacer bien y no nos ha salido y lo que nos ha salido de maravilla, ver cuánto amor le hemos puesto a cada tarea, darnos cuenta de si alguna la hicimos con tanta desidia que así salió de mal, y alegrarnos de los muchos propósitos que hemos conseguido a lo largo de la jornada. Con una valiosa radiografía del día, nuestra planificación para el día siguiente será mucho más eficaz.

Beneficios de revisar el día antes de dormir

Esto es válido para los adultos y para los menores. A los adultos nos ayudará a relativizar nuestros fracasos, nos enseñará a ser agradecidos con los éxitos y las personas que nos han acompañado en ese camino y nos permitirá descubrir pequeños puntos de mejora que se convertirán en nuestra lucha interior de mañana para que podamos superarnos a nosotros mismos.

A nuestros hijos les va a enseñar el valor de la perseverancia. Al hacer ese examen de conciencia y darse cuenta de cómo ha sido su día, también aprenderán que la vida es una constante carrera en la que lo importante no es triunfar o no caer nunca, sino estar preparados para levantarnos cuando caemos y seguir esforzándonos para alcanzar las metas propuestas.

Al principio podemos ayudarles a hacer esta reflexión cada noche, porque les costará revisar el día. Recorremos con ellos todo lo que han hecho, no sólo lo académico, sino que nos centramos también en lo personal, en cómo han tratado a sus amigos, en su actitud frente a las personas con las que han coincidido, y también en las emociones, en el modo en que han sabido hacer frente a las contrariedades que han ido surgiendo, en su capacidad para aceptar la crítica con humildad y para no vanagloriarse en exceso con los logros. Después, podemos proponer juntos cuál va a ser su compromiso al día siguiente, en qué quieren centrar la atención para mejorar.

Si nuestra familia es creyente, es un momento ideal para pedir perdón y dar gracias a Dios por los dones recibidos. Podemos utilizar las oraciones vocales de toda la vida para que se habitúen a pedir ayuda a su ángel de la guarda y para que comprendan aún mejor el valor del perdón.

Maria Solano. Profesora de la Universidad CEU San Pablo y directora de la revista Hacer Familia

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