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Cómo tener una buena relación con tus hijos sin convertirte en un amigo o colega

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Muchos padres quieren saber cómo tener una buena relación con sus hijos sin convertirse en un «amigo o colega». La línea entre padre y amigo a veces no está muy clara porque el equilibrio entre los actos para apoyarles y mantener el respeto puede ser muy difícil.

Lo que es fácil de entender es que los adolescentes van a tener muchos amigos, pero solo tienen un padre y una madre. Los padres tienen la obligación de buscar el equilibrio entre enseñar a los niños disciplina y límites, y apoyarles sin intentar convertirse en «coleguita» de sus hijos adolescentes.

3 claves para dar confianza de amigos sin hacerte su colega

Los padres pueden estar disponibles y dar apoyo a sus hijos adolescentes en u n clima de confianza con estas tres recomendaciones:

1. Crea un entorno familiar de aceptación libre y abierto
Los adolescentes maduran en un proceso integral continuado y se mueven sin esfuerzo entre el desarrollo cognitivo, el físico, el emocional, el psicológico, el moral, y el conductual -enmarcado en el contexto particular en el que vivan..

Esta perfecta integración entre todos los tipos de desarrollo desdibuja y difumina las distinciones. De hecho, la distinción entre las distintas áreas del desarrollo (cognitivo, físico, emocional, etc.) solo existen para nosotros, los padres. Sin embargo, nuestros hijos adolescentes no perciben fragmentación alguna cuando analizan quiénes son.

Nuestros hijos adolescentes en ocasiones cometerán errores y tomarán malas decisiones. Esto es algo que cabe esperar y que forma parte del proceso. A medida que vayan madurando y pasen más tiempo lejos de nosotros, su toma de decisiones les llevará de vez en cuando por el mal camino.

En este sentido, es fundamental que los padres desarrollen una tolerancia saludable ante las decisiones que tomen sus hijos adolescentes, pues esto les permitirá aprender a guiarse a sí mismos. Para saber qué cosas se deberían aceptar y qué cosas no se han de tolerar basta con responder a unas pocas preguntas sencillas:

– ¿Sufrirán algún daño (físico, mental, emocional, espiritual, etc.) nuestros hijos adolescentes si les dejamos que sigan? 
– ¿Sufrirá algún daño (físico, mental, emocional, espiritual, etc.) alguna otra persona si dejamos que nuestros hijos adolescentes continúen? 
– ¿Son su conducta, sus creencias o su desarrollo más o menos coherentes con los valores, los principios morales y las normas de nuestra familia?

Evidentemente, si nuestro hijo u otra persona van a sufrir algún tipo de daño o si nuestro hijo está haciendo algo que se aleja mucho de las normas y los valores de nuestra familia, en ese caso debemos intervenir y darle un leve codazo para que rectifique. El proceso de exploración que tiene lugar en la adolescencia no puede conllevar hacerse daño a sí mismo o al prójimo ni tampoco provocar un cisma familiar.

Sin embargo, si la respuesta a estas preguntas es «no», los padres pueden dejar que su hijo adolescente tire un poco de la cuerda para que encuentre su propio camino. La advertencia que hay que hacer ante esta postura, cuando no haya de por medio ninguna actividad peligrosa, nociva o que ponga en peligro la vida de nadie, es que se debe permitir que el adolescente sufra las consecuencias naturales de sus actos. Sin rescate posible.

Vivir en primera persona las consecuencias naturales de una mala decisión les permite a los adolescentes aprender de sus errores de una manera real y personal y además les da la oportunidad de idear soluciones, de pedir perdón o de comprender las implicaciones directas que tiene una conducta negligente o inadecuada.

2. Haz sitio para la autorreflexión
Evidentemente no podemos hacer que nuestros hijos adolescentes adopten la autorreflexión de manera espontánea, pero sí que podemos poner de nuestra parte para que se den las condiciones óptimas. Reserva un tiempo y un espacio para el silencio.

Restringir la televisión, los ordenadores, los videojuegos, el uso del teléfono y otros «devoratiempos» durante al menos un rato cada semana quizás consiga hacer un hueco en el horario de los adolescentes para que piensen y reflexionen sobre los avances logrados o sobre una posible ausencia de progresos. Fomentar el contacto con la naturaleza o las actividades solitarias y repetitivas (p. ej., correr, andar en bicicleta, tejer, pasear al perro, etc.) les puede ayudar a serenar su mente lo suficiente para poder procesar todo aquello que les está pasando, pensar qué quieren hacer y preguntarse qué tal creen que lo están haciendo. Este proceso les puede ayudar a entender mejor y a identificar qué creen que son.

3. Pregunta y aprende sobre distintas creencias
Ofrece a los adolescentes un hilo del que tirar para ver si así se abren a ti. Si se animan a empezar a hablar, déjales que se expresen libremente y que cuenten en qué creen y por qué. Si no se abren a la primera sigue intentándolo.

Recuerda que durante la adolescencia su personalidad es algo que va madurando progresivamente. Quizás en este momento nuestros hijos adolescentes estén ocupados procesando algo o se encuentren en una encrucijada. Crea y ofréceles un espacio seguro para que puedan explorar lo que están sintiendo y pensando. Adelante, no te pares; sigue haciendo preguntas para que no dejen de hablar.

Únicamente ten en cuenta que hemos de hacer todo lo que está en nuestras manos para brindarles nuestro apoyo y que hay que tratar de no juzgarlos. Si dejamos que nuestros hijos adolescentes nos hagan partícipes de sus pensamientos y de sus sentimientos, conseguiremos que esos conceptos abstractos que han estado circulando en su interior adquieran una forma más concreta al convertirse en palabras, lo que les ayudará a ver sus pensamientos y sus sentimientos con mayor claridad. Esto, a su vez, puede mejorar su capacidad para procesar ideas o les puede ayudar a tomar una decisión, en caso de que se encuentren en una encrucijada.

Si proporcionamos a los adolescentes información, un lugar seguro en el que expresar sus ideas y hablar de sus sentimientos y les damos la libertad de explorar y de cometer errores, estaremos construyendo una base sólida que sustente ese viaje de adolescencia.

Deanna Marie Mason, experta en educación y salud familiar. Autora del blog Dr. Deanna Marie Mason. Paternidad proactiva. Apoyo profesional para la familia moderna.

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