Naomi Stadlen es madre de tres hijos y abuela. Stadlen es psicoterapeuta y autora del bestseller internacional Lo que hacen las madres, obra que sigue siendo una de las más recomendadas por los lectores y los expertos de todo el mundo, y acaba de publicar Lo que aprenden las madres sin que nadie se lo enseñe.
Durante casi treinta años, en sus grupos de encuentro semanal Mothers Talking y en las reuniones mensuales de La Liga de la Leche ha escuchado a centenares de madres y en este libro recoge con empatía y calidez el proceso de ser madre, una experiencia que puede ser maravillosa y transformadora, y que requiere tiempo.
Desde una perspectiva tranqulizadora y reconfortante, Naomi Stadler examina los logros y los retos que deben afrontar las madres, desde la vuelta al trabajo, el rol del padre en la crianza o el valor de los encuentros con otras madres para compartir y resolver problemas y preocupaciones. En resumen, este libro no trata de qué «deben» aprender las madres, sino de lo que las madres dicen que han aprendido.
Feliz Día de la madre: la propia experiencia es transformadora
¿Qué tres cosas importantes celebra haber aprendido como madre sin que nadie se lo haya enseñado?
En primer lugar, he aprendido cuánto amor es capaz de sentir una madre por cada uno de sus hijos; en segundo lugar,que una madre y un padre se relacionan con sus hijos de formas distintas, y que se complementan entre ellos y en tercer lugar, que se debe escuchar a los niños.
¿Por qué confundimos cuidar con criar a los hijos cuando son actividades completamente distantas?
Es fácil confundir el cuidado de los hijos con la labor de ser madre. El cuidado de los niños es visible. Una amiga puede estar visitando a una madre y, al ver cómo baña a su hijo, pensar que parece una habilidad sencilla. Pero la madre está pensando: sabe que a su hijo le encanta jugar con el agua. Trata de mantener una conversación con su amiga y al mismo tiempo piensa en su hijo. Mucho tiempo atrás, muchas éramos como la amiga de esta madre: veíamos, pero no comprendíamos.
¿Por qué cree que las madres, sobre todo, las primerizas se sienten tan incomprendidas tras dar a luz durante su baja maternal?
La idea de la «baja de maternidad» es muy desconcertante. Suena como si estuvieras de vacaciones, a diversión y relajación.
La mayoría de las madres no están preparadas para la vida que empieza tras dar a luz.
Les resulta muy difícil explicarles a sus amigos que no han tenido hijos lo cansadas y nerviosas que se sienten.
El establecimiento del vínculo de apego cambia a las madres, ¿qué ocurre con sus sentimientos cuando se sienten desbordadas por el amor hacia su bebé?
Cada madre tiene su propia forma de explicar el amor que siente. En mi caso, parecía que el amor que sentía por mis hijos me suavizaba todo el cuerpo.
¿Tenemos las madres una intuición especial para saber qué es lo que les pasa a nuestros hijos y cómo cubrir sus necesidades?
Es difícil saberlo. Algunas madres parecen tener una conexión psíquica, mientras que el resto debemos esforzarnos mucho para entender qué necesitan nuestros bebés. Puede que la gente crea que las madres poseen una intuición especial porque les cuesta creer que hayan aprendido tantas cosas.
¿Cómo cree que conseguimos comunicarnos con nuestro bebé sin palabras, existe un código de diálogo único entre madre e hijo?
Cada madre y cada bebé descifran los signos del otro. Es posible que el bebé sepa más sobre su madre de lo que ella sabe sobre sí misma: cómo es el latido de su corazón, el ritmo de su respiración, su tensión. Ella aprende los signos de hambre, los signos de cansancio, y muchas otras cosas. A partir de unos signos muy sencillos se desarrolla todo un lenguaje preverbal entre los dos.
¿Es posible controlar la ira antes de perder el control con los hijos? ¿Por qué nos sentimos tan culpables y tan incomprendidas cuando nos enfadamos?
Las madres deben entender las razones por las que se enfadan. Su rabia tiene una dimensión política. No tiene nada que ver con los hijos.
¿Ser madre es lo más altruista que puede hacer una mujer? ¿por qué cree que los hijos no reconocemos el sacrificio que hacen nuestros padres hasta que lo somos?
Hablo de la cuestión del sacrificio materno en el libro cuando planteo que la crianza de los hijos es una experiencia espiritual. Esta es una de las cosas más importantes que aprenden las madres sin que nadie se lo enseñe.
Es frecuente escuchar a los hombres que han «perdido» a su mujer tras la maternidad al perder protagonismo por el bebé, ¿cómo se explica este hecho que suele ser temporal?
Puede que el padre fuera el hermano mayor y que, al nacer su hermano menor, perdiera la relación íntima que mantenía con su madre. El hermano pequeño acaparaba toda la atención de su madre. Y cuando nace su hijo, puede sentir lo mismo y revivir sentimientos profundos de soledad y tristeza.
¿Qué destacaría de su propia experiencia como abuela?
Disfruto de ser abuela. Mis nietos me enseñan lo que se siente al ser niño hoy en día, que dista mucho de mi propia infancia.
Marisol Nuevo Espín
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