Llevar una casa es una tarea que requiere planificación, dedicación y tiempo. Son muchas las cosas que debemos hacer para estar bien alimentados, ir limpios, ser puntuales… y la colaboración entre todos los miembros de la familia se hace imprescindible en estos casos.
Para realizar un reparto equitativo de las tareas domésticas y que tanto los padres como los hijos sepan lo que hay que hacer y cuándo, conviene negociar entre todos cómo vamos a repartirnos la limpieza de la casa, la compra, la plancha… Todos tenemos la responsabilidad de ser responsables y por tanto si agendamos las tareas en una libreta será más fácil organizar el día a día y compaginar las tareas del hogar con las obligaciones del trabajo y de los estudios.
Además, este reparto equitativo va a minimizar los conflictos en familia, ya que cada uno puede hacer dos listas distintas en función de sus preferencias. En la primera puede poner sus tareas favoritas o las que menos le molestan, y en la segunda las que menos satisfacción le reportan. De este modo, será más fácil llegar a un consenso, ya que no se trata de imponer el desarrollo de un determinado cometido, sino de trabajar por el bien de toda la familia.
5 pasos para repartir las tareas del hogar
Repartir las tareas del hogar, requiere de planificación, orden y coordinación para establecer lo que hay que hacer, cuándo y cómo. Conviene tener a mano un buen material de papelería como un bloc, una agenda o una libreta y bolígrafo en mano ponerse manos a la obra:
1. Planificación de todas las tareas del hogar
En primer lugar, conviene dejar claro qué es lo que hay que hacer, ya que en ocasiones, y sobre todo para los niños, se trata de un trabajo invisible en el que no reparan, y sin embargo deben entender que la nevera no se llena sola ni el baño dispone de un sistema de autolimpieza. Por eso, es importante elaborar una lista de las tareas del hogar que son prioritarias y de las responsabilidades que hay que repartir.
2. Listado de preferencias
En base a este listado general, cada uno hará sus dos listas de preferencias para dar a conocer a los demás qué es lo que más nos gusta o nos disgusta de las tareas del hogar.
3. Consenso y negociación
Ahora ha llegado el momento de negociar quién se ocupa de qué. Para ellos, nos sentaremos todos alrededor de una mesa e intentaremos llegar a un acuerdo. Es el momento de ajustarse, ceder, reconocer dificultades y establecer un reparto equitativo. Cada uno escogerá las actividades más le gusta hacer para que las desempeñe, si no hay objeción por parte de nadie, y las que odia se pondrán después en común para terminar de asignarse.
4. Creación de una lista
Agenda en mano debemos asignar a cada uno las responsabilidades que hay en la familia. En primer lugar, empezamos por las elegidas por cada uno y las que cada uno odia, si no coinciden, se asignarán a algún miembro de la familia que no las haya incluido en su lista negativa. Si coinciden, se pueden asignar por turnos semanales para que el peso de la tarea se reparta por igual. Si se da el caso de que quedan tareas sin asignar se pueden colocar en una lista a parte para volver a ellas, una vez hayamos hecho el reparto horario que viene a continuación.
5. Horarios y días de la semana
En función de la disponibilidad de tiempo dentro y fuera de casa, y de otros aspectos como exámenes a la vista o cierres de ejercicios, podemos establecer un horario equitativo para todos. En este sentido, hay que tener en cuenta el tiempo que se tarda en hacer cada tarea del hogar y la frecuencia con la que hay que realizarla para que todo el mundo, en función del rango de edad, emplee el mismo tiempo en la realización de sus responsabilidades en casa.
Con la asignación de las tareas del hogar, planchar, limpiar el baño, poner y colocar el lavavajillas, sacar la basura, pasear al perro, hacer la compra, cocinar, poner la lavadora… será mucho más fácil y no generará conflictos en casa.
Cada familia tendrá su propio sistema y todos los hijos, desde los adolescentes hasta los más pequeños, podrán implicarse. En el caso de los más pequeños, pueden empezar por cosas sencillas como recoger los juguetes, poner la mesa o dejar su ropa sucia en el cesto. Lo importante es que sientan que su colaboración es útil y que ellos también pueden participar en la agenda común como el resto de la familia.
Marisol Nuevo Espín
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