Papá, mamá… ¿qué será de nosotros si un día faltáis? Muchos padres se quedan paralizados ante esta pregunta y, es normal comenzar a pensar en cómo les cambiaría la vida a nuestros hijos si algo nos pasara y cómo harían frente a la multitud de gastos que llegan a primeros de mes como la hipoteca, los estudios de los niños o los recibos de la comunidad, el agua, el gas, la luz o el teléfono.
Tanto si falta el padre como la madre, hacer frente a los gastos habituales de una familia con esa importante bajada de ingresos se va convertir en una tarea dura y difícil. Sin embargo, si somos previsores es posible tener controlada esta situación gracias a los seguros de protección familiar.
Cuando nos empezamos a preocupar por lo que le puede pasar a nuestra familia si nos sucede algo, es el momento de contratar un seguro de protección familiar que deje cubierta económicamente a nuestra pareja y a nuestros hijos tanto si sufrimos un accidente, una situación de invalidez o el resultado sea el fallecimiento.
La finalidad fundamental de los seguros de protección familiar es la generación de un ahorro destinado a cubrir a la familia en caso de producirse una situación que afecte a su nivel de vida como puede ser el fallecimiento de las personas que aportan la mayor parte de los ingresos familiares. No obstante, también protegen a la familia en caso de accidente o enfermedad, siempre que impida al interesado/a seguir trabajando para obtener el rendimiento económico habitual.
¿Qué seguro de protección familiar nos interesa más?
Depende de la situación de cada familia y del momento o la edad de los asegurados. Y es que para que ningún imprevisto suponga un problema para el bolsillo de nuestra familia podemos elegir entre contratar un seguro de vida, un seguro de accidentes personales, un seguro de salud o enfermedad o bien un seguro de dependencia. Para decidir cuál nos interesa más, debemos conocerlos a fondo.
Los seguros de vida están indicados para las familias con hijos, es decir, para las parejas que tienen más de 30 – 35 años y son padres. Permiten amortiguar la pérdida de ingresos, ya que el producto asegura un capital o renta en caso de fallecimiento del asegurado, un complemento extra a la pensión de viudedad y otras coberturas complementarias como la invalidez o el fallecimiento por accidente.
El seguro de vida es un histórico y sigue siendo uno de los más demandados por los cabeza de familia. La póliza debe cubrir como mínimo 5 años de ingresos habituales hasta que la familia pueda alcanzar la recuperación. Por eso, a la hora de contratar la póliza es aconsejable hacer números para multiplicar por 5 los ingresos anuales de la familia y gestionar el seguro de vida en función de los mismos.
Estos seguros también cubren todos los gastos y gestiones que se deriven de la defunción como el entierro, el sepelio o el traslado del cuerpo, para que la familia no se ocupe de estos temas en un momento tan delicado.
Los seguros de accidentes personales están relacionados con el ritmo de vida que llevamos. Los viajes constantes de trabajo o por placer que nos obligan a conducir vehículos o tomar aviones, la práctica de deportes, ya sean o no de riesgo, o las profesiones donde el asegurado tiene riesgo de sufrir un percance, han contribuido a que cada vez más familias demanden este tipo de seguros y se hayan convertido en los más contratados de los últimos años.
Este seguro abonará todas las coberturas en caso de un accidente que desemboque en hospitalización o en incapacidad total temporal en caso de fallecimiento por accidente de circulación, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, fallecimiento de cónyuges en un accidente de tráfico con hijos menores de dieciocho años o incapacitados, cirugía plástica reparadora por accidente, incapacidad permanente y absoluta por accidente, incapacidad laboral total temporal, hospitalización por accidente… y además, contemplan una cobertura especial para sanitarios por contagio profesional del VIH y la hepatitis B, C y D.
Otro tipo de seguros de protección familiar son los conocidos como seguros de salud o enfermedad, que incluyen una cobertura sanitaria especial en caso de padecer una dolencia o enfermedad. Con una póliza de este tipo estaría cubierta la asistencia médica o quirúrgica, así como todos los gastos médicos que el asegurado necesite en un momento determinado en cualquier lugar del mundo. Si el resultado fuera una baja temporal o una hospitalización, también existe la opción de recibir una indemnización, previamente fijada en la póliza.
Y como cada vez vivimos más años y nadie desea ser una carga para sus hijos, las compañías aseguradoras han incluido en sus planes de protección familiar, los seguros de dependencia, para que los asegurados con discapacidad puedan seguir desarrollando su vida con tranquilidad económica a pesar de no poder valerse por sí mismos.
Los seguros de dependencia permiten cobrar una renta mensual si el asegurado alcanza la situación de dependencia, y otra equivalente a tres meses durante los primeros 31 días para ayudar con los gastos iniciales que precise para acondicionar su hogar o comprar los aparatos necesarios, como una silla de ruedas, que precise para desenvolverse.
Con esta póliza también te asegurarás cobrar el 100% de la renta vitalicia contratada y en caso de fallecimiento te asegurarás tú y tus herederos cobrar los 12 primeros meses de renta.
Estas son algunas de las posibilidades que tenemos para ser prudentes y contar con un seguro de protección familiar que sea versátil y que nos permita vivir con la tranquilidad de saber que si nos pasa algo, nuestros seres queridos no se quedarán sin la base que cubre sus primeras necesidades, sino que podrán continuar con sus estudios sin tener que empezar a trabajar antes de lo previsto.
Marina Berrio
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