El humor es un fenómeno muy presente en la historia de la humanidad. Se ha manifestado de diversas formas en todas las épocas, en las razas, culturas o clases sociales y en cualquier momento del ciclo vital de las personas (incluso en el lecho de muerte). Un ambiente familiar sano necesita de la presencia del humor positivo en la vida cotidiana, en cualquiera de sus formas.
Puede que una familia se identifique con un estilo humorístico concreto o que cada miembro tenga el suyo propio. Lo importante es que el humor sea el resultado de un ambiente protegido y sosegado. Que sirva para afianzar la cohesión entre sus miembros y ayude a afrontar los problemas cotidianos sin exceso de dramatismos.
Los términos del humor y su curiosa distinción
Los investigadores en psicología positiva se interesan especialmente por el estudio de este campo y diferencian algunos términos relacionados con el humor.
Así, la risa se conceptúa como una reacción psico-fisiológica caracterizada por una expresión facial reconocible (boca en una sonrisa cerrada o abierta, comisura de los ojos arrugados), vocalizaciones repetitivas (ja-ja, je-je), movimientos corporales (abdomen, hombros, cabeza, etc.), reacciones neurofisiológicas (cambios en los procesos respiratorios, circulación sanguínea, tensión muscular, sistema dopaminérgico, etc.).
Por otro lado, se define la hilaridad como la sensación subjetiva interna de bienestar o placer que se experimenta cuando nos reímos.
El término humor hace referencia a las diferentes fuentes o causas que provocan la risa.
Por último, el sentido del humor entendido como la capacidad de generar humor, provocando la risa en uno mismo o en los demás, o la habilidad de captar y experimentar el mismo ante fuentes ajenas.
Los secretos del humor para la psicología
La psicología, a pesar de sus esfuerzos por conocerlo, mantiene aún muchos aspectos que continúan sin resolver. Los principales problemas con que se topa son la falta de pruebas psicológicas para ‘medir’ el sentido del humor y la dificultad para saber con exactitud qué es y qué no es el humor.
En la última década, y gracias al empuje de la Psicología Positiva, se ha podido avanzar en su comprensión. Hoy en día conocemos algunos beneficios del humor en la calidad de vida de las personas:
– facilita la cohesión social
– favorece la creatividad
– protege frente al estrés y la depresión
– incide como papel protector de la salud de forma indirecta
El humor y sus tipos o categorías
Existen diferentes clases de humor que no cuentan aún con una clasificación consensuada por los investigadores. En la actualidad nos basamos en categorías que surgen a nivel popular. Algunos son el humor satírico, inteligente, absurdo, gráfico, espontáneo, irónico, constructivo, hiriente, ácido, o tipos asociados a categoría de colores (verde, marrón, negro, blanco, etc.).
Todos ellos podrían englobarse en dos tipos generales:
– El humor positivo. Aquel que produce bienestar a su autor y a quien lo recibe
– El humor negativo. Aquel cuyas consecuencias sobre quien lo emite y/o recibe genera malestar.
Éste último tiene un creciente éxito. Un ejemplo de ello podemos hallarlo en la mayor parte de los programas matutinos de las principales emisoras de radio. En ellos se realizan bromas pesadas a gente anónima, con la intención de llevarles al extremo de su enfado e ira para luego decirles que se trata de una broma. Son ejemplos de humor negativo (pues se basan en provocar malestar en los demás) y lamentablemente se ofrecen hoy en día como modelo para muchos jóvenes -incluso niños- que los escuchan a diario, sin ningún control por parte de los adultos.
Educar a los niños en el sentido del humor
En las familias es importante fomentar y educar a los niños en el sentido del humor. Es ahí donde, como si de un laboratorio de pruebas se tratara, cada miembro pone a prueba su sentido del humor y capta si éste es exitoso, molesto, inoportuno, positivo. A base de estrategias por ‘ensayo-error’, cada cual puede ir descubriendo un estilo propio. De aquí surge una base fundamental en el desarrollo de las competencias sociales futuras.
Existe un mito extendido que afirma que tener sentido del humor equivale a saber contar chistes. Otro mito que considera que hay gente que nace con el don de ser ‘gracioso’ y otros sin él. Nada más lejos. Todos pueden poseer dosis de humor. Lo importante es que cada uno descubra su estilo humorístico propio y tenga la confianza de expresarse. El humor puede aprenderse, incluso entrenarse. Para ello, los adultos juegan un papel fundamental al servir de modelos a los más pequeños.
Puede que algún miembro de la familia tenga más ‘éxito’ que otros con su humor. Es importante reforzar también a estos otros, menos ocurrentes, animándoles a intentarlo y darles mayor protagonismo y confianza. Una amplia variedad en estilos de humor saludables confiere un ambiente muy enriquecedor en el hogar.
El humor en una familia ayuda enormemente a afrontar los problemas cotidianos. También se sabe que predispone a relativizar las dificultades diarias, fomenta la cohesión y ayuda a no tomarse a uno mismo demasiado en serio cuando es preciso. Sirve como instrumento para interrumpir discusiones difíciles de resolver y puede emplearse para comunicar mensajes importantes que podrían herir susceptibilidades si se comunican en un tono serio.
En definitiva, una familia con humor es más familia.
Alfonso Sánchez-Carpintero. Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
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