El tiempo que se invierte en la familia es una elección siempre buena y que reportará felicidad, buenos recuerdos y fomentará el vínculo entre los miembros del hogar. Sin embargo, en los últimos años ha aparecido un enemigo que roba horas a estos momentos juntos y que hace que la relación entre padres e hijos ya no sea tan fuerte como en épocas pasadas, las nuevas tecnologías.
Así lo explica, quien Catherine Steiner-Adair, psicóloga de la Universidad de Harvard, en su libro «La Gran Desconexión«. En estas páginas, la autora explica que las nuevas tecnologías están alejando a los padres de sus hijos y no solo porque los más pequeños pasen demasiado tiempo frente a sus pantallas. Los mayores también realizan un uso abusivo de estas tecnologías, lo cual no favorece un clima de diálogo en casa.
Enfriamiento de las relaciones
Para alcanzar sus conclusiones, Steiner analizó cerca de más de mil niños y a unos 500 padres. También se entrevistó con los centros escolares para conocer más del uso de las nuevas tecnologías que hacían los alumnos. Una investigación en la que se descubrió que la expansión del acceso a internet hace que se estén enfriando las relaciones en casa. Los padres sienten que están perdiendo una conexión con sus hijos y ellos, al mismo tiempo piensan que sus progenitores se alejan.
«Lo que escucho de los niños, tan pronto como tienen edad suficiente para saber la palabra, es ‘hipócritas‘. Alguno de ellos me dice: ‘Mis padres son unos hipócritas. Dicen que no puede haber teléfonos en la mesa, y luego contestan a llamadas’. El problema en muchos padres es hacer lo que mandan hacer a sus hijos», explica Steiner.
Ante esta situación, esta psicóloga anima a la coherencia entre el uso de estos dispotivos y los valores de la familia. Para ello hay que aprovechar actividades como las comidas en familia, una hora del día que no debe ser desaprovechada con las nuevas tecnologías. Padres y niños deben hablar al sentarse en la mesa de sus pensamientos, sentimientos y cómo ha ido la jornada.
Alteración del comportamiento
La excesiva atención de algunos padres a sus smartphones está teniendo serias consecuencias como la desatención de algunos aspectos importantes como la educación de los más pequeños. Así lo indica una investigación de la Universidad de Illinois, un trabajo enfocado a comprobar la relación entre el uso que dan los progenitores a sus móviles y el comportamiento de sus hijos. Una conducta que puede empeorar cuanta más atención prestan los padres a las pantallas y no a lo que tienen cerca de ellos.
La Universidad Estatal de Illinois congregó a 168 madres y a 165 padres de hijos pequeños de 170 hogares distintos. Los investigadores realizaron un cuestionario a estos adultos sobre el uso de sus smartphones, tablets, ordenadores portátiles y otras tecnologías. La segunda pregunta se centraba en el estado de la relación familiar y si se habían apreciado algunas alteraciones en el comportamiento de los más pequeños.
Al mismo tiempo se pidió a los padres que calificarán su nivel de dependencia a estos dispositivos, en función de la capacidad para resistirse a revisar los mensajes y preocuparse por las llamadas. Los participantes del estudio también reportaron con qué frecuencia los dispositivos acaparaban su atención cuando deberían estar ocupados con sus hijos de alguna otra forma.
En torno a la mitad de los padres afirmaron que la tecnología normalmente interrumpía el tiempo que pasaban con sus hijos tres o más veces al día. Por su parte, un 24% señalaron que esto sucedía dos veces al día, y un 17% reportó que esto sucedía una vez al día. Por sexo, las madres eran quienes más percibían que el uso del smartphone era más problemático que en el caso de los hombres.
Damián Montero
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